A las 12.30, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar una conferencia para presentar la próxima Consulta de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. La Asamblea quinquenal de esta institución pontificia, dedicada a sostener a la Iglesia en Tierra Santa y en la que participan todos los responsables internacionales de la Orden junto con representantes de la Secretaría de Estado y la Congregación para Iglesias Orientales, tendrá lugar en el Crowne Plaza St. Peter's Hotel en Roma del 13 al 16 de noviembre de 2018
Han intervenido: S.E. el cardenal Edwin O'Brien, Gran Maestro de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, S.E. el cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales; S. E. el embajador Leonardo Visconti di Modrone, Gobernador General de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén.
La conferencia también ha contado con la presencia del Profesor Agostino Borromeo, Lugarteniente General de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, y de la Sra. Donata Maria Krethlow-Benziger, Lugarteniente de la Orden para Suiza.
Publicamos a continuación los discursos de los cardenales Edwin O'Brien y Leonardo Sandri:
Discurso del cardenal Edwin O'Brien
Soy el cardenal Edwin O'Brien y he sido el Gran Maestro de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro desde mi nombramiento por el Papa Benedicto XVI en 2011. Tenemos nuestra sede aquí en Roma.
La Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, bajo la guía de la Santa Sede, lleva a cabo su asamblea general -llamada Consulta- cada 5 años en Roma. Del 13 al 16 de noviembre, la próxima semana, esta Consulta discutirá el papel de nuestros 64 lugartenientes locales en 40 países que son responsables de coordinar las actividades de sus miembros. Nuestros casi 30.000 miembros están activos en Europa, el Pacífico, Sudáfrica y las Américas. Cada lugarteniente trabaja en estrecha colaboración con un Gran Prior de la jerarquía local.
La generosidad de nuestros caballeros y damas sostiene la mayor parte del programa pastoral, educativo y humanitario del Patriarcado Latino en Israel, Jordania y Palestina. Cada miembro se compromete a rezar por la Iglesia en Tierra Santa y a efectuar un peregrinaje para mostrar su solidaridad con nuestros hermanos cristianos allí presentes.
La nuestra es una orden laica pontificia de hombres y mujeres con obispos y sacerdotes miembros para el apoyo espiritual. De hecho, el primer propósito de nuestra Orden es desarrollar la vida espiritual de cada uno de nuestros miembros. Este será un tema central en nuestra discusión la próxima semana mientras rezamos por la intercesión del beato Bartolo Longo, el único miembro laico de la Orden que ha sido beatificado.
La Iglesia Madre de Jerusalén quiere servir de puente entre las principales comunidades religiosas de Tierra Santa. Nuestra Orden busca promover ese objetivo mientras trabajamos en estrecho contacto con la Congregación para las Iglesias Orientales y su Prefecto, Su Eminencia el Cardenal Leonardo Sandri, cuya presencia aquí apreciamos.
Discurso del cardenal Leonardo Sandri
Eminencia Reverendísima, Cardenal O'Brien,
Excelencia, Embajador Visconti di Modrone,
1. A aquellos que, como muchos de vosotros, pasea por la via della Conciliazione para ir a la Sala de Prensa, le puede suceder que se detenga a mirar dos edificios, uno casi frente al otro: el Palazzo della Rovere, con las ventanas que llevan el lema "Soli Deo Gloria ", y en la parte superior la bandera desplegada de la Orden del Santo Sepulcro, y el Palazzo Bramante, cuya fachada ha sido recientemente restaurada, gracias al trabajo de la APSA, sede de la Congregación para las Iglesias orientales. Por su prestigio y su historia, habiendo albergado durante un período de su vida al artista Rafael Sanzio, fue "trasladado" a la ubicación presente durante la construcción de la red vial actual. Podríamos entrar en detalles históricos, porque los palacios de la nobleza papal, realizados por grandes artistas, así como el lejano y desconocido Oriente o una orden caballeresca, parecen ser algo del pasado.
2. El inminente comienzo de la Consulta de la OESSH, en cambio, nos da una imagen vívida de personas que representan diferentes naciones del mundo, reunidas para reflexionar sobre la identidad y la misión de la Orden, a partir de esa espiritualidad que en la vida diaria de cada caballero y de cada dama actualiza el soli Deo Gloria que vemos en las ventanas del Palacio. Sin embargo, en su famoso inciso, San Ireneo de Lyon, un padre oriental "prestado" a la sede primacial de las Galias, la Francia de hoy, nos recuerda que Gloria Dei es homo vivens... vitam autem hominis est visio Dei. La Congregación para las Iglesias orientales, por un lado, y la Orden del Santo Sepulcro, por otro, no se han creado a lo largo de la historia para preservar algo arqueológico o antiguo, sino la vida concreta de nuestros hermanos y hermanas cristianos en las tierras visitadas por la presencia del Salvador, de donde nos han llegado el precioso tesoro del Evangelio y las chispas del fuego pentecostal. Los tristes acontecimientos de los últimos años, especialmente en Siria y en Irak, sin olvidar Egipto, también lugar de un martirio reciente y la continua tensión sobre el futuro entre Israel y Palestina, han hecho que todo el mundo haya tomado conciencia de que en esas tierras todavía hay alguien que siempre ha vivido allí perteneciendo a Cristo, y se han activado muchos esfuerzos para que puedan continuar viviendo en paz y finalmente con la plenitud del estado de ciudadanos y no solo de dhimmi o "minoría". No ha bastado, pues, el Sínodo Especial para el Medio Oriente de 2010 para despertar nuestras conciencias: sin embargo, en la serenidad como en las páginas dolorosas está la vida de la Iglesia, está la alegría de los niños nacidos de nuevo en Cristo, el don mutuo de amor de los esposos, -incluso entre las ruinas de Maaloula u otras ciudades destruidas en Siria,- está el cuidado de los discapacitados, los ancianos, la formación de los jóvenes a través de escuelas y universidades. Existe, pues, la vida de gente concreta, cristiana como nosotros: en el bienestar de Occidente se nos pide que vivamos la fe en plenitud, con ese despertar de la alegría del Evangelio al que nos sigue llamando el Papa Francisco. Para ellos existe la necesidad de interiorizar la fe y que ésta no sea solo un dato de tradición familiar o del clan o del pueblo. La Gloria de Dios es el hombre vivo; la vida (auténtica) del hombre es, precisamente, la visión de Dios.
