Después de la catequesis el Papa, como es habitual, saludó a los fieles procedentes de diversos países que habían participado en la audiencia, entre ellos a los franceses de la diócesis de Angulema, acompañados por su obispo Hervé Gosselin, a los eslovacos, especialmente a los grupos parroquiales y escuelas, así como a los miembros de la undécima peregrinación del Ordinariato Militar encabezados por el arzobispo castrense Frantisek Rábek y a los peregrinos de lengua alemana entre las cuales las estudiantes de la Mädchen-Realschule Sankt Josef Schwandorf.
Con particular alegría saludó también a los peregrinos turcos, fieles de la arquidiócesis de Esmirna a quien acompañaba su obispo Lorenzo Piretto.
Entre los italianos recordó a los provenientes de diversas diócesis de la península: Acqui, Grosseto, Nola, Sessa Aurunca y Tortona junto con sus obispos, así como a los alumnos del Seminario Mayor Interdiocesano de Udine, Trieste y Gorizia, acompañados por su arzobispo Mons Mazzocato.
“Saludo –dijo- a los participantes en el curso organizado por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, al consejo municipal de Taranto con su arzobispo mons. Santoro, a los directores de las Casas de la Divina Providencia de Italia y a los Misioneros Monfortanos, que recuerdan el tercer centenario de la subida al cielo de su fundador de San Luis María Grignion de Montfort. La visita a las tumbas de los Apóstoles favorezca en todos el sentido de pertenencia a la familia eclesial”.
Al final mencionó a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados recordándoles que hoy se celebra san Mateo, apóstol y evangelista. “Su conversión sea un ejemplo para vosotros, queridos jóvenes, para que viváis la vida siguiendo los criterios de la fe; su mansedumbre, queridos enfermos os sostenga cuando el sufrimiento parece insoportable; y su seguir al Salvador os recuerde, queridos recién casados, la importancia de la oración en la historia matrimonial que habéis emprendido”.