Publicamos a continuación la intervención que el Secretario para las Relaciones con los Estados S.E. Mons. Paul R. Gallagher, pronunció ayer en la sede de las Naciones Unidas de New York en el ámbito de su Asamblea General durante el Encuentro de alto nivel organizado por la Delegación de la Unión Europa ante la ONU sobre la crisis en Siria.
Intervención de S.E. Mons. Paul R. Gallagher
Excelencias, Señoras y señores,
Quisiera expresar, desde el principio, el profundo agradecimiento del Papa Francisco a todos los que trabajan incansablemente para encontrar una solución política al conflicto en Siria y ayudar en todas las formas posibles a las víctimas de una guerra insensata. El Papa alienta todos los esfuerzos en la búsqueda del proceso político para poner fin al conflicto.
Desde el comienzo de la crisis, la Santa Sede ha estado siempre profundamente preocupada por el tremendo sufrimiento humano, que afecta a millones de niños inocentes y otros civiles que siguen privados de bienes y servicios esenciales. En el esfuerzo general para limitar el sufrimiento inmenso que el conflicto ha infligido a la población, los trabajadores humanitarios deben tener acceso rápido, seguro y sin obstáculos a cualquier lugar donde haya personas necesitadas. La Santa Sede insta a que se respete plenamente el derecho internacional humanitario, en particular en lo que respecta a la protección de la población civil y las infraestructuras. Además, la Santa Sede expresa también su preocupación por las condiciones y el trato de los presos y detenidos.
La Santa Sede, a través de los diversos organismos de caridad de la Iglesia Católica, ha respondido desde el principio a la crisis humanitaria en Siria y en la región. En 2016, la Santa Sede y la Iglesia Católica contribuyeron a proporcionar 200 millones de dólares de ayuda humanitaria de beneficio directo a más de 4,6 millones de personas en Siria y la región circundante. Al distribuir la ayuda, las agencias y entidades católicas no hacen distinción alguna en cuanto a la identidad religiosa o étnica de las personas que requieren asistencia y dan prioridad a los más vulnerables y necesitados.
Dada la continua y abrumadora necesidad humanitaria, la Santa Sede sigue uniendo su voz a los llamamientos a un mayor financiamiento para ayudar a los refugiados y a los países receptores afectados, en particular Jordania, Líbano, Irak, Turquía y Egipto. Quiero asegurar el compromiso de la Iglesia Católica de continuar su ayuda humanitaria en el próximo año.
Los derechos de todos los sirios deben ser protegidos. El estado de derecho, incluido el respeto de la libertad religiosa y la igualdad ante la ley basada en el principio de la ciudadanía independientemente de su raza, origen étnico o religión, es fundamental para el logro y mantenimiento de la coexistencia pacífica y fructífera entre las personas y las comunidades en Siria y más allá. Una solución política intra-siria, para el conflicto en curso creíble y mutuamente acordada, con el apoyo constructivo de la comunidad internacional, es fundamental para lograr una paz duradera en Siria y una convivencia armoniosa entre todos sus grupos étnicos y comunidades religiosas. Mientras avanzamos hacia la resolución pacífica del conflicto, no debemos disminuir nuestra solicitud y compromiso para Siria y su amado pueblo.
Muchas gracias.