El Papa ha recibido hoy a las 9.30 en la Sala del Consistorio a un grupo de peregrinos de Panamá.
Publicamos a continuación el saludo que les ha dirigido durante la audiencia.
Saludo del Santo Padre
Les agradezco esta visita porque expresa la gratitud. El señor Arzobispo ha manifestado la gratitud de un pueblo, en este caso concentrada en mí, pero es una gratitud mutua, entre todos. En tus palabras vos agradecés a cada uno de los panameños también, a cada uno de la curia aquí, a todos los que hemos trabajado. Es bueno darse gracias mutuamente. Es una palabra que olvidamos con frecuencia: “agradecer”, nos olvidamos, cuando necesitamos pedimos y después “si te he visto no me acuerdo”. Entonces esa necesidad de agradecer nos ennoblece.
Hablando de agradecer, cuando los esposos, los jóvenes esposos me preguntan cómo sobrevivir al matrimonio —porque hoy hay que hablar así, en esos términos—, yo les digo: “Mirá, hay tres palabras mágicas: permiso, para no ser invasivo; gracias, agradecer al cónyuge continuamente, y perdón, cuando uno hace una macana, pide perdón”. Bueno, ustedes están actuando una de esas tres palabras mágicas, que es la gratitud. Yo también estoy muy agradecido por lo que vi: un pueblo noble, lo repito. Y la nobleza no se compra, se engendra, se hereda, se respira, se vive. Sos noble o no sos noble. Un certificado no te da la nobleza. Yo encontré un país noble. Además, un país donde el protocolo pesa, pero el protocolo tiene la necesidad de ser popular también. Y cuando yo veía autoridades como el presidente, en jeans y camiseta, esa noche andando por toda la gente ahí metida como uno más, otras autoridades haciendo otra cosa; o cuando veía los obispos metidos hasta acá en el pueblo y los curas… eso es nobleza, es nobleza de pueblo, es respetar al pueblo, amar al pueblo. Sabemos que América Latina está muy amenazada con cosas que tienden a romper esta nobleza. Esta nobleza que nos viene en la sangre. Que la Virgen nos defienda de eso.
Les quiero agradecer por todo el trabajo hasta minucioso. La delicadeza de hacer una mini juventud para los chicos. Eso solamente un alma noble lo piensa, un pueblo noble. Pensar en sus chicos y en el diálogo intergeneracional que vos mencionaste. Yo insistiría en eso. No lo dejen. Hoy hay que fortalecer el puente “chicos-abuelos” para que recuperen las raíces, la memoria de las raíces. Que no se vayan a las raíces para esconderse. Eso hacen los integristas, no, eso no. Pero que tomen la savia de las raíces y crezcan y florezcan. Y den fruto, pero desde las raíces, no desde la primera teoría que le vende el imperio. No, eso no. Y en eso no dejen entrar las colonizaciones ideológicas, que son las que matan la nobleza. Este puente ayudará a la propia identidad.
También les quiero agradecer el respeto para con su pueblo en los dos encuentros previos: con los afroamericanos y con los indígenas. Eso es genial, es decir: No, nuestro pueblo no empezó de acá; no, nuestro pueblo tiene raíces también que tienen que ser integradas. Esa capacidad de integrar es también una de las cosas de la nobleza. Yo quedé muy contento en Panamá, quedé muy contento. Se respiraba normalidad, ternura, una cosa muy bella. Así que gracias yo a ustedes que han hecho posible todo esto, y prepárense para la segunda que, seguramente… un Sucesor mío convocará de aquí a 150 años, ¡no hay problema! Muchas gracias.