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Angelus: Tiempo de misión, tiempo de coraje , 23.10.2016

Hoy se celebra la  Jornada Misionera Mundial cuyo lema este año es : “Iglesia misionera, testigo de misericordia” y a ese tema, en sus diversos aspectos  el Santo Padre dedicó la reflexión dominical que precede al ángelus, rezado con los fieles en la Plaza de San Pedro.

El Papa recordó que en la exhortación de san Pablo a Timoteo, el apóstol medita sobre su existencia totalmente consagrada a la misión y, viendo ya cercano el final de su camino terreno, la describe en tres estaciones: presente, pasado y futuro. En el presente habla de su vida como oferta, como sacrificio; refiriéndose al pasado recuerda la “buena batalla”,  la “carrera” de un hombre coherente con sus compromisos y responsabilidades y , por tanto, para el futuro confía en el reconocimiento por parte de Dios, que es “juez justo”. Sin embargo, subraya que su misión ha sido eficaz, justa y fiel solamente gracias a la cercanía y a la fuerza del Señor que hizo de él un proclamador del evangelio a todos los pueblos.

“En Pablo –dijo el Pontífice-  la comunidad cristiana encuentra  su modelo, convencida de que la presencia del Señor hace eficaz el trabajo apostólico y la obra de evangelización. La experiencia del apóstol de los gentiles nos recuerda que debemos comprometernos en las actividades pastorales y misioneras; por un lado, como si el resultado dependiese de nuestros esfuerzos, con el espíritu de sacrificio del atleta que no se detiene ni siquiera ante las  derrotas; por el otro, sabiendo, sin embargo,  que  el éxito de nuestra misión es un don de la Gracia: el Espíritu Santo es quien  hace eficaz la misión de la Iglesia en el mundo”.

“¡Hoy es tiempo de misión y es tiempo de coraje!  -exclamó- Coraje para  afianzar  los pasos vacilantes, para volver a tener ganas  de entregarse  por el Evangelio, para readquirir confianza en la fuerza que la misión conlleva.  Es tiempo  de coraje, aunque tener coraje no signifique tener la garantía del éxito. Se nos pide el coraje de luchar, no necesariamente para vencer; para anunciar, no necesariamente para convertir.  Se nos pide  coraje para ser alternativos al mundo, pero sin volvernos nunca polémicos o agresivos. Se nos pide  coraje para abrirnos a todos, sin disminuir jamás lo absoluto de Cristo y su unicidad,  único salvador de todos.  Se nos pide  coraje para resistir a la incredulidad, sin volvernos arrogantes.  Y también se nos pide el coraje del publicano del evangelio de hoy, que con humildad no osaba siquiera  levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo ¡Oh Señor, ten piedad de este pecador! Hoy es tiempo de coraje. ¡Hoy hace falta coraje!”.

“La Virgen María, modelo de la Iglesia “en salida” y dócil al Espíritu Santo, nos ayude a todos a ser, gracias a  nuestro Bautismo, discípulos misioneros para llevar el mensaje de la salvación a la entera familia humana”, finalizó el Obispo de Roma