A las 12,10 en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los miembros de la Federación Internacional de Patinaje y les ha dirigido el saludo que reproducimos a continuación.
Saludo del Santo Padre
Queridos amigos,
Os doy la bienvenida, miembros del Consejo de la Federación Internacional de Patinaje, y agradezco al Presidente sus amables palabras de saludo en nombre de todos.
El objetivo de vuestra Federación no es solo promover el patinaje sobre hielo en todo el mundo, sino también y sobre todo, hacer que más y más personas experimenten la belleza de este deporte. De hecho, todos los deportes son causa y expresión de alegría: "la alegría de moverse, la alegría de estar juntos, la alegría por la vida y los dones que el Creador nos hace cada día" (Exhortación apostólica Christus Vivit, 227 ). Y esto es cierto también para aquellos que practican el patinaje que ofrece una experiencia emocionante de la vida y de la libertad de movimiento, junto con un entrenamiento de disciplina, de trabajo en equipo y de búsqueda de la excelencia personal.
Tradicionalmente, el patinaje es un deporte inclusivo, capaz de superar las barreras sociales y abierto a personas de todas las edades. Me gustaría alentar vuestros esfuerzos para garantizar que la alegría de patinar también marque eventos altamente competitivos. Mientras os esforzáis por llevar más y más jóvenes al deporte, confío en que vuestra guía los ayudará, a través de la competición a madurar como miembros activos de la sociedad en su conjunto. Los valores de respeto, valor, altruismo, equilibrio y autocontrol, aprendidos en el deporte, son una preparación inapreciable para los logros en la carrera de la vida. En una palabra, el deporte siempre se piensa para estar al servicio de la humanidad.
Con estos sentimientos, os brindo mis mejores deseos, acompañados de la oración, a vosotros y a vuestras familias junto con todos los miembros de la Federación Internacional de Patinaje. Dios os bendiga así como a vuestro trabajo Y yo os bendigo a vosotros, a cada uno de vosotros con la bendición de Dios. Amén.