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Audiencia general , 28.06.2017

Catequesis del Santo Padre

Saludos en las diversas lenguas

La audiencia general ha tenido lugar esta mañana a las 9, 25  en la Plaza de San Pedro donde el Santo Padre Francisco ha encontrado  a los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.

En su discurso, el  Papa, ha hablado del  tema: “La esperanza, fuerza de los mártires”(cfr Mt 10,16-17.21-22).

Después de resumir su catequesis en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes.

La audiencia general ha terminado con el canto del  Pater Noster  y la  bendición apostólica.

 

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy reflexionamos sobre la esperanza cristiana como fuerza de los mártires. Cuando, en el Evangelio, Jesús envía a sus discípulos en misión, no los engaña con espejismos de éxito fácil; por el contrario, les advierte claramente de que el anuncio del Reino de Dios siempre implica una oposición.  Y también utiliza una expresión extrema: "Y seréis odiados - odiados - de todos por causa de mi nombre" (Mateo 10:22). Los cristianos aman, pero no siempre son amados. De inmediato Jesús nos pone frente a esta realidad: en una medida más o menos fuerte la profesión de fe se lleva a cabo en una atmósfera de hostilidad.
Los cristianos son, por tanto,  hombres y  mujeres "contracorriente". Es  normal, porque el mundo está marcado por el pecado, que se manifiesta en diversas formas de egoísmo y de injusticia; los que siguen a Cristo  caminan en la dirección opuesta. No por espíritu polémico, sino por fidelidad a la lógica del Reino de Dios, que es una lógica de esperanza, y se traduce en el estilo de vida basado en las indicaciones de Jesús.
Y la primera indicación es la pobreza. Cuando Jesús envía a los suyos en  misión, parece poner más atención en  "desnudarles" que en  "vestirles". Efectivamente, un cristiano que no sea pobre y humilde, desprendido de riquezas y poder y, especialmente, desprendido de sí mismo, no se parece a Jesús. El cristiano recorre su camino en este mundo con lo esencial para el viaje, pero con el corazón lleno de amor. La verdadera derrota para él o ella es caer en la tentación de la venganza y la violencia, responder al mal con el mal. Jesús nos dice: "Yo os envío como ovejas en medio de lobos" (Mateo 10:16). O sea, sin fauces, sin garras, sin armas. El cristiano, más bien, debe ser prudente, a veces incluso astuto: éstas virtudes son aceptadas de la lógica evangélica. Pero nunca la violencia. Para vencer el mal, no se pueden compartir sus métodos.
La única fuerza del cristiano es el  Evangelio. En tiempos difíciles, hay que creer que Jesús está delante de nosotros, y nunca deja de acompañar a sus discípulos. La persecución no es una contradicción con el Evangelio, sino que forma parte: si han perseguido a nuestro Maestro, ¿cómo podemos esperar que nos ahorren la lucha? Pero, en medio de la tempestad, el cristiano no debe perder la esperanza, pensando que ha sido abandonado. Jesús nos  tranquiliza diciendo: "Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados" (Mateo 10:30). Como para decir que ninguno de los sufrimientos humanos, ni siquiera los más diminutos y ocultos, son invisibles a los ojos de Dios. Dios ve, y sin duda protege; y dará su rescate. En efecto, hay entre nosotros Alguien que es más fuerte que el mal, más fuerte que las mafias, que las tramas  oscuras, que  los que se lucran sobre la piel de los desesperados, que los que aplastan a los demás con la arrogancia ... Alguien que escucha desde siempre la voz de la sangre de  Abel que clama desde la tierra.
Los cristianos deben, por lo tanto, encontrarse siempre  en ''la otra orilla” del mundo, la elegida por Dios, no perseguidores sino perseguidos; no arrogantes, sino mansos; no vendedores de humo, sino sumisos  a la verdad; no impostores, sino honestos.
Esta fidelidad al estilo de Jesús - que es un estilo de esperanza - hasta la muerte, será llamada por los primeros cristianos con un hermoso nombre: "martirio", que significa "testimonio". Había muchas otras posibilidades ofrecidas por  el vocabulario: se podía haber  llamado  heroísmo, abnegación,  sacrificio. En cambio,  los primeros cristianos lo llamaron por un nombre que perfuma de discipulado. Los mártires no viven para sí mismos, no luchan para hacer valer sus ideas  y aceptan morir sólo por fidelidad al Evangelio. El martirio tampoco es   el ideal supremo de la vida cristiana, porque por  encima de él está la caridad,  es decir, el amor a Dios y al prójimo. Lo explica muy bien el  apóstol Pablo en su himno a la caridad, entendida como el amor a Dios y al prójimo.. Lo explica muy bien el apóstol en el himno a la caridad  "Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, de nada me aprovecha" (1 Cor 13,3). Repugna a los cristianos la idea de que los atacantes suicidas puedan ser llamados "mártires": no hay nada en su fin que pueda acercarse  a la actitud de los hijos de Dios.
A veces, leyendo las historias de tantos mártires de ayer y de hoy - que son más numerosos que los  mártires de los primeros tiempos -, nos sorprende la fortaleza con que se enfrentaron a la prueba. Esta fortaleza es un signo de  la gran esperanza  que los animaba: la esperanza segura de que nada ni nadie podía separarlos del amor de Dios que se nos da en Jesucristo (cf. Rm 8,38 a 39).
Que Dios nos de siempre la fuerza para ser sus testigos. Que nos conceda  vivir la esperanza cristiana, especialmente en el martirio oculto  de cumplir bien y amar nuestros deberes diarios. Gracias.

