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El Papa ordena 11 nuevos sacerdotes: Sed misericordiosos, muy misericordiosos, 18.04.2016

Ciudad del Vaticano, 17 de abril de 2016.- Hoy, IV domingo de Pascua y LIII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Santo Padre ha presidido en la basílica de San Pedro la santa misa en el curso de la cual ha otorgado el orden sacerdotal a 11 diáconos, 9 de los cuales procedentes de los seminarios diocesanos romanos (Pontificio Seminario Romano Mayor, Almo Colegio Capranica, Colegio diocesano Redemptoris Mater, Seminario de la Virgen del Divino Amor) y de otros dos colegios. Han concelebrado con el Papa el cardenal Agostino Vallini, vicario general de Su Santidad para la diócesis de Roma, el obispo Filippo Iannone, vice-regente, los obispos auxiliares de la capital, los Superiores de los seminarios interesados y los párrocos de los nuevos ordenados.

En el curso de la liturgia, el Papa ha pronunciado la homilía ritual del Pontifical Romano, pero como es habitual, ha añadido algunas consideraciones particulares.

“Estos hijos y hermanos nuestros han sido llamados al orden del presbiterado...Al configurarlos con Cristo, sumo y eterno Sacerdote, y unirlos al sacerdocio de los Obispos, la Ordenación los convertirá en verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento para anunciar el Evangelio, apacentar al Pueblo de Dios y celebrar el culto divino, principalmente en el sacrificio del Señor, ha afirmado el Santo Padre”.

“En cuanto a vosotros – prosiguió dirigiéndose a los nuevos sacerdotes- transmitid a todos la Palabra de Dios, esa Palabra que vosotros mismos habéis recibido con alegría. Acordáos de vuestra propia historia, del aquel don de la Palabra que el Señor os dio a través de vuestra mamás, de vuestra abuela – y como dice Pablo - de vuestros catequistas, y de toda la Iglesia... Que vuestra enseñanza sea alimento para el Pueblo de Dios; que vuestra vida sea un estímulo para los discípulos de Cristo, a fin de que, con vuestra palabra y vuestro ejemplo – van juntos: palabra y ejemplo - se vaya edificando la casa de Dios, que es la Iglesia”.

“Daos cuenta de lo que hacéis e imitad lo que conmemoráis, de tal manera que, al celebrar el misterio de la muerte y resurrección del Señor, os esforcéis por hacer morir en vosotros el mal y procuréis caminar con él en una vida nueva. Llevar la muerte de Cristo en vosotros mismos y caminar con Cristo en una vida nueva. Sin la cruz -recalcó el Papa- nunca podréis encontrar al verdadero Jesús. Y una cruz sin Cristo no tiene sentido”.

“Introduciréis a los hombres en el Pueblo de Dios por el Bautismo. Perdonaréis los pecados en nombre de Cristo y de la Iglesia por el sacramento de la Penitencia. Y, por favor, en nombre del mismo Jesucristo, el Señor, y en nonbre de la Iglesia, os pido que seáis misericordiosos, muy misericordiosos. A los enfermos les daréis el alivio del óleo santo. Al celebrar los ritos sagrados, al ofrecer durante el día la oración de alabanza y de súplica, os haréis voz del Pueblo de Dios y de toda la humanidad.”

“Conscientes de haber sido elegidos entre los hombres. “Elegidos”, no os olvidéis de esto. ¡Elegidos! ¡Es el Señor quien os ha llamado, uno a uno -añadió el Obispo de Roma- Elegidos entre los hombres y puestos al servicio de ellos y no al servicio mío!

“Permaneciendo unidos a vuestro Obispo, esforzaos por reunir a los fieles en una sola familia para conducirlos a Dios Padre, por medio de Cristo en el Espíritu Santo. Tened siempre presente el ejemplo del Buen Pastor, que no vino para ser servido, sino para servir, para buscar y salvar lo que estaba perdido”.