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Audiencia general , 06.12.2017

La audiencia general ha tenido lugar esta mañana a las 9,15  en el Aula Pablo VI   donde el Santo Padre Francisco ha encontrado  a los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.

El Papa ha dedicado la audiencia a su reciente viaje en Myanmar y Bangladesh.

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes y a continuación ha lanzado un llamamiento por Jerusalén

La audiencia general ha terminado con el canto del  Pater Noster  y la  bendición apostólica.

 

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy me gustaría hablar sobre el viaje apostólico que hice en los últimos días a Myanmar y Bangladesh. Ha sido  un gran regalo de Dios, y por eso le doy gracias por todo, especialmente por los encuentros  que tuve. Renuevo la expresión de mi gratitud a las autoridades de los dos países y a los respectivos obispos, por todo el trabajo de preparación y por la acogida  que me reservaron junto con mis  colaboradores. Un "gracias de todo corazón” a los birmanos y a los bengalíes, que me han demostrado tanta fe y tanto cariño: ¡gracias!

Era la primera vez  que un sucesor de Pedro  visitaba Myanmar, y ha sido  poco después de que se establecieran las relaciones diplomáticas entre ese país y la Santa Sede.

También en este caso quise expresar la cercanía de Cristo y de la Iglesia a un pueblo que ha sufrido a causa de conflictos y represiones, y que ahora lentamente camina hacia una nueva condición de libertad y paz. Un pueblo en el que la religión budista está fuertemente enraizada, con sus principios espirituales y éticos, y donde los cristianos están presentes como un pequeño rebaño y como levadura del Reino de Dios. Tuve el gozo de confirmar en la fe y en la comunión a esta Iglesia, viva y ferviente,  durante el encuentro con los obispos del país y en las dos celebraciones eucarísticas. La primera  fue en la gran zona deportiva en el centro de Yangon, y el Evangelio de ese día recordó que las persecuciones por la fe en Jesús son normales para sus discípulos, como ocasión de testimonio , pero que "ni siquiera uno de sus cabellos se perderá " (ver Lc 21: 12-19). La segunda misa, el último acto de la visita a Myanmar, estuvo dedicada a los jóvenes: un signo de esperanza y un regalo especial de la Virgen María, en la catedral que lleva su nombre. En los rostros de esos jóvenes, llenos de alegría, vi el futuro de Asia: un futuro que no será de los que construyen armas, sino de los que siembran  fraternidad. Y siempre en señal de esperanza, bendije las primeras piedras de 16 iglesias, del seminario y de la nunciatura: ¡dieciocho!

Además de la comunidad católica, pude reunirme con las autoridades de Myanmar, alentando los esfuerzos de pacificación del  país y esperando que todos los diferentes componentes de la nación, ninguno excluido, puedan cooperar en este proceso en el respeto mutuo. Con este espíritu, quise encontrarme con los representantes de las diferentes comunidades religiosas presentes en el país. En particular, en el Consejo Supremo de monjes budistas expresé la estima de la Iglesia por su antigua tradición espiritual y la confianza de que juntos cristianos y budistas puedan ayudar a las personas a amar a Dios y al prójimo, rechazando toda violencia y oponiéndose al mal con el bien.

Dejado  Myanmar, fui a Bangladesh, donde , en primer lugar,  rendí homenaje a los mártires de la lucha por la independencia y al "Padre de la Nación". La población de Bangladesh es en gran medida de religión musulmana, por lo que mi visita, -siguiendo las huellas  de las del beato Pablo VI y de San Juan Pablo II-  fue  un paso más a favor del respeto y el diálogo entre el cristianismo y el Islam.

Recordé a las autoridades del país que la Santa Sede sostuvo  desde el principio la voluntad del pueblo bengalí de constituirse  como una nación independiente, así como la necesidad de salvaguardar siempre en ella  la libertad religiosa. En particular, quise  expresar mi solidaridad con Bangladesh en su esfuerzo  de socorrer a los refugiados Rohingya llegados en masa a su territorio, donde la densidad de población es ya una de las más altas del mundo.

La misa celebrada en un parque histórico en Dacca se enriqueció  con la ordenación de dieciséis sacerdotes, y este fue uno de los eventos más significativos y alegres del viaje. Efectivamente, tanto en Bangladesh como en Myanmar y en otros países del sudeste asiático, gracias a Dios,  vocaciones no faltan;  un signo de comunidades vivas  donde resuena la voz del Señor que llama a seguirlo. Compartí esta alegría con los obispos de Bangladesh, y los alenté en su generoso trabajo en favor de  las familias, los pobres, la educación, el diálogo y la paz social. Y compartí esta alegría con tantos sacerdotes, consagrados  y consagradas del país, así como con los seminaristas, las  novicias y novicios, en quienes vi los brotes de la Iglesia en esa tierra.

En Dacca vivimos  un momento fuerte de diálogo interreligioso y ecuménico, que me dio la oportunidad de subrayar la apertura del corazón como base de la cultura del encuentro, de la armonía y de la paz. También visité la "Casa Madre Teresa", donde se alojaba la santa cuando estaba en esa ciudad, y que acoge a muchos huérfanos y personas con discapacidades. Allí, de acuerdo con su carisma, las hermanas viven todos los días la oración de adoración y el servicio a Cristo, pobre y que sufre. Y nunca, nunca,  de sus labios falta  la sonrisa: monjas que rezan tanto, que sirven a los que sufren y continuamente con una sonrisa. Es un hermoso testimonio. Muchas gracias a estas hermanas.

