Esta mañana, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a los miembros de la Cáritas de la Diócesis de Toledo (España).
Publicamos a continuación el saludo que el Papa les dirigió durante la audiencia:
Discurso del Santo Padre
Querido hermano, señoras y señores:
Al recibirlos en esta casa, quise unirme a su acción de gracias por los sesenta años de servicio de caridad en la Iglesia de Toledo. Un compromiso que, según pude observar, va más allá del bien concreto que se le puede hacer a una persona, asumiendo el desafío de ser motor de cambio dentro de la sociedad mediante la difusión del espíritu de caridad y de justicia, para despertar en todos los que tengan buena voluntad una conciencia más fraterna. O sea, nuestra fraternidad a veces se adormenta o no crece, y cuando se fomenta una conciencia más fraterna es para despertar y para hacerla crecer.
De ese modo, ustedes no son sólo un ejemplo de civismo o de filantropía, sino que se convierten en instrumentos de evangelización, a través del lenguaje universal de las obras de caridad. Es curioso, las obras de caridad no necesitan traductor, no hay un diccionario para traducir, es lenguaje universal, lenguaje universal de las obras de caridad, las entiende todo el mundo, es que es un idioma comprensible para todos, escrito con el testimonio y el esfuerzo de todos los agentes de Cáritas, comprometidos con Jesucristo y con su Evangelio.
Una meta, ciertamente alta, que se realiza por medio del trabajo artesano de cada uno de los responsables de la acción sociocaritativa, a partir de una formación humana y espiritual que les permita confrontarse sólidamente con los problemas sociales, siempre cambiantes, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Sin olvidar jamás el espíritu de colaboración y sinodalidad con tantas realidades pastorales que conforman el conjunto de la Iglesia diocesana.
Hermanas, hermanos, los animo a seguir adelante en este esfuerzo, aprendiendo siempre del Señor, en el libro vivo de la oración, y la lectura de su Palabra, en el libro vivo de la vivencia de los sacramentos, y de la escucha atenta a la voz de sus Pastores y de su presencia en la Eucaristía y en aquellos a los que sirven. Una cosa que les pido es que sean maestros de esta sabiduría, de esa sabiduría que el mundo necesita tanto. La necedad es impresionante, se vende y se compra la necedad, y los precios no son de ofertas, de liquidación, son precios de estación, precios caros. Y, por favor, les pido que recen por mí.
Que Jesús, en cada persona que no tiene donde reclinar la cabeza, los bendiga, y la Virgen Santa, en aquellas que no encontraron quien las acogiera, los acompañe siempre.