Esta
mañana ha tenido lugar en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en
directo streaming, la conferencia de presentación de las
iniciativas para la IV Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará
el 15 de noviembre de 2020, y cuyo tema es "Tiende tu mano al
pobre" (Sir 7:32).
Han
intervenido : S.E. Mons. Rino Fisichella, Presidente del Consejo
Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización y Mons.
Graham Bell, Subsecretario del mismo Consejo.
Publicamos
a continuación la intervención de S.E. Mons. Rino Fisichella:
Intervención
de S.E. Mons. Rino Fisichella.
La
Jornada
Mundial de los Pobres
llega a su IV edición. Como se expresa en el Mensaje del Papa
Francisco hecho público el pasado 13 de junio, memoria litúrgica de
San Antonio de Padua, el tema de la Jornada se articula en torno a la
expresión bíblica: «Tiende la mano al pobre» (Sir
7, 32). Visionariamente, el Santo Padre en ese Mensaje quiso
enfatizar la emergencia a la que la pandemia por Covid-19 ha sometido
al mundo entero. Retomar algunas expresiones de ese texto puede
ayudar a comprender las iniciativas implementadas para ofrecer un
signo concreto de asistencia y apoyo al número cada vez mayor de
familias que se encuentran en una dificultad objetiva.
“Tender
la mano es un signo: un signo que recuerda inmediatamente la
proximidad, la solidaridad, el amor. En estos meses, en los que el
mundo entero ha estado como abrumado por un virus que ha traído
dolor y muerte, desaliento y desconcierto, ¡cuántas manos tendidas
hemos podido ver! La mano tendida del médico… de la enfermera y el
enfermero… de los que trabajan en la administración… del
farmacéutico… del sacerdote. La mano tendida del voluntario que
socorre a los que viven en la calle y a los que, a pesar de tener un
techo, no tienen comida. La mano tendida de hombres y mujeres que
trabajan para proporcionar servicios esenciales y seguridad. Y otras
manos tendidas que podríamos describir hasta componer una letanía
de buenas obras. Todas estas manos han desafiado el contagio y el
miedo para dar apoyo y consuelo” (n. 6). Y continua diciendo: “Este
es un tiempo favorable para volver a sentir que nos necesitamos unos
a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el
mundo” (n. 7).
También
en esta ocasión, el Romano Pontífice tendió su mano a través de
diversas iniciativas para hacer esta Jornada más concreta y
efectiva. El domingo 15 de noviembre a las 10:00 horas en la Basílica
de San Pedro, el Papa Francisco celebrará la Sagrada Eucaristía con
motivo de la IV Jornada
Mundial de los Pobres.
El evento será transmitido en vivo
por las cadenas televisivas Rai
1,
TV2000,
Telepace
y por todas las emisoras católicas del mundo enlazadas al Dicasterio
para la Comunicación, asimismo será transmitido en streaming
por el portal de Vatican
News
(vaticannews.va) para aquellos que deseen participar mientras
permanecen en la seguridad de sus hogares. Sólo 100 personas estarán
simbólicamente presentes en la Basílica de San Pedro, representando
a todos los pobres del mundo que, en este día, necesitan
especialmente la atención y la solidaridad de la comunidad
cristiana, además de los Voluntarios y Benefactores. Las lecturas
serán proclamadas por algunas personas que son asistidas cada día
por diferentes Asociaciones caritativas.
Como
es posible imaginar, los tradicionales signos realizados en los años
anteriores han sido suspendidos para cumplir con la normativa
vigente, me refiero en particular al Campamento Médico en la Plaza
de San Pedro y al almuerzo con 1500 pobres junto al Obispo de Roma en
el Aula Paulo VI. La pandemia, sin embargo, no impidió que se
realizaran signos concretos para esta Jornada. En la clínica móvil
bajo la columnata de San Pedro, gracias a la Limosnería Apostólica,
es posible realizar la prueba médica a los pobres que deben tener
acceso a los dormitorios o a los que quieren volver a su patria. La
clínica móvil está abierta de 8:00 a 14:00 horas y, en dos
semanas, ha realizado 50 pruebas al día. Del mismo modo, no ha
venido a menos la generosidad de algunos benefactores; al contrario,
la ha ampliado y la ha hecho aún más eficaz. Gracias a ella hemos
logrado realizar algunos signos muy simples pero que expresan la
cercanía y la atención del Papa Francisco en esta coyuntura.