 

Saludos en las diversas lenguas

 

Saludos en francés


Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua francesa, sobre todo a  la fanfarria La Rosablanche  y  a los fieles que vinieron de Suiza y Francia. Los invito a leer las vidas de los mártires, de ayer y hoy, para descubrir con cuanta fuerza afrontaron las pruebas. Siguiendo su ejemplo, pongamos toda nuestra esperanza en Jesús, que nos da la fuerza, en la abnegación y el sacrificio de  nosotros mismos, para hacer el bien y cumplir  nuestro deber todos los días de nuestras vidas. ¡Dios os bendiga!



Saludos en inglés


Saludo a los peregrinos de lengua inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente los de Inglaterra, Escocia, Gales, Suecia, Australia, Hong Kong, Indonesia, Filipinas y Estados Unidos de América. Dirijo un saludo especial a los participantes en la conferencia sobre la nueva Ratio  Fundamentalis Institutiones Sacerdotalis, asegurando mis oraciones por su importante ministerio . Sobre todos vosotros y vuestras familias invoco la alegría y la paz de nuestro Señor Jesucristo.


Saludos en alemán


Saludo con afecto a los peregrinos de lengua alemana, especialmente a los jóvenes del Oldenburger Münsterland. Estimados amigos, los mártires dieron todo por el Señor. Roguemos a Dios que  nos conceda también a nosotros la fuerza para ser sus testigos, sobre todo en el "martirio escondido de todos los días,"  haciendo bien y con amor nuestras tareas y deberes. El Señor nos haga fuertes en la esperanza.

Saludos en español


Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica.

Mañana celebraremos la solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, que dieron su vida por amor a Cristo. Pidamos a Dios por su intercesión que nos concesa el don de la fortaleza para seguirle y ser sus testigos viviendo la esperanza cristiana, sobre todo en ese martirio continuo y escondido de hacer bien y con amor nuestras obligaciones de cada día.

 Muchas gracias.

 Saludos en portugués


Queridos peregrinos de Brasil y  de otros países de la lengua portuguesa,  os saludo a todos ,agradecido por el afecto y las oraciones con las que sostenéis día tras día mi ministerio como Sucesor de Pedro. A nuestra Madre común, la Virgen María, encomiendo vuestras vidas y vuestras familias, pidiendo para ellas la gracia de crecer en la intimidad con su Hijo divino, fuente de la verdadera vida.

Saludos en árabe


Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de  lengua árabe, en particular a los de Oriente Medio.  Queridos hermanos y hermanas, los mártires son aquellos hombres y aquellas mujeres fieles a la fuerza suave  del amor, a la voz del Espíritu Santo, que en la vida diaria tratan de ayudar a sus hermanos y de amar a Dios sin condiciones; nos enseñan que, con la fuerza del amor, con mansedumbre, se puede luchar contra la arrogancia, la violencia, la guerra, y se puede lograr la paz con paciencia. ¡El Señor os bendiga!

Saludos en polaco


Doy la bienvenida a los peregrinos polacos, especialmente a los huéspedes de los arzobispos metropolitanos que mañana recibirán el palio. Queridos hermanos y hermanas, mañana  precisamente  la liturgia nos recordará el martirio de los dos pilares de la Iglesia, San Pedro y San Pablo. Mirando el ejemplo de su ilimitada devoción a Cristo y su Evangelio, pidamos a Dios que siempre nos de también a nosotros  la fuerza para ser sus testigos fieles, que  nos ayude a vivir la esperanza cristiana, especialmente en el martirio escondido de llevar a cabo bien y con amor nuestros deberes diarios. ¡Dios os bendiga!

Saludos en italiano


Doy una cordial bienvenida a los fieles de lengua italiana.
Me complace recibir a  las Hermanas de la Visitación "Oasis Tabor"  y  a las Hijas de la Divina Providencia en ocasión de  sus respectivos capítulos generales, y las animo a promover su carisma con un espíritu de servicio y fidelidad a la Iglesia.
Dirijo un saludo especial a los participantes en el Congreso de la Asociación Nacional de los Familiares del Clero,  y exhorto a sus miembros a cultivar la amistad con los sacerdotes, especialmente  con los que estén más solos, sosteniendo su vocación y acompañando  su ministerio. Saludo a los monjes basilianos de San Josafat, que recuerdan el cuarto centenario de la fundación; a los peregrinos en la Via Francigena; a los militares del 17 ª Regimiento "Acqui" de Capua, así como los fieles de Altamura y a los abanderados de Grumo Appula.


Por último, saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Mañana celebraremos la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, patronos de Roma. Queridos jóvenes, del valor de los mártires, sobre cuya sangre está fundada  la iglesia, aprended a dar testimonio del Evangelio y de los valores en los que creéis; queridos enfermos, el amor de los apóstoles por  el Señor sea vuestra esperanza en la prueba  del dolor; queridos recién casados, enseñad  a vuestros hijos la pasión por la virtud  y la entrega sin reservas a Dios y al prójimo.