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Mensaje del Papa al pueblo argentino: Haremos bien a nuestro país con las obras de misericordia, 30.09.2016

El Papa Francisco ha enviado un mensaje en vídeo al pueblo argentino en que, tras recordar la celebración del Bicentenario, la beatificación en el mes de agosto de Mama Antula y la inminente canonización del Cura Brochero, personajes muy significativos para ese país, invita a sus compatriotas a realizar obras concretas de misericordia. Sigue una amplia síntesis del mensaje:        

En este año en que todavía estamos respirando el ambiente de los festejos del Bicentenario, suceden dos hechos que hacen a nuestra historia, dos hechos que son muy importantes y muy fuertes, y que yo valoro mucho: uno es la beatificación de Mama Antula, una mujer que ayudó a consolidar la Argentina profunda y el otro es la próxima canonización del Cura Brochero, ese cura gaucho que tuvo compasión de sus queridos serranos y luchó por su dignificación.

Está de más decir que yo hubiera querido ir a Argentina a beatificar a Mama Antula y a canonizar al Cura Brochero, pero no pude hacerlo, no es posible. Ustedes no saben cuánto me gustaría volver a verlos. Y tampoco podré hacerlo el año próximo porque ya están compromisos fijados para Asia, África, y el mundo es más grande que Argentina, y bueno, pero hay que dividirse, dejo en manos del Señor que Él me indique la fecha.  Pero teniendo en cuenta estos acontecimientos y teniendo en cuenta que el año que viene tampoco voy a poder ir, opté por comunicarme con ustedes de esta manera.

Para mí el pueblo argentino es mi pueblo, ustedes son importantes, yo sigo siendo argentino, yo todavía viajo con pasaporte argentino. Estoy convencido que como pueblo son el mayor tesoro que tiene nuestra Patria…Y eso me lleva a rezar y rezo por ustedes en la Misa,..por cada uno más de ustedes. Es el amor a la Patria que me lleva a eso y es lo que me lleva también a pedirles, una vez más, que se pongan la Patria al hombro, esa Patria que necesita que cada uno de nosotros le entreguemos lo mejor de nosotros mismos, para mejorar, crecer, madurar. Y esto nos hará lograr esa cultura del encuentro que supera todas estas culturas del descarte que hoy en el mundo se ofrecen por todas partes. Una cultura del encuentro donde cada uno tenga su lugar, que todo el mundo pueda vivir con dignidad y que se pueda expresar pacíficamente sin ser insultado o condenado, o agredido, o descartado”.

A mí me llama la atención que a la Argentina se le alaba por su geografía, su riqueza… Pero la riqueza más grande que tiene nuestra Patria es el pueblo, ese pueblo que sabe ser solidario, que sabe respetarse.. Pueblo que se reencuentra, trabaja unido y busca la grandeza de la Patria, esa Patria que es propia, es nuestra, no es de los otros, es nuestra. Gracias por todo lo bueno que hacen cada día.           

Estamos en el Año de la Misericordia, y como despedida de esta charla, me atrevo a proponerles, como las maestras de antes,  los deberes para la casa. Les propongo que en este Año de la Misericordia hagan alguna obra de misericordia todos los días o cada dos días si no pueden todos los días; y no se enojen si yo se las leo para recordárselas….Son obras concretas de misericordia que si cada uno de nosotros hace una al día o una cada dos días, ¡el bien, el bien, que haremos a nuestro pueblo!

- Visitar a un enfermo, visitar a los enfermos, es una obra de misericordia.

- Dar de comer al hambriento. Hay gente que tiene hambre.

- Dar de beber al sediento, tiene sed material y espiritual, a veces.

- Dar posada al peregrino, es decir, darle lugar al que no tiene casa, al que no tiene techo.

- Vestir al desnudo, es decir, que la gente tenga vestido, que no pase frio en invierno.

- Visitar a los presos. Tantas veces la Iglesia insiste sobre esto.

- Y enterrar a los difuntos.

Estas serían las siete obras de misericordia corporales.

Y otras siete espirituales:

- Enseñar al que no sabe.

- Dar un buen consejo al que lo necesita.

- Corregir al que se equivoca.

- Perdonar al que nos ofende. ¡Qué difícil es perdonar! Todos hoy en el mundo necesitamos perdonar mucho y ser perdonados.

- Consolar al que está triste.

- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Hay gente que a veces nos hace perder la paciencia, y sufrir con paciencia sus defectos, es una obra de misericordia.

- Y rezar a Dios por los vivos y por los muertos.

No sé, queridos hermanos, queridos compatriotas, me siento hablándoles como en casa, me acerco a ustedes en esta ocasión, donde todavía se respiran los aires de los festejos del Bicentenario y donde están estos dos hechos de la canonización del Cura Brochero y la beatificación de Mama Antula, dos personas, un hombre y una mujer, que trabajaron por la Patria y por la evangelización. Así que en medio de todo esto los saludo, les doy mi cariño, y les digo – parece un poco raro, pero lo estiro el tiempo como el elástico – hasta pronto, y no se olviden de rezar por mí. Gracias”.