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Regina Caeli: La Ascensión, promesa de nuestra participación en la plenitud de la vida ante Dios, 09.05.2016

Ciudad del Vaticano, 8 mayo de 2016 .-”En la Ascensión de Jesús, el Crucificado Resucitado, está la promesa de nuestra participación en la plenitud de la vida ante Dios”, ha asegurado el Papa Francisco esta mañana antes de rezar el Regina Caeli con miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. El Santo Padre ha recordado que hoy en muchos países se celebra la Ascensión de Jesús al cielo,acaecida cuarenta días después de Pascua.

“Contemplamos el misterio de Jesús que sale del nuestro espacio terrenal para entrar en la plenitud de la gloria de Dios llevando consigo nuestra humanidad. Es decir, nuestra humanidad entra por primera vez en el cielo”, explicó Francisco, citando después el evangelio de san Lucas que narra también la reacción de los discípulos que no se sintieron desamparados, sino que regresaron contentos a Jerusalén porque ya no temían a la ciudad que había rechazado al Maestro, que había sido escenario de la dispersión de los discípulos y de la violencia de un poder que se sentía amenazado.

“Desde aquel día para los apóstoles y para todo discípulo de Cristo -prosiguió- fue posible vivir en Jerusalén y en todas las ciudades del mundo, incluso en las más atribuladas por la injusticia y la violencia, porque sobre cada ciudad hay un mismo cielo y todos sus habitantes pueden levantar los ojos con esperanza. Jesús, Dios, es un hombre verdadero, con su cuerpo de hombre en el cielo. Esta es nuestra esperanza, es nuestra ancla y nosotros estamos firmes en esa esperanza si miramos al cielo. En ese cielo vive el Dios que se ha revelado tan cercano a nosotros como para tomar un rostro humano, el de Jesús de Nazaret .Es para siempre...Emmanuel, el Dios con nosotros y no nos deja solos”.

Y los discípulos, después de haber visto al Señor subir al cielo regresaron a la ciudad como testigos anunciando con alegría a todos la vida nueva que viene del Crucificado Resucitado en cuyo nombre se predicará a todos los pueblos la conversión y el perdón de los pecados. “Este es el testimonio, que se da no solo con las palabras sino con la vida diaria, que cada domingo tendría que salir de nuestras iglesias para entrar durante la semana en las casas, las oficinas, las escuelas, en los lugares de encuentro y diversión, en los hospitales, en las cárceles, en los hogares de ancianos, en las zonas repletas de inmigrantes, en las periferias de las ciudades”, reiteró el Papa.

En este anuncio y en este testimonio estaremos revestidos, como anunció Jesús, de la potencia de lo alto, es decir de la potencia del Espíritu Santo que abre las mentes y los corazones para anunciar amor y misericoridia incluso en los ambientes más refractarios. El Espíritu Santo es “el verdadero artífice del testimonio multiforme que la Iglesia y cada bautizado dan al mundo”, finalizó el Santo Padre invitando a la preparación para la fiesta de Pentecostés que se celebra el próximo domingo.