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Conferencia de prensa para la presentación del Día Mundial de las Misiones 2021, 21.10.2021

Esta mañana, a las 11.30 horas, retransmitida en directo desde la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar la conferencia de presentación del Día Mundial de las Misiones, que se celebra el 24 de octubre de 2021, y cuyo tema es "No podemos callar lo que hemos visto y oído" (Hechos 4,20).

                Han intervenido S.E. el cardenal Luis Antonio G. Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, S.E. Mons. Giampietro Dal Toso, Presidente de las Obras Misionales Pontificias (OMP) y Subsecretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Sor Alessandra Dalpozzo, Madre General de las Franciscanas Siervas  de María.

                También estaban presentes en la sala, disponibles para entrevistas con la prensa, los secretarios de las cuatro Obras Misionales Pontificias: Sor Roberta Tremarelli, A.M.S.S., Secretaria General de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, el Padre Tadeusz Jan Nowak, O.M.I, Secretario General de la Pontificia Sociedad para la Propagación de la Fe, el Padre Guy Bognon, P.S.S., Secretario General de la Pontificia Sociedad de San Pedro Apóstol y el Padre Dinh Anh Nhue Nguyen, O.F.M. Conv., Secretario General de la  Unión Misionera Pontificia

                Publicamos a continuación, la intervención de S.E. Mons. Giampietro Dal Toso:

Intervención de S.E. Mons. Giampietro Dal Toso

Buenos días a todos,

                Gracias por vuestra presencia y por la atención con la que nos seguís. Mi intervención quisiera ampliar nuestra mirada más allá de esta Jornada Mundial de las Misiones hacia el 2022, año en el que celebraremos varios aniversarios vinculados al mundo misionero: 400 años de la Congregación, 200 años de la fundación de la primera obra misionera, la Obra de Propagación de la Fe, 100 años de la elevación a rango pontificio de tres de nuestras cuatro obras. En este gran contexto, el 22 de mayo celebraremos en Lyon la beatificación de Pauline Jaricot, fundadora de la primera Obra.

                Hemos preparado una breve biografía de este extraordinario personaje, que os hemos entregado. De los tantos elementos que me gustaría destacar, quisiera subrayar, por mi parte, tres aspectos que hacen moderna a esta joven lionesa, fallecida en 1862.

a.            Era una mujer joven. En estos momentos se habla mucho de la promoción de la mujer en la Iglesia. Una mirada a la historia nos dice que las mujeres han tenido un enorme impacto en la vida de la Iglesia, y este es uno de esos ejemplos que demuestra cómo la verdadera inspiración encuentra un lugar en la Iglesia, quizás precisamente porque viene de una mujer. No olvidemos que en ese mismo siglo XIX hubo un enorme florecimiento de institutos religiosos femeninos dedicados a escuelas, orfanatos, catequesis, misiones, hospitales; en este caso se trata de una mujer que nunca entró en un convento.

b.            Pauline fue una gran misionera. Me parece importante señalar que la clave para entender a esta mujer sea su inquietud misionera. La Obra de Propagación de la Fe, y todavía antes sus círculos de oración por la misión, el Rosario Viviente, su intento de construir una fábrica ideal para salir al encuentro de las necesidades espirituales y promover la dignidad de los trabajadores de la época, todo ello para evangelizar el entorno francés y apoyar la misión en un periodo de fuerte descristianización tras la Revolución Francesa. Sintéticamente, creo que podemos decir que quería implicar a la misión en tierras lejanas para evangelizar en tierras vecinas.

c.            Sirviéndonos de lo que ella misma dijo, Pauline es una semilla de la que ha nacido un gran árbol. No es excepcional sólo por la santidad de su vida, sino por la grandeza de los frutos de su trabajo. Puso en marcha un verdadero movimiento misionero espiritual gracias a la Obra de Propagación de la Fe, que tuvo una difusión inmediata y capilar, también porque se basó en un sistema sencillo pero ingenioso: grupos de 10 personas, que luego se reunían en 100 y después en mil con un responsable en cada nivel. Ni siquiera un año más tarde, la Obra  fue reconocida por Pío VII y, en 1825, el rey de Francia la tomó bajo su protección con un don de 4.000 francos. Si en 1822 recaudó 22.915 francos, en 1838 ya eran 1.343.000 y dos años más tarde 2,5 millones, el 45% de los cuales se recaudaron fuera de Francia. Si el Boletín de la Obra vendía 10.000 ejemplares en 1825, en 1830 ya eran 40.000, sin contar las traducciones. El obispo Forbin-Janson se dirigió a Pauline para aplicar este modelo a la naciente Obra de la Infancia Misionera. Puedo decir sin sombra de duda que la contribución de las Obras, originada a partir de esta intuición, fue esencial para la historia de las misiones en los siglos XIX y XX, porque involucraron a la base de los fieles católicos y los hicieron conscientes de la misión. Pero esto no es sólo historia, si se piensa que en el año en curso la Obra de la Propagación de la Fe ha sostenido 893 circunscripciones eclesiásticas en territorios de misión con una contribución para gastos corrientes y ha invertido más de 10 millones de dólares en la formación de catequistas, mientras que la Obra de San Pedro Apóstol ha financiado la formación de 76.541 seminaristas en 746 seminarios. Y esta actualidad se manifiesta también en el hecho de que en el año 2000 nació en la diócesis de Caserta (Italia) una nueva asociación pública de fieles, inspirada en el carisma de Pauline Jaricot. Una joven de 23 años puso en marcha algo que ni siquiera ella hubiera imaginado y de lo que la Iglesia se ha beneficiado y se sigue beneficiando. Y la hermana Alessandra Dalpozzo, que intervendrá después de mí, ilustrará uno de estos miles de proyectos de evangelización.

                Quisiera concluir que todo esto ha sido posible también gracias al apoyo de los Papas, que han promovido regularmente el carisma de las Obras Misionales Pontificias. También el Papa Francisco con el Mensaje de este año. Ya en 2016, con motivo del 90º aniversario del Día Mundial de las Misiones, el Papa Francisco escribía: " Por lo tanto, considero oportuno volver a recordar la sabias indicaciones de mis predecesores, los cuales establecieron que fueran destinadas a esta Obra todas las ofertas que las diócesis, parroquias, comunidades religiosas, asociaciones y movimientos eclesiales de todo el mundo pudieran recibir para auxiliar a las comunidades cristianas necesitadas y para fortalecer el anuncio del Evangelio hasta los confines de la tierra. No dejemos de realizar también hoy este gesto de comunión eclesial misionera".