Hoy, IV domingo de Pascua, a las 12 el Santo Padre Francisco se ha asomado a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Regina Coeli con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Estas han sido las palabras del Papa antes de la oración mariana
Antes del Regina Coeli
Después del Regina Coeli
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el Evangelio de este domingo (Cfr. Jn 10, 1-10), llamado “el domingo del Buen Pastor”, Jesús se presenta con dos imágenes que se completan recíprocamente. La imagen del pastor y la imagen de la puerta del corral de las ovejas. El rebaño, que somos todos nosotros, tiene como habitación un corral que sirve de refugio, donde las ovejas viven y descansan después de las fatigas del camino. Y el corral tiene un recinto con una puerta, donde hay un guardián. Al rebaño se acercan diversas personas: está quien entra en el recinto pasando por la puerta y quien “entra por otro lado” (v. 1).El primero es el pastor, el segundo un extraño, que no ama a las ovejas; quiere entrar por otros intereses. Jesús se identifica con el primero y manifiesta una relación de familiaridad con las ovejas, expresada a través de la voz, con la que las llama, y que ellas reconocen y siguen (Cfr. v. 3). Él las llama para llevarlas fuera, a los prados herbosos donde encuentran buen alimento.
La segunda imagen con que Jesús se presenta es la de la “puerta de las ovejas” (v. 7). En efecto dice: “Yo soy la puerta. El que entra a través de mi se salvará” (v. 9), es decir, tendrá la vida y la tendrá en abundancia (Cfr. v. 10). Cristo, Buen Pastor, se ha convertido en la puerta de la salvación de la humanidad, porque ha ofrecido la vida por sus ovejas.
Jesús, pastor bueno y puerta de las ovejas, es un jefe cuya autoridad se expresa en el servicio, un jefe que para gobernar da la vida y no pide a otros que la sacrifiquen. De un jefe así nos podemos fiar, como las ovejas que escuchan la voz de su pastor porque saben que con el se va a prados buenos y abundantes. Basta una señal, una llamada y ellas lo siguen, obedecen, se encaminan guiadas por la voz de aquel que sienten como una presencia amiga, fuerte y dulce al mismo tiempo, que dirige, protege, consuela y cura.
Así es Cristo para nosotros. Hay una dimensión de la experiencia cristiana que tal vez dejamos un poco en la sombra: la dimensión espiritual y afectiva. El sentirnos unidos al Señor por un vínculo especial, como las ovejas a su pastor. A veces racionalizamos demasiado la fe y corremos el riesgo de perder la percepción del timbre de aquella voz, de la voz de Jesús Buen Pastor, que estimula y fascina. Como les sucedió a los dos discípulos de Emaús, a los que les ardía el corazón mientras el Resucitado hablaba a lo largo del camino. Es la experiencia maravillosa de sentirse amados por Jesús. Pregúntaos ¿Yo me siento amado por Jesús? ¿Yo me siento amada por Jesús? Para Él nunca somos extraños, sino amigos y hermanos. Y sin embargo, no siempre es fácil distinguir la voz del Pastor Bueno. Tened cuidado. Siempre hay el riesgo de estar distraídos por el estruendo de tantas otras voces. Hoy estamos invitados a no dejarnos distraer por las falsas sabidurías de este mundo, sino a seguir a Jesús, el Resucitado, como único guía seguro que da sentido a nuestra vida.
En esta Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones – en especial por las vocaciones sacerdotales, para que el Señor nos envíe buenos pastores – invoquemos a la Virgen María: Que acompañe a los diez nuevos sacerdotes a quienes he ordenado hace poco. He pedido a cuatro de ellos, de la diócesis de Roma, que se asomaran para dar la bendición conmigo. ¡Que la Virgen sostenga con su ayuda a cuantos están llamados por Él, a fin de que estén dispuestos y sean generosos a la hora de seguir su voz.
Después del Regina Coeli
Queridos hermanos y hermanas:
Ayer, en Gerona, España, fueron proclamados beatos: Antonio Arribas Hortigüela y seis compañeros, religiosos de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón. Estos fieles y heroicos discípulos de Jesús fueron asesinados por odio a la fe en un tiempo de persecución religiosa. Su martirio, aceptado por amor a Dios y por fidelidad a su vocación, suscite en la Iglesia el deseo de testimoniar con fortaleza el Evangelio de la caridad.
Saludo a todos vosotros, fieles romanos y peregrinos, en particular a los procedentes de Varsovia, Aalen (Alemania), Liebanau (Austria), Chennai (India) y de Texas; como también a los profesores y alumnos del “Corderius College” de Amersfoort (Países Bajos).
Saludo a la Asociación “Meter”, que desde hace más de veinte años lucha contra toda forma de abuso sobre los menores. Gracias, muchas gracias por vuestro compromiso en la Iglesia y en la sociedad y seguid adelante con valentía.
Saludo a los participantes en la reunión nacional del Arma de los Carabineros, a la delegación del Sindicato Autónomo de Policía, a los fieles de Pomezia y Palestrina, a la Asociación del Santo Sepulcro de Foligno, a la Filarmónica Valsoldese y a los jóvenes de Modica (la Filarmónica Valsoldese toca y el Papa añade: “¡Bravo!”.
Mañana dirigiremos la Súplica a la Virgen del Rosario de Pompeya; en este mes de mayo recemos el Rosario en particular por la paz. Acordaos: recemos el Rosario por la paz, como pidió la Virgen en Fátima, donde iré en peregrinación dentro de pocos días, con ocasión del centenario de las primera aparición.
A todos os deseo un buen domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!