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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS MIEMBROS DEL CONSEJO NACIONAL DEL MOVIMIENTO DE ADULTOS SCOUTS CATÓLICOS ITALIANOS,
(MASCI)

Sala Clementina
Sábado, 13 de abril de 2024

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Queridos hermanos y hermanas, ¡bienvenidos!

Estoy muy contento de encontrarlos en su 70° aniversario de su fundación. El 20 de junio 1954, de hecho, gracias a la obra de Mario Mazza y a padre Ruggi de Aragona, nacía oficialmente en Roma el Movimiento de Adultos Scouts Católicos Italianos. Hace ya un decenio existía la asociación de los Cavalieri di San Giorgio (caballeros de San Jorge), que se había dado como objetivo el testimoniar con la vida los contenidos de la Ley y de la Promesa Scout.  Sin embargo, ahora se definía con mayor precisión, centrándose en valores de los que aún hoy son herederos, guardianes y promotores: la comunidad, la educación, el servicio y el cuidado de la casa común.

Me gusta el título que han elegido: “Mas vida a la vida”, porque la vida nos trae plenitud, debemos trabajar por la plenitud. Han querido plasmarlo en algunos proyectos-símbolo que se van a poner en marcha: la donación de una cuna térmica al Centro de Primeros Auxilios y Acogida de Lampedusa; la construcción de un taller de carpintería náutica en Zambia; y la plantación de un bosque en Argenta, Romaña. Estas iniciativas tocan valores importantes, por lo que me gustaría dedicarles un momento a reflexionar sobre ellas.

Primero: la cuna, que nos acuerda el amor por la vida que nace. Vivimos en una época de dramática desnatalidad. La edad media de los italianos es 46 años, la edad media de los albaneses es 23: esto nos hace entender. Una dramática desnatalidad en la que el ser humano parece haber perdido el gusto en el generar y en el tener cuidado del otro, y quizás incluso el gusto por vivir. Una cuna, en cambio, simboliza la alegría de la llegada de un niño al mundo, el compromiso para que crezca bien, la espera y la esperanza de lo que puede llegar a ser. La cuna nos habla de la familia, nido acogedor y seguro para los pequeños, comunidad fundada en la gratuidad del amor; pero también, reflexionando, nos habla del cuidado de la vida en todas sus etapas, especialmente cuando el paso de los años o las asperezas del camino hacen a la persona más vulnerable y necesitada. Y es significativo, en este sentido, que su donación sea destinada al Centro de Primeros Auxilios y Acogida de Lampedusa: esto subraya aún más que el amor a la vida es siempre abierto y universal, deseoso del bien de todos, independientemente de su origen o de cualquier otra condición.

Segunda iniciativa: el taller de carpintería. La carpintería es un símbolo muy querido para nosotros los cristianos, porque el Hijo de Dios la eligió como lugar para preparar su misión de salvación en su pueblo, Nazaret, trabajando humildemente «con manos de hombre» (Gaudium et spes, 22). En un mundo en el que se habla tanto, quizás demasiado, de fabricar armas para hacer la guerra, me decía un economista que ahora mismo la inversión que más ingresos genera es la producción de armas. Invertir para destruir, ganar con la destrucción - nos recuerda la vocación humana fundamental de transformar los dones de Dios no en medios de muerte, sino en instrumentos de bien, en el compromiso común de construir una sociedad justa y pacífica, en la que todos tengan la posibilidad de una vida digna. La dignidad de la vida: trabajar por la dignidad de la vida.

Por último, el tercer proyecto: el bosque. Nos recuerda nuestra responsabilidad para con la casa común, que el Creador ha confiado a nuestras manos. El respeto, el amor y el contacto directo con la naturaleza son las señas de identidad del escultismo, desde sus orígenes. Y son valores que tanto necesitamos hoy en día, cuando nos encontramos cada vez más impotentes ante las consecuencias de una explotación irresponsable y miope del planeta, prisioneros de estilos de vida y comportamientos tan egoístamente sordos a cualquier llamada al sentido común como trágicamente autodestructivos; insensibles al grito de una tierra herida, así como a la voz de tantos hermanos y hermanas injustamente marginados y excluidos de una justa distribución de los bienes. Frente a esto, ¡el estilo sobrio, respetuoso y frugal de los scouts es un gran ejemplo para todos!

Han decidido plantar sus árboles en Argenta, en memoria de Don Giovanni Minzoni. Fue un párroco valiente que, en un contexto de hostilidad violenta y prepotente, luchó, también a través del escultismo (S. Juan Pablo II, Lettera a Mons. E. Tonini, Arcivescovo di Ravenna, 30 de septiembre de 1983, en el 60° aniversario de la muerte de Don Minzoni). Esto también es un importante recordatorio de esa ecología integral que, partiendo de hacerse cargo de las emergencias climáticas y medioambientales, amplía su reflexión considerando, aguas arriba, «el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea» (Cart. enc. Laudato si’, 15).

¡Queridos amigos y queridas amigas, gracias por lo que son y por lo que hacen!

Los animo a perseverar en su camino, semel scout semper scout, come dice su lema. Es bueno que sigan siendo una comunidad abierta, atenta, dispuesta a la acogida, a la escucha y al acompañamiento de aquellos que el Señor pone en su camino; comunidad profética al anunciar con valentía el Evangelio y deseosa de salir de su proprio círculo para encontrar a los demás, especialmente a los que habitan las periferias existenciales de nuestro tiempo.

Los acompaño con la bendición y la oración. Y también les pido que por favor recen por mí. Gracias.
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Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 13 de abril de 2024



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