Se ha celebrado en estos días la asamblea de la Reunión de las Obras de Ayuda para las Iglesias Orientales (ROACO) en la que han participado los representantes pontificios en Jerusalén, Líbano, Siria, Irak, Jordania y Ucrania que acompañan la vida de las Iglesias y de los pueblos de esos países manifestando la cercanía del Papa y la Santa Sede, tanto con encuentros como con gestos concretos de caridad, en coordinación con los organismos de la Curia romana. En la asamblea se ha hablado también de la presencia de las Iglesias Siromalabares y Siromalankares en los territorios de India fuera de Kerala.
Recibiendo esta mañana a los miembros de ROACO, el Papa saludó al nuevo Custodio de Tierra Santa, el padre Francesco Patton y manifestó su agradecimiento a todos los Frailes Menores que desde hace siglos aseguran el mantenimiento de los Santos Lugares gracias también a la colecta del Viernes Santo, iniciativa comenzada por Pablo VI. También auguró que con la aportación generosa de muchas personas y de otras comunidades cristianas se complete la restauración de la basílica de la Natividad y del edículo del Santo Sepulcro.
Precisamente durante la restauración de una pared de la nave en Belén salió a la luz un séptimo ángel que, junto con los otros seis de un mosaico, forma una procesión hacia el lugar que conmemora el nacimiento del Verbo hecho carne. “Este hecho –observó el Papa- nos hace pensar en que también el rostro de nuestras comunidades eclesiales puede estar cubierto de incrustaciones debidas a algunos problemas y pecados. Y, no obstante, vuestra obra siempre debe estar guiada por la certeza de que bajo las incrustaciones materiales y morales y también bajo las lágrimas y la sangre causadas por la guerra, la violencia y la persecución, bajo esta capa que parece impenetrable hay un rostro luminoso como el del ángel del mosaico. Y todos vosotros, con vuestros proyectos y vuestras acciones, cooperáis en esta "restauración” para que el rostro de la Iglesia refleje visiblemente la luz de Cristo, el Verbo encarnado. Él es nuestra paz y llama a la puerta de nuestros corazones en el Oriente Medio, así como en la India o Ucrania, país este último al que he querido que se destinase una colecta extraordinaria convocada el pasado mes de abril entre las Iglesias de Europa”.
Refiriédose luego a la situación de las Iglesias siromalabares y siromalankares en India, señaló que la reflexión llevada a cabo en la asamblea de ROACO hacía esperar que se pudiera proceder según las indicaciones de los anteriores pontífices respetando el derecho de cada uno, sin espíritu de división y favoreciendo, en cambio, la comunión en el testimonio del único salvador Jesucristo. “Esa comunión, en todas las partes del mundo donde los católicos latinos y orientales viven lado a lado, necesita las riquezas espirituales de Oriente y Occidente, a las que pueden acceder las nuevas generaciones de sacerdotes, religiosos y agentes de pastoral, como decía San Juan Pablo II: “Las palabras de Occidente necesitan las palabras de Oriente para que la Palabra de Dios manifieste cada vez mejor sus insondables riquezas. Nuestras palabras se unirán para siempre en la Jerusalén del cielo, pero invocamos y queremos que ese encuentro se anticipe en la santa Iglesia que aún camina hacia la plenitud del Reino”.
Francisco se despidió de los miembros de ROACO pidiéndoles que rezasen por él ya que dentro de pocos días irá como peregrino a una tierra oriental, Armenia, “la primera entre las naciones que acogió el Evangelio de Jesús”.