Al sr. Mohamed Abdelsalam
Secretario General del Premio Zayed a la Fraternidad Humana
Con ocasión del Día Internacional de la Fraternidad Humana 2024, que también marca el quinto aniversario de la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana, envío un cordial saludo y sentimientos de cálida amistad a todos los presentes en la entrega del Premio Zayed de este año.
Es alentador comprobar que el camino de diálogo, acompañamiento y estima mutua iniciado en Abu Dabi hace cinco años, sigue dando sus frutos. En particular, deseo renovar mi gratitud al Dr. Ahmad Al-Tayyib, Gran Imán de Al-Azhar, y a su alteza el Jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos, por su apoyo vital a las iniciativas encaminadas a promover los valores de la fraternidad y el espíritu de amistad social, basados en la verdad de que todos los seres humanos no sólo han sido creados iguales, sino que están intrínsecamente conectados como hermanos y hermanas, hijos de nuestro único Padre que está en los cielos.
De manera especial, extiendo mi felicitación a los tres galardonados conjuntos del Premio de este año: las Organizaciones Nahdlatul Ulama y Muhammadiyah de Indonesia, el Dr. Magdi Yacoub de Egipto y la Hermana Nelly León de Chile. El hecho de que estos galardonados hayan sido seleccionados entre un gran número de otros candidatos es una señal más de que los valores que se celebran y promueven en este día resuenan en toda nuestra familia humana.
Pero, al mismo tiempo, no podemos dejar de reconocer los efectos de una ausencia de solidaridad fraterna que sufren con demasiada intensidad los hombres y mujeres de todo el mundo, así como nuestro mundo natural. El impacto negativo de la destrucción del medio ambiente y de la degradación social sigue causando inmensos sufrimientos a un gran número de nuestros hermanos y hermanas por todo el planeta. Qué oportuno, entonces, llamar la atención sobre los principios que pueden guiar a la humanidad a través de las oscuras sombras de la injusticia, el odio y la guerra hacia la luminosidad de una comunidad mundial marcada por esos valores que vemos manifestarse en los variados esfuerzos de los galardonados de este año. Entre ellos figuran el amor tolerante a los que son diferentes, una auténtica preocupación por los pobres y los enfermos, especialmente los niños, y el deseo de ayudar a la rehabilitación de los presos y a su reinserción en la sociedad. Todos los galardonados, a su manera, arrojan una luz importante en el camino hacia una mayor solidaridad social y amor fraterno.
Sin embargo, ningún esfuerzo individual o humano puede por sí solo avanzar en este viaje. De hecho, el propio Premio Zayed es un recordatorio de que “Los creyentes pensamos que, sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones sólidas y estables para el llamado a la fraternidad. … Porque «la razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad» (Fratelli Tutti, 272)".
Mi oración es, por tanto, que todos los que participan en el Día Internacional se sientan animados no sólo por el ejemplo de las buenas obras de los galardonados, sino también por las intuiciones y creencias religiosas que inspiraron en ellos tal generosidad de corazón.
Por último, al dirigirme a los galardonados con el Premio Zayed, extiendo igualmente mi saludo y mis buenos deseos en la oración a todos y cada uno de nuestros hermanos y hermanas, especialmente a los que de cualquier modo estén sufriendo. Que sepan de la cercanía y preocupación de las personas de fe de todo el mundo. Con estos sentimientos y con gran afecto, invoco de buen grado sobre todos, la abundancia de las bendiciones divinas.
Desde el Vaticano, 4 de febrero de 2024
Francisco