Sigue el telegrama de pésame por el fallecimiento, ayer 4 de septiembre, de S.E. el cardenal Roger Etchegaray, del Título de la Iglesia suburbicaria de Porto Santa Rufina, Presidente emérito de los Pontificios Consejos Justicia y Paz y Cor Unum, enviado por el Santo Padre a S.E. Mons. Marc Aillet, obispo de Bayonne.
A Su Excelencia Monseñor Marc Aillet
Obispo de Bayona, Lescar y Oloron
Bayonne
Al recibir con gran pena la noticia de la muerte del cardenal Roger Etchegaray, deseo expresarle mi más sentido pésame y mi unión en la oración. El cardenal Roger Etchegaray, que confío a la misericordia de Dios, ha marcado profundamente la vida de la Iglesia en Francia y de la Iglesia universal. Desde Bayona, su diócesis de origen, hasta Marsella, de la que fue arzobispo, ha sido un pastor celoso y amado por las personas a las que había sido llamado a servir. Nombrado a Roma por san Juan Pablo II, al frente de los Consejos Pontificios Justicia y Paz y Cor Unum, luego como Vicedecano del Colegio de Cardenales, fue un asesor escuchado y apreciado, especialmente en las situaciones delicadas para la vida de La Iglesia en diferentes partes del mundo. Guardo un recuerdo emocionado de este hombre de profunda fe y de mirada dirigida hacia los confines de la tierra, siempre alerta cuando se trataba de proclamar el Evangelio a los hombres de hoy. ¡Que el Señor reciba a su siervo en su paz y en la alegría que nunca termina! Como prenda de consuelo, le concedo, Excelencia, la bendición apostólica, así como los obispos presentes, a los familiares del cardenal fallecido, a sus antiguos diocesanos de Marsella y a todas las personas que participarán con esperanza en la celebración de la funeral.
Franciscus Pp.