3. Esto es para haceros entender -como sugerimos a menudo en las peregrinaciones o escribiendo la Carta para la colecta del Viernes Santo-, que vayáis a Tierra Santa no solo para ver las piedras de los santuarios y los restos de los testimonios bíblicos, sino también para conocer a las comunidades cristianas, con su vida, sus retos y sufrimientos, su caridad cotidiana. Puedo decir con gran alegría que la unión de intenciones, -respetando las diferentes competencias,- entre la Congregación que presido y la Orden se manifiesta en varios niveles, desde los más institucionales hasta los más operativos. Pienso ante todo en la presencia del cardenal O'Brien entre los miembros del Dicasterio, así como en el hecho de que la OESSH sea miembro de la ROACO (Reunión de Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales), con la presencia en la mesa plenaria desde el mes de junio del Gobernador General, el embajador Visconti di Modrone, así como de su predecesor, el profesor Agostino Borromeo, y en que la Orden anualmente garantiza la financiación de varios proyectos de desarrollo, asistencia a la realidad pastoral y, en general, a la vida de las Iglesias orientales. Quisiera que esto no pasara desapercibido, porque a primera vista podría resaltar solo el vínculo estable que mantiene la Orden para el sostén de la vida del Patriarcado Latino de Jerusalén, especialmente desde su reconstitución en 1847 con la bula Nulla celebrior del beato pontífice Pío IX: la mayoría de las competencias previamente reservadas a la Custodia de Tierra Santa con respecto a la Orden pasaron a la nueva circunscripción eclesiástica. Sin olvidar lo que hizo el patriarca Barlassina (1920-1947), a cuyos méritos debe atribuirse la revitalización de las actividades de los Caballeros para que su forma de apoyar la vida de la Iglesia en Tierra Santa fuera más orgánica y actualizada, como documenta en algunos artículos y publicaciones el Profesor Paolo Pieraccini.
4. Hay que expresar un reconocimiento particular y debido a la Orden del Santo Sepulcro por el esfuerzo extraordinario -en colaboración con otros organismos de la Santa Sede, a partir de la Secretaría de Estado con el establecimiento de la Fundación Vaticana San Juan Bautista,- de contribuir al trabajo de reorganización no solo administrativo del Patriarcado Latino de Jerusalén, poniendo varias dependencias al nivel de los estándares internacionales a través del trabajo de algunos profesionales especializados, además de la contribución decisiva, que esperamos continúe, para alcanzar la plena sostenibilidad de la Universidad de Madaba, en Jordania . Ese sueño quizás demasiado ambicioso ha chocado por un lado con la evolución de los conflictos regionales, poniendo en peligro la iniciativa patrocinada por el Patriarca Emérito Su Beatitud Fouad Twal, y por otro con una gestión administrativa difícil. Estoy seguro de que la Orden continuará apoyando el precioso trabajo del Administrador Apostólico, S.E. Mons. Pierbattista Pizzaballa, que también es Pro Gran Priore, quien ha aceptado la tarea que le encomendó el Santo Padre con motivo del conocimiento adquirido durante los doce años como Custodio de Tierra Santa, hasta eventuales disposiciones diferentes.
5. Un último agradecimiento a una realidad viva de la Tierra Santa, el centro de Effatà para niños sordomudos que tendré el gusto de visitar dentro de pocas semanas, recordando también a aquel que lo quiso con tenacidad a partir de su viaje a Tierra Santa en 1964: San Pablo VI. Concluyo precisamente con las palabras que el Santo Pontífice dirigió el 30 de mayo del mismo año a los Miembros de la Orden recibidos por el Sucesor de Pedro: "Y con el deseo, la oración, que responde no menos a vuestros Estatutos, que a Nuestras solicitudes por esa tierra bendita, donde el Santo Sepulcro tiene su sede, y donde nosotros mismos hemos tenido la gran fortuna de realizar, como sabéis una humilde, pero conmovedora y celebrada peregrinación,: continuad amando esos Santos Lugares, con una predilección siempre más intensa y piadosa; seguid buscando y honrando la tierra santificada por los pasos del Hijo de Dios que se hizo Hijo de hombre; continuad promoviendo las obras de religión, educación y caridad que atestiguan la presencia tenaz y amorosa de la Iglesia católica; aumentad, si podéis, vuestro esfuerzo de beneficencia espiritual y corporal con esas poblaciones, que Nuestro encuentro con ellas, tan vivo y cordial por su parte, nos ha hecho aún más queridas; y que vean que vuestra Cruzada quiere ser la de caridad, la de armonía, la de paz; la del Evangelio de Cristo, que al servicio de la Iglesia Católica y de sus hijos más fieles e industriosos, no quiere nada más que la verdadera salvación de todos. Gracias.