Después de la catequesis Francisco recordó que ayer en Osaka, Japón, fue proclamado beato Justo Takayama Ukon, fiel laico japonés, muerto mártir en Manila en 1615. “Antes que hacer concesiones –dijo- renunció a honores y riquezas aceptando la humillación y el exilio. Permaneció fiel a Cristo y al Evangelio; por eso representa un admirable ejemplo de fortaleza en la fe y de entrega en la caridad”.
También habló de la Jornada de oración y reflexión contra la trata de personas que este año está dedicada en particular a los niños y a los adolescentes y animó a todos los que de diferentes maneras ayudan a los menores esclavizados y abusados a liberarse de esa opresión. “Deseo que cuantos tienen responsabilidades de gobierno combatan con decisión –subrayó- esta plaga, dando voz a nuestros hermanos más pequeños, humillados en su dignidad. Es necesario hacer todos los esfuerzos posibles para acabar con estre crimen vergonzoso e intolerable”.
“El sábado próximo memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes,–añadió- se celebrará la XXV Jornada Mundial del Enfermo. La ceremonia principal tendrá lugar en Lourdes y estará presidida por el cardenal Secretario de Estado. Invito a rezar, por intercesión de nuestra Santa Madre, por todos los enfermos, especialmente por los más graves y solos, y también por todos los que los cuidan”.
Francisco, improvisando, volvió a referirse a la Jornada de oración y reflexión contra la trata de personas, “que se celebra hoy porque hoy es la fiesta de santa Josefina Bakhita –explicó enseñando un folleto con la foto de la santa-. Esta muchacha esclavizada en África, explotada, humillada, no perdió la esperanza y siguió su fe, acabando por llegar como migrante a Europa. Y aquí sintió la llamada del Señor y se hizo monja. ¡Recemos a santa Josefina Bakhita por todos los migrantes, los refugiados, los explotados que sufren tanto, tanto!”.
“Y hablando de migrantes expulsados, explotados quisiera rezar hoy con vosotros, de forma especial por nuestros hermanos y hermanas Rohinya: expulsados de Myanmar, vagan de un sitio a otro porque nos les quieren…Son gente buena, gente pacífica. No son cristianos, son buenos, ¡son nuestros hermanos y hermanas! –exclamó el Pontífice- Hace tantos años que sufren. Han sido torturados, asesinados, sencillamente porque siguen sus tradiciones, su fe musulmana. Recemos por ellos. Os invito a rezar por ellos a nuestro Padre que está en los cielos, todos juntos, por nuestros hermanos y hermanas Rohinya”. Después de rezar con los presentes un Padrenuestro, el Papa invocó de nuevo a santa Josefina Bakhita, pidiendo que rezase por todos nosotros y dedicando a la santa un gran aplauso