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6 de mayo: Juramento de los reclutas de la Guardia Suiza, 06.05.2016

El 6 de mayo, en conmemoración de la muerte de 147 soldados helvéticos caídos en defensa del Sumo Pontífice durante el Saco de Roma (1527), juran bandera los reclutas de la Guardia Suiza. Este año son 23 los que esta tarde pronunciarán el solemne juramento en el Patio de San Dámaso del Palacio Apostólico y mañana serán recibidos, junto con sus familiares, en audiencia por el Papa Francisco.

La jornada de los reclutas se abrió esta mañana con la santa misa celebrada en la basílica de San Pedro por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, que en su homilía invitó a los futuros guardias a ser testigos de Cristo en el mundo actual a pesar de las dificultades. “Sed testigos de Cristo, también en vuestra patria, Suiza -dijo- en un mundo que desea la luz y la vida pero a menudo no tiene el valor de acogerla, en medio de los jóvenes como vosotros, que están hambrientos de sentido y de plenitud, para que podáis decirles que vale la pena proponerse cosas grandes y hermosas, aunque lleven aparejado el compromiso y la entrega y vayan acompañadas de alguna fatiga”.

“Queridos guardias no esperéis -exhortó el cardenal- empezad ya desde hoy a testimoniar -con vuestra fidelidad en el servicio cotidiano por el Santo Padre, con vuestra fraternidad, y las buenas relaciones entre vosotros, con vuestro ejemplo en la fe- que el Señor está vivo, tiene compasión y es misericordioso, que se acerca a los hombres, que quiere dar paz, alegría y plenitud verdadera para curar todas las heridas”.

“Miremos a vuestros santos patrones que hoy, en el momento del juramento, con la mano derecha levantada hacia el cielo, invocaréis para que os ayuden a cumplir lo que prometéis. Sus corazones estaban llenos de esa alegría del Señor que ninguno puede arrebatar. Así, los santos Martín, Sebastián y Nicolás de Flüe supieron ser verdaderos instrumentos en las manos de Dios, allí donde el Señor los condujo y ante cualquier cosa que les pidiera: como soldados u obispos, como guardias y mártires, como padres de familia, ermitaños o consejeros de paz. Pidamos por tanto la intercesión de María Santísima, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y de los santos patronos de la Guardia para ser dóciles instrumentos de Dios y para mostraros ante los hombres y las mujeres de nuestro mundo como testigos verdaderos de Cristo”, finalizó el purpurado.

La Guardia Suiza Pontificia efectúa, además de los servicios de seguridad (control de las entradas, servicio de seguridad, servicios de salvaguardia de las personas) los servicios de honor (audiencias, recepciones, misas), pero la misión principal del Cuerpo es vigilar constantemente la seguridad del Santo Padre y de sus residencia. Entre sus tareas complementarias se encuentran la de acompañar al Santo Padre en sus viajes y la de proteger al Colegio Cardenalicio cuando la Sede Apostólica está vacante.