El último evento fue con los jóvenes bengalíes, repleto de testimonios, canciones y danzas. ¡Pero qué bien bailan, estos bengalíes! ¡Saben bailar muy bien! Una fiesta que manifestó la alegría del Evangelio acogido por esa cultura; una alegría fecundada por los sacrificios de tantos misioneros, de tantos catequistas y padres cristianos.  En el encuentro  había también  jóvenes musulmanes y  de otras religiones : un signo de esperanza para Bangladesh, Asia y el mundo entero. Gracias.

Saludos en las diversas lenguas

 

Saludos en francés

Me complace saludar a los peregrinos procedentes de Francia y de los diversos países francófonos, especialmente los de la delegación de Lorena y los scouts católicos. En este tiempo de Adviento,  os ayude el Señor, así como a los pueblos de Myanmar y Bangladesh, a abrir los corazones al amor y a  favorecer al prójimo.¡ Dios os bendiga!

Saludos en inglés

Saludo a los peregrinos de habla inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los de Gales, Dinamarca, Nigeria y los Estados Unidos de América. Dirijo un saludo especial a los jóvenes de la World Youth Alliance y al grupo musical Viva la Gente. Sobre todos vosotros   y vuestras  familias, invoco el gozo y la paz de nuestro Señor Jesucristo

Saludos en alemán

De todo corazón saludo  a los hermanos y hermanas de habla alemana, especialmente a los participantes en la peregrinación del movimiento de Schönstatt. El Señor nos invita en este tiempo de Adviento a salir  al encuentro de Aquel que se da a conocer en los pequeños, los enfermos y los necesitados. ¡Que el Espíritu Santo  guíe vuestro camino!
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Saludos en español

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica.

En este tiempo de Adviento los animo a fortalecer su vida cristiana con la oración, la escucha de la Palabra de Dios y las obras de caridad, y, siguiendo el ejemplo de la Inmaculada Virgen María, cuya solemnidad celebraremos pasado mañana, preparen su corazón para recibir al Señor que ya viene. Muchas gracias.

Saludos en portugués

Dirijo  un cordial  saludo a los peregrinos de habla portuguesa presentes aquí, en particular, a los fieles brasileños. Queridos amigos, en este comienzo de Adviento, estamos invitados a salir al encuentro  de  Jesús que nos espera en todos los necesitados a quienes podemos llevar la luz del Evangelio y el alivio de la caridad. ¡Dios os bendiga!

Saludos en árabe

Un saludo cordial a los peregrinos de lengua  árabe, especialmente a los de Jordania, Tierra Santa y Medio Oriente. Quien no sufre con su hermano sufriente, aunque sea diferente de él por raza, religión, idioma o cultura, debe cuestionar la sinceridad de su fe y su humanidad. Me conmovió mucho el encuentro con los refugiados Rohingya y les rogué que nos perdonasen por nuestras carencias  y por nuestro silencio, pidiendo a la comunidad internacional que los ayude y ayude a todos los grupos oprimidos y perseguidos en el mundo. ¡Que el Señor os bendiga a todos y os proteja del maligno!


Saludos en polaco

Doy la bienvenida a los peregrinos polacos, especialmente a los  que se han esforzado por regalar  y traer este hermoso árbol de Navidad a la Plaza de San Pedro. ¡Muchas gracias! El próximo domingo en Polonia se celebrará el Día de Oración y de Ayuda a la Iglesia del Este. Encomiendo esta obra a Dios, señal de la  solicitud para el sostén de los fieles y los pastores de los países vecinos. También os agradezco que me hayáis acompañado en la oración durante mi reciente viaje apostólico. ¡Os bendigo de todo  corazón! ¡ Sea alabado Jesucristo!

Saludos en italiano

Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de habla italiana.

Saludo a los grupos parroquiales,  a las escuelas que participan en el proyecto de formación para la legalidad de la archidiócesis de Capua, y a las asociaciones, en particular: los Amigos de Raoul Follereau en  Italia; los empresarios católicos italianos; los padres de niños que sufren de leucemia o cáncer, así como a los miembros de la Protección Civil de Cerveteri.  ¡Que la visita a la Ciudad Eterna ayude  a todos  a vivir intensamente el tiempo de Adviento en preparación para la Navidad del Señor Jesús!. Doy la bienvenida a los fieles procedentes de Episcopia: Bendigo con mucho gusto la corona de oro que se colocará sobre la estatua  de la Virgen que se venera en el santuario local .

Saludo y recibo con alegría al grupo de refugiados sirio-iraquíes que residen en Italia, así como a los sacerdotes, monjas y laicos de Myanmar y Bangladesh, que están aquí  presentes para devolverme la reciente visita a sus países de origen.

Un pensamiento especial para los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Hoy es la festividad  de San Nicolás de Bari. Queridos jóvenes, poned por encima de todo la búsqueda de Dios y de su amor; queridos enfermos, el ejemplo de los santos os sirva de  ayuda y consuelo en los momentos de mayor necesidad; y vosotros, queridos recién casados, con la gracia de Dios haced vuestra unión más fuerte y profunda cada  día.

Llamamiento del Santo Padre

Mis pensamientos ahora van a Jerusalén. Al respecto, no puedo callar mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los últimos días y, al mismo tiempo, dirigir un fuerte llamamiento para que todos se comprometan a respetar el statu quo de la ciudad, de conformidad con las pertinentes Resoluciones de las Naciones Unidas.

Jerusalén es una ciudad única, sagrada para  los  judíos, los cristianos y los musulmanes, que en ella veneran los Santos Lugares de sus respectivas religiones y tiene una vocación especial para la paz.

Ruego al Señor que esta identidad se conserve y refuerce en beneficio de Tierra Santa, de Oriente Medio y del mundo entero y que la sabiduría y la prudencia prevalezcan, para evitar que se añadan nuevos elementos de tensión a un mundo ya convulsionado y marcado por tantos  y crueles conflictos.