Obra de Ferdinando Fuga (1741) está posicionada hacia el mediodía, con un pórtico de cinco aberturas en la parte baja y tres en la galería superior que cubre los magníficos mosaicos del siglo XIII pertenecientes a la antigua fachada. Los mosaicos están engarzados en la sugestiva cornisa como si fueran joyas preciosas y representan el nacimiento de la Basílica con María Santísima que se aparece en un sueño al Papa Liberio y al patricio romano Juan y les indica el lugar donde debía construirse su templo. Un acontecimiento excepcional dio fuerza a la voluntad divina: el 5 de agosto del 358 una nevada cubrió la colina del Esquilino y en la misma nieve el Papa indicó el perímetro de la futura Basílica.
El autor de los mosaicos es Felipe Rusuti; la majestuosidad de esta obra acoge a los visitadores y les provocan una emoción tan especial que les da la sensación de estar más cerca de la grandeza de Dios. Debido a su valor inestimable se puede acceder con una visita guiada que toca la sensibilidad de aquellos que con admiración contemplan esta obra de arte. Se atribuye a las obras de Fuga, tanto en la galería como en el pórtico, un evidente estilo barroco y pictórico.
A través de un estudio del espacio el artista ha dado lugar a una estructura arquitectónica original: a los cinco vanos de abajo, que dan acceso al pórtico, corresponden los tres de la galería superior con un juego de huecos que da alivio a la espesura de las columnas, adornadas por racimos de uva, a los agudos arcos de medio punto, a los frontones, a las cornisas, a los capiteles, a las guirnaldas, a los amorcillos, a las estatuas que representan a San Carlos, a B. Albergoni y a los Santos Pontífices. En este escenario, casi aislada del resto de los personajes, aparece la Virgen María llevando en sus brazos al Niño Jesús. Los artistas que llevaron a cabo el trabajo fueron Lironi, Bracci, Maini, Slodtz, Della Valle y otros más. La primera piedra de esta fachada -que, dejándonos vislumbrar el juego policromo y el centelleo de la pared musiva, es como un tabernáculo plásticamente sentido- fue colocada por Benedicto XIV el 4 de marzo del 1741.
Los trabajos realizados en la fachada y dentro del templo terminaron en el año 1750. El Papa Lambertini, refiriéndose a toda la obra de restauración, pronunció la famosa frase sarcástica: "Se decía que éramos empresarios de teatro porque parecía un salón de baile". La estructura arquitectónica de los dos palacios laterales es la siguiente: la parte derecha está realizada por Ponzio (1605) y la izquierda por Ferdinando Fuga (1743) construida después de 138 años para poder unificar la fachada de la basílica. Los dos ángeles situados en la puerta central representan respectivamente la Virginidad, obra del Maini y la Humildad realizada por el Bracci.