Publicamos a continuación el mensaje que el Santo Padre Francisco envió a los organizadores y participantes en la VII Reunión del Foro del los Pueblos Indígenas:
Mensaje del Santo Padre
Mensaje del Santo Padre Francisco
a los organizadores y participantes en la VII reunión
del Foro de los Pueblos Indígenas
A Su Excelencia
señora Myrna Cunningham
Presidenta del Comité Directivo
del Foro de los Pueblos Indígenas en el FIDA
Excelencia:
Deseo dirigir un saludo a cuantos asisten a este encuentro y hago votos para que sea un espacio significativo de debate, estudio y reflexión sobre las prioridades, preocupaciones y justas aspiraciones de las comunidades originarias.
El tema escogido, El derecho de los Pueblos Indígenas a la libre determinación: una vía para la seguridad y la soberanía alimentarias, nos llama a reconocer el valor de los pueblos originarios, así como la herencia ancestral de conocimientos y prácticas que enriquecen positivamente a la gran familia humana coloreándola con los variados rasgos de sus tradiciones. Toda ella descubre un horizonte de esperanza en la hora presente, marcada por intensos y complejos desafíos y no pocas tensiones.
La defensa del derecho a preservar la propia cultura y la identidad pasa necesariamente por el reconocimiento del valor de su contribución a la sociedad y por la salvaguardia de su existencia y de los recursos naturales que necesitan para vivir. Algo que se ve gravemente amenazado por el incremento del acaparamiento de las tierras de cultivo por parte de empresas multinacionales, los grandes inversionistas y los Estados. Son prácticas que producen daños, amenazando el derecho a una vida digna de las comunidades.
La tierra, el agua y los alimentos no son meras mercancías, sino la base misma de la vida y del vínculo de estos pueblos con la naturaleza. Defender, pues, estos derechos no es sólo una cuestión de justicia, sino la garantía de un futuro sostenible para todos. Animados por el sentido de pertenencia a la familia humana podremos conseguir que las generaciones futuras gocen de un mundo en consonancia con la belleza y la bondad que guiaron las manos de Dios al crearlo.
Suplico a Dios Todopoderoso que estos esfuerzos sean fructíferos y sirvan de inspiración a los responsables de las Naciones, de manera que se tomen las medidas adecuadas para que la familia humana camine unida en la consecución del bien común, de modo que nadie se vea excluido ni postergado.
Vaticano, 10 de febrero de 2025
FRANCISCO