PAPA FRANCISCO
MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA
DE LA DOMUS SANCTAE MARTHAE
Cuestión de ADN
Martes 7 de febrero de 2017
Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 6, viernes 10 de febrero de 2017
Vuelta a los orígenes para entender quién es el hombre y, sobre todo, quién es el hombre a los ojos de Dios. Siguiendo las sugerencias de la liturgia de la palabra, el Papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta el martes 7 de febrero, se detuvo a reflexionar sobre la creación y sobre el gran amor que el Señor siente por el hombre.
El Pontífice en primer lugar retomó uno de los versículos del Salmo responsorial: «¡Oh Yaveh, Señor nuestro, qué glorioso tu nombre por toda la tierra!» para recordar cómo la Iglesia, en estos días, «nos lleva a alabar tanto al Señor». Y, prosiguiendo en la lectura del Salmo 8 —«¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides?»— subrayó cómo esto exprese «la admiración ante de la ternura, del amor de Dios: ¿por qué tú te comportas así con nosotros? No somos nada, pero tú eres grande...»
La respuesta se encuentra en la primer lectura que cuenta el pasaje de la creación en el Génesis (1, 20 - 2, 4). Allí se lee, de hecho, al final del sexto día: «Dijo Dios: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos...”. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar...”». Es decir, dijo el Papa, «Dios da todo al hombre. Y la creación del hombre y de la mujer es la coronación de toda la creación del mundo, es el final». Pero, se preguntó, «¿qué nos da Dios» para hacernos decir en el Salmo: «qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides?».
«En primer lugar —respondió— nos ha dado el ADN, es decir que nos ha hecho hijos, nos ha creado a su imagen, a su imagen y semejanza, como Él». Y, añadió «que se le parezca mucho o poco, es hijo: ha recibido la identidad». Se trata de una unión que permanece. Y así «si el hijo es bueno, el padre está orgulloso de ese hijo» y dice: «¡pero mira que bueno!». Igualmente, si el hijo «es un poco feo», el padre aun así dirá: «¡es guapo!», porque «el padre es así, siempre». E incluso: «si es malo, el padre lo justifica, lo espera...». El mismo Jesús, por otro lado, «nos ha enseñado cómo un padre sabe esperar a los hijos». En definitiva, Dios «nos ha dado esta identidad de hijos». Incluso podemos decir: «Somos “como dioses” porque somos hijos de Dios». Y Dios «está contento, porque tiene en la tierra un hijo, como tiene otro en el Cielo. Está feliz el Señor: “Es muy bueno”, se dice a sí mismo». Esta, por tanto, es la primera cosa que Dios ha dado al hombre en la creación.
La segunda es a la vez un «don» y una «tarea». Es decir, explicó Francisco, «nos ha dado toda la tierra». De hecho en la Escritura se lee: «Mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra». Y Dios dice a los hombres: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en todo animal». Dios, es decir, «ha dado la realeza: el hombre es un rey. Es el que domina. Así lo quiere el Señor: no lo quiere esclavo, lo quiere señor». ¿Y qué implica esta señoría? Conlleva «la tarea de llevar adelante la Creación», es decir, «un trabajo».
El Pontífice se detuvo en este último aspecto: «Como Él ha trabajado en la creación, nos ha dado a nosotros el trabajo, nos ha dado el trabajo de llevar adelante la Creación. No de destrozarla; sino de hacerla crecer, de cuidarla, de custodiarla y que dé fruto». Además, añadió, hay un hecho «curioso»: Dios «ha dado todo», pero «no nos ha dado el dinero». No por casualidad «las abuelas dicen que el diablo entra por el bolsillo...».
El último don indicado por el Pontífice se encuentra prosiguiendo en la lectura del Génesis: «A imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó». Es decir: «la tercera cosa que ha dado es el amor». Dios dice: «No es bueno que el hombre viva sola. E hizo una compañera». Con este propósito el Papa Francisco confió que a veces, escuchando «alguna música que trata de decir esto», le «gusta pensar» cómo podría haber sido «ese primer diálogo, cuando los dos se miraban; el diálogo entre el hombre y la mujer, el diálogo del amor».
Resumiendo, Dios ha dicho al hombre: «Tú eres el hijo, tú tienes que hacer esto: cuidar la creación, trabajar, ir adelante. Y amar. Porque yo soy amor y te doy esto». Frente a esto se exclama con la Escritura: «¡Eres grande Señor, eres grande! ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides? Apenas inferior a un dios lo hiciste, coronándole de gloria y de esplendor; le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies. Oh Yahveh, qué glorioso tu nombre por toda la tierra!».
Dios, dijo el Pontífice, «nos ha dado la identidad: tenemos la misma identidad de Dios, somos hijos de Dios. Hemos sido creados a su imagen y semejanza. Nos ha dado el don de la tierra, de la creación: “¡Todo es vuestro, pero para llevarlo adelante, para cuidarlo, no para destruirlo!”». Y «esto se hace con el trabajo: el trabajo es un don de Dios y cuando una persona no tiene trabajo, se siente sin dignidad, le falta algo que viene de Dios». Finalmente Dios «nos ha dado el amor: el amor que empieza aquí, en el hombre y en la mujer».
Por eso, concluyó, «damos las gracias al Señor por estos tres regalos que nos ha dado: la identidad, el don-tarea y el amor. Y pedimos la gracia de custodiar esta identidad de hijos, de trabajar en el don que nos ha dado y llevar adelante con nuestro trabajo este don, y la gracia de aprender cada día a amar más».
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