Sala Stampa

www.vatican.va

Sala Stampa Back Top Print Pdf
Sala Stampa


El Papa en la Aldea de la Tierra: No hay que tener miedo de ir al desierto para transformarlo en bosque, 25.04.2016

Ciudad del Vaticano, 25 de abril de 2016 .-Ayer tarde, por sorpresa, el Papa Francisco acudió al parque de Villa Borghese en Roma para saludar a los participantes en la “Aldea de la Tierra”, una iniciativa promovida en la capital italiana por el Earth Day y por el Movimiento de los Focolares, del 22 al 25 de abril, dedicada esta vez al tema: “Vivir juntos la ciudad”. Protagonista del domingo fue el debate “Roma, ciudad abierta a la fraternidad” donde se habló de las pobrezas antiguas y nuevas de la capital y de las respuestas que dan a las emergencias las organizaciones de diversa inspiración.

Comentando alguna de esas iniciativas, el Papa dijo : “Me han venido a la mente dos imágenes: el desierto y el bosque. He pensado que todos vosotros tomáis el desierto para transformarlo en bosque... Vais donde hay desierto, donde no hay esperanza, y hacéis cosas para transformar ese desierto en bosque.... El bosque está lleno de árboles, está lleno de verde, es muy desordenado.. ¡pero así es la vida! ...Y después se verá cómo se pueden arreglar algunas cosas en el bosque ... Pero allí hay vida... En cambio en el desierto hay muerte”,

“¡Cuántos desiertos en las ciudades, cuantos desiertos en la vida de las personas que no tienen futuro, porque... siempre existen prejuicios, temores -exclamó- Y estas personas tienen que vivir y morir en el desierto, en la ciudad. Vosotros, con vuestro trabajo, hacéis el milagro de transformar el desierto en bosque: seguid así... No hay que tener miedo a la vida, no nay que tener miedo del conflicto. Alguien una vez me dijo ... que la palabra conflicto en chino está compuesta de dos signos: uno que dice "riesgo", y otro que dice "oportunidad”. Es cierto,el conflicto es un riesgo, pero es también una oportunidad.. El que no se arriesga, no se acerca nunca a la realidad... y acercarse es un riesgo, pero también una oportunidad para mí y para la persona a la que me acerco. Para mí y para la comunidad a la que me acerco... Nunca hay que volver la cara para no ver el conflicto...Los conflictos deben asumirse, los males deben asumirse para resolverlos...El desierto es feo, sea el que está en el corazón de todos nosotros, sea el que se encuentra en las ciudades, en los suburbios.. Incluso el desierto que se encuentra en los barrios residenciales... Pero no hay que tener miedo de ir al desierto, para convertirlo en bosque donde hay vida en abundancia”.

Os dejo unos “deberes para hacer en casa”: Mirad un dia las caras de las personas cuando van por la calle: están preocupados, cada uno encerrado en sí mismo, faltan sonrisas, falta ternura. En otras palabras, falta la amistad social … y donde no hay amistad social, hay siempre odio y guerra. Estamos viviendo una "tercera guerra mundial en pedazos", por todas partes. Mirad el mapa del mundo y os daréis cuenta. En cambio, la amistad social, a menudo tiene que ver con el perdón...Muchas veces consiste en acercarse: me acerco a ese problema, a ese conflicto, a esa dificultad”.

“Hay otra cosa...la amistad social tiene que ver con la gratuidad y esta sabiduría de la gratuidad se aprende: con el juego, con el deporte, con el arte, con la alegría de estar juntos, con la cercanía ... Es una palabra, gratuidad -recalcó- que no se puede olvidar en este mundo, en el que parece que si no pagas no puedes vivir, donde la persona, el hombre y la mujer, a los que Dios creó como centro del mundo, para estar también en el centro de la economía, han sido expulsados y en el centro tenemos al dios dinero...y los que pueden acercarse a adorarlo lo hacen y los que no van a parar al hambre, a la enfermedad, a la explotación...La gratuidad es la palabra clave. La gratuidad que me hace dar mi vida tal como es, para ir con los demás y hacer que el desierto se convierta en bosque. Y el perdón.. porque, con el perdón, se alejan el rencor y el resentimiento.. .Y luego construir siempre, no destruir, nunca”.

“Esto es lo que me ha venido en mente -concluyó- Y ¿cómo se puede lograr? Simplemente siendo conscientes de que todos tenemos algo en común, de que todos somos humanos. Y en esta humanidad nos acercamos para trabajar juntos. "Pero yo soy de esta religión, de esta otra..." ¡No importa! Todos adelante para trabajar juntos. ¡Respetar a los demás! Y así veremos el milagro de un desierto que se convierte en bosque”.