Con
el gran apoyo de Roma
Cares
y la generosidad de los Supermercados
Elite,
actualmente estamos enviando 5000 paquetes de productos de primera
necesidad a las familias de unas sesenta parroquias de Roma que,
especialmente en este período, se encuentran en dificultades. Cada
caja contiene alimentos de diversos tipos (pasta, arroz, puré de
tomate, aceite, sal fina y gruesa, harina, café, azúcar, mermelada,
atún, galletas y chocolate) de marcas particularmente prestigiosas,
junto con algunas mascarillas quirúrgicas y una tarjeta con una
plegaria del Papa Francisco. Siento el deber de dar las gracias
especialmente al CEO
de Roma Guido Fienga (aquí con nosotros) por Roma
Cares
y a la familia Fedeli, propietaria de los Supermercados
Elite
(tenemos aquí al fundador Franco Fedeli y al Director de Operaciones
Marco Conti). Al respecto, quisiera también señalar que el envasado
y la distribución de estos paquetes fue posible gracias al trabajo
de un grupo de veinte jóvenes que actualmente están a la espera de
un empleo.
De
la misma manera, la fábrica de pasta “La Molisana” también este
año ha querido estar presente en nuestras iniciativas con 2,5
toneladas de la renombrada pasta, que se destinarán a diversas Casas
Hogares y Asociaciones caritativas. Es importante añadir a la
Société
des Centres Commerciaux Italia s.r.l.
y a la Fundación
Robert Halley,
que han querido apoyar las iniciativas del Santo Padre con su
generosidad en favor de los numerosos pobres presentes en la ciudad y
asistidos por tantas realidades eclesiales.
Con
el apoyo de Seguros
UnipolSai
hemos enviado un primer bloque de 350.000 mascarillas quirúrgicas,
para al menos 15.000 estudiantes de diferentes grados escolares,
especialmente en la grande periferia de la ciudad, para ser de nuevo
un apoyo a las familias y al menos liberarlas del gasto de las
mascarillas quirúrgicas. Al mismo tiempo, quiere ser una invitación
a los jóvenes estudiantes para que no subestimen los riesgos de la
pandemia sobre todo con comportamientos que podrían perjudicar a las
personas ancianas una vez que regresen a la familia.
Como
puede verse, la Jornada
Mundial de los Pobres,
aunque limitada en las iniciativas, sigue siendo una cita a la que
las Diócesis del mundo miran para mantener vivo el sentido de
atención y fraternidad hacia las personas más marginadas y
desfavorecidas. El Subsidio
Pastoral, que nuevamente este año se ha preparado para ayudar a las
Parroquias y a las diferentes realidades eclesiales, puede
considerarse un instrumento eficaz para que la Jornada no se limite
sólo a las iniciativas caritativas, sino que éstas sean sostenidas
por la oración personal y comunitaria que nunca puede faltar para
que el testimonio sea pleno y eficaz. Como cada año, el Subsidio,
además de la edición italiana impresa por Ediciones
San Pablo,
se ha traducido a cinco idiomas (español, francés, inglés,
portugués y polaco) y las versiones respectivas están disponibles
en línea en el sitio web del Pontificio Consejo para la Promoción
de la Nueva Evangelización (pcpne.va). Diversas Iglesias se han
adherido ya, lo cual deja presagiar también para esta Jornada una
participación activa, realizada, sin embargo, en las formas más
familiares de cercanía y en las propias casas para evitar la
propagación del virus.
Las
palabras del Papa Francisco en su Mensaje expresan bien la finalidad
de estas iniciativas. El Santo Padre escribe: “«En todas tus
acciones, ten presente tu final» (Sir
7, 36)… El texto se presta a una doble interpretación. La primera
hace evidente que siempre debemos tener presente el fin de nuestra
existencia. Acordarse de nuestro destino común puede ayudarnos a
llevar una vida más atenta a quien es más pobre y no ha tenido las
mismas posibilidades que nosotros. Existe también una segunda
interpretación… Es el fin de nuestra vida que requiere un proyecto
a realizar y un camino a recorrer sin cansarse. Y bien, la finalidad
de cada una de nuestras acciones no puede ser otra que el amor…
Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con
el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos
al amor. Este fin aparece en el momento en que el niño se encuentra
con la sonrisa de la madre y se siente amado por el hecho mismo de
existir. Incluso una sonrisa que compartimos con el pobre es una
fuente de amor y nos permite vivir en la alegría. La mano tendida,
entonces, siempre puede enriquecerse con la sonrisa de quién no hace
pesar su presencia y la ayuda que ofrece, sino que sólo se alegra de
vivir según el estilo de los discípulos de Cristo” (n. 10). Es
con este espíritu que nos preparamos a vivir la IV Jornada
Mundial de los Pobres.