Esta mañana, en el
Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco ha recibido en
audiencia a los miembros del Movimiento "Foi et Lumière
international".
Publicamos a
continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes
durante el encuentro:
Discurso del
Santo Padre
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Les
doy la bienvenida y agradezco al Sr. Raúl Izquierdo García sus
palabras de presentación. Celebráis vuestro Jubileo: es una hermosa
ocasión para la gracia, para reconocer los dones que el Señor os ha
concedido durante estos años de camino y para expresarle vuestra
gratitud. Y, al mismo tiempo, este Jubileo se convierte también en
una oportunidad para mirar al futuro, a la tarea que el Espíritu
Santo os sigue confiando y a los frutos que la Iglesia sigue
esperando de Foi et Lumière, por la vocación y la misión que ha
recibido del Señor.
Han
pasado cincuenta años desde aquella peregrinación a Lourdes en la
Pascua de 1971, a la que fueron invitadas personas con discapacidades
mentales, sus familias y muchos amigos. Desde ese momento, bajo la
mirada amorosa de María, comenzó la experiencia de Foi et Lumière:
el Espíritu Santo sugirió el nacimiento de algo que nadie había
previsto, a saber, vuestras comunidades, en las que celebráis la
alegría, la reconciliación y la comunión mutua. Así, la luz y la
fuerza del Señor resucitado han dado esperanza a tantas personas que
se sentían excluidas y rechazadas, a veces incluso en la Iglesia.
Desde
aquel momento, el Espíritu Santo acompañó el camino de vuestro
Movimiento y nacieron muchas comunidades de "Fe y Luz" en
muchos países de los cinco continentes, llevando un mensaje de amor
y acogida. Este mensaje es el corazón del Evangelio. Nos recuerda
que toda persona, también y sobre todo la más pequeña y frágil,
es amada por Dios y tiene un lugar en la Iglesia y en el mundo. Es el
"evangelio de la pequeñez", como nos recuerda San Pablo
cuando escribe a los Corintios: ""¡Mirad,
hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según
la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido
Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha
escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo
plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para
reducir a la nada lo que es. Para que ningún mortal se gloríe en la
presencia de Dios."
(1
Cor
1,26-29).
La
presencia de Foi et Lumière ha sido y es una profecía,
porque a menudo las personas más frágiles son descartadas,
consideradas inútiles. Y vuestra profecía es aún más importante
hoy, para combatir la cultura del descarte y recordar a todos que la
diversidad es una riqueza y nunca debe convertirse en motivo de
exclusión y discriminación.
Estos
cincuenta años de vida de Foi et Lumière pueden verse como
una gran peregrinación, como una continuación ideal de la primera
peregrinación. Y es también un viaje ecuménico, porque en vuestras
comunidades se encuentran personas de diferentes confesiones
cristianas: católicos, protestantes, anglicanos, ortodoxos... Un
signo de comunión, un germen concreto de unidad. Son precisamente
las personas más frágiles las que se convierten en fuente de
reconciliación, porque nos llaman a todos a un camino de conversión.
El
tramo del camino que habéis recorrido es largo y lleno de frutos,
pero todavía hoy en la Iglesia y en el mundo hay tantos que en su
pequeñez y fragilidad son olvidados y excluidos. Por eso os animo a
continuar, con la fuerza del Espíritu Santo, vuestra presencia
acogedora; que vuestras comunidades sean siempre lugares de
encuentro, de promoción humana y de fiesta para todos los que
todavía se sienten marginados y abandonados. Sed un signo de
esperanza para las familias que viven el nacimiento de un hijo con
discapacidad, para que nadie se encierre en sí mismo, en la tristeza
y la desesperación.
Dentro
de las comunidades cristianas, os invito a tener el estilo evangélico
de la levadura: no os aisléis ni os cerréis, participad en cambio
en la vida de la Iglesia en las parroquias y en los barrios, aportad
vuestra experiencia y dad testimonio de la opción de Dios por los
últimos, los pequeños, los excluidos. Que el espíritu de comunión
y de amistad, que forma parte de vuestro carisma, os haga siempre
instrumentos de reconciliación y de paz, especialmente allí donde
hay conflictos y divisiones.
El
emblema que representa vuestra experiencia, vuestro "logo",
es un barco en un mar agitado, mientras el sol surge de las nubes
después de la tormenta. Durante esta pandemia, he recordado a
menudo, pensando en el episodio evangélico de los discípulos en la
tormenta, que todos estamos en la misma barca; y por eso os confirmo
en vuestro compromiso: ser, en las tormentas que viven las personas y
las familias, una pequeña barca en la que todos puedan encontrar
sitio, con la certeza de que en esa misma barca está el Señor
Jesús. Que el sol de la fe y la esperanza, que surge de las nubes de
nuestros miedos e inseguridades, os acompañe siempre en el camino
que aún os espera. Que el Señor os bendiga y que la Virgen os
proteja. Y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.