Ciudad del Vaticano, 23 de abril de 2016 .-Con el Sacramento de la Reconciliación, celebrado en la Plaza de San Pedro, transformada así en “Plaza de la Misericordia”, se abrió esta mañana el Jubileo de los Chicos y las Chicas. A las 11,30, el Papa se unió a los numerosos sacerdotes que confesaban en la Columnata de Bernini y durante una hora escuchó las confesiones de 16 adolescentes.
Por la tarde los jóvenes se reunieron en el Estadio Olímpico donde tuvo lugar una gran fiesta a la enseña de la música y de los testimonios inaugurada con un vídeo mensaje enviado por el Santo Padre del que reproducimos amplios extractos.
“Os agradezco que hayáis acogido la invitación de venir a celebrar el Jubileo aquí en Roma Esta mañana habéis transformado la Plaza de San Pedro en un gran confesionario y después habéis atravesado la Puerta Santa. No olvidéis que la Puerta indica el encuentro con Cristo que nos introduce al amor del Padre y nos pide que seamos misericordiosos como El es misericordioso”.
“Se que lleváis una bandana que tiene escritas las obras de misericordia corporales: llevad en la cabeza estas obras porque son el estilo de vida cristiana. Como sabéis las obras de misericordia son gestos sencillos, que pertenecen a la vida de todos los días, y hacen que reconozcamos el rostro de Jesús en el rostro de tantas personas. ¡También jóvenes! También jóvenes como vosotros, que tienen hambre, sed; que son prófugos o forasteros o enfermos y nos piden ayuda y amistad”.
“Ser misericordiosos también significa ser capaces de perdonar...No os quedéis con el rencor o el deseo de venganza. No sirve para nada: es algo que nos corroe el alma y no nos deja ser felices. ¡Perdonemos! Perdonemos y olvidemos el daño recibido, así podemos entender la enseñanza de Jesús y ser discípulos suyos y testigos de misericordia”.
“Muchas veces cuando quiero llamar por teléfono a mis amigos no consigo ponerme en contacto con ellos porque no tengo campo. Estoy seguro de que a vosotros os pasa a veces lo mismo en algunos sitios con vuestros móviles...Bien, acordáos de que si Jesús no está en vuestra vida es como si no hubiera campo. No se consigue hablar y uno se encierra en sí mismo. Vayamos siempre donde haya campo. En la familia, en la parrqouia, en la escuela, porque en este mundo tendremos siempre algo que contar que sea bueno y verdadero”.