Ciudad del Vaticano, 17 de abril de 2016 .-El reciente viaje a Lesbos y la preocupación por los afectados por los terremotos de Ecuador y Japón, así como la Jornada de Oración por las Vocaciones y la situación laboral de los empleados de los Call Center, fueron los temas principales tocados por el Papa después de rezar el Regina Coeli.
“Agradezco a cuantos han acompañado con la oración la visita que realicé ayer a la isla de Lesbos, en Grecia -dijo Francisco- He llevado a los prófugos y al pueblo griego la solidaridad de la Iglesia. Estaban conmigo el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Arzobispo Ieronymos de Atenas y de toda Grecia, como signo de la unidad en la caridad de todos los discípulos del Señor.Visitamos uno de los campos de refugiados: venían de Iraq, de Afganistán, de Siria, de África, de tantos países. Saludamos a unos 300 prófugos, uno por uno. Los tres: el Patriarca Bartolomé, el Arzobispo Ieronymos y yo. Muchos de ellos eran niños. Algunos de ellos -de estos niños- han visto la muerte de sus padres y de sus compañeros, muchos de ahogados en el mar. ¡He visto tanto dolor! Y quiero contar un caso particular, de un hombre joven, que no llega a 40 años. Lo encontré ayer, con sus tres hijos. Es musulmán y me contó que estaba casado con una mujer cristiana, se amaban y se respetaban recíprocamente. Pero desgraciadamente a su mujer la degollaron los terroristas porque nos quiso renegar de Cristo y abandonar su fe. ¡Es una mártir! Y aquel hombre lloraba tanto”.
A continuación recordó el terremoto que sacudió ayer Ecuador causando más de doscientos muertos y miles de heridos e invitó a rezar por el pueblo ecuatoriano y también por Japón, afectado recientemente por fuertes seísmos. “Que la ayuda de Dios y de los hermanos -suplicó el Pontífice- les de fortaleza y apoyo”.
“Hoy es la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones -prosiguió- Estamos invitados a rezar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada... Y a vosotros jóvenes, chicos y chicas, que estáis en la plaza: pensad si el Señor no os llama a dedicar vuestra vida a su servicio, ya sea en el sacerdocio que en la vida consagrada”.
Por último manifestó su cercanía a tantas familias preocupadas por el problema del trabajo. “Pienso en particular en la situación precaria de los trabajadores italianos de los ‘Call Center’: deseo que siempre prevalezca ante todo la dignidad de la persona humana y no los intereses particulares”, subrayó el Santo Padre.