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Viaggio Apostolico di Sua Santità Francesco in Portogallo in occasione della XXXVII Giornata Mondiale della Gioventù (2 – 6 agosto 2023) – Preghiera del Santo Rosario con i Giovani ammalati, 05.08.2023


Preghiera del Santo Rosario con i Giovani ammalati presso la Cappellina delle Apparizioni a Fátima

Questa mattina, dopo aver celebrato la Santa Messa in privato, il Santo Padre Francesco ha lasciato la Nunziatura Apostolica e si è trasferito in auto alla Base Aerea di Figo Maduro di Lisbona da dove è partito – a bordo di un elicottero militare – alla volta di Fátima.

Al Suo arrivo in forma privata all’Eliporto di Fátima, il Papa è stato accolto dal Vescovo di Leiria-Fátima e Presidente della Conferenza Episcopale del Portogallo, S.E. Mons. José Ornelas Carvalho, S.C.I. Quindi il Santo Padre si è trasferito in auto al Santuario di Nostra Signora di Fátima, dove – dopo aver effettuato alcuni giri in papamobile tra i fedeli - alle ore 9.30 (10.30 ora di Roma), ha guidato la recita del Santo Rosario con i Giovani ammalati presso la Cappellina delle Apparizioni.

Dopo essere entrato nella Cappella delle Apparizioni, Papa Francesco ha venerato l’immagine della Beata Vergine Maria di Fátima e ha sostato in preghiera silenziosa. Due bambini hanno offerto al Santo Padre dei fiori che Egli ha deposto ai piedi della Vergine e ha lasciato in dono un Rosario d’oro.

Al termine della recita del Santo Rosario e dopo l’indirizzo di saluto del Vescovo di Leiria-Fátima, il Santo Padre ha pronunciato il Suo discorso.

Dopo la Preghiera, la benedizione finale e il canto, Papa Francesco ha salutato alcuni giovani ammalati. Quindi si è recato in auto all’eliporto di Fátima da dove è partito a bordo di un elicottero militare per rientrare alla Base Aerea di Figo Maduro di Lisbona e far ritorno alla Nunziatura Apostolica.

Secondo le autorità erano presenti circa 200.000 persone al Santuario di Fátima per la preghiera del Santo Rosario.

Pubblichiamo di seguito il discorso che il Santo Padre ha pronunciato al termine della recita del Rosario con i Giovani ammalati presso la Cappellina delle Apparizioni a Fátima:

 

Discorso del Santo Padre

Testo in lingua spagnola

Traduzione in lingua portoghese

Traduzione in lingua italiana

Traduzione in lingua francese

Traduzione in lingua inglese

Traduzione in lingua tedesca

Traduzione in lingua polacca

Traduzione in lingua araba

Testo in lingua spagnola

Queridas hermanas y hermanos: Bom dia!

Gracias, Mons. Ornelas, por sus palabras y gracias a todos ustedes por la presencia y la oración. Hemos rezado el Rosario, una oración bella y llena de vida, porque nos pone en contacto con la vida de Jesús y de María. Y hemos meditado los misterios gozosos, que nos recuerdan que la Iglesia puede solamente ser un hogar lleno de gozo. La pequeña capilla en la que nos encontramos es como una hermosa imagen de la Iglesia: acogedora, sin puertas. La Iglesia no tiene puertas, para que todos puedan entrar. Y aquí también podemos insistir en que todos puedan entrar, porque esta es la casa de la Madre, y una madre siempre tiene el corazón abierto para todos sus hijos, todos, todos, todos, sin exclusión.

Y estamos aquí, bajo la mirada maternal de María, estamos aquí como Iglesia, Iglesia Madre. Y la peregrinación es un rasgo mariano, porque la primera en hacer una peregrinación después de la anunciación de Jesús fue María. Apenas se enteró que su prima estaba embarazada, ya muy mayor la prima, salió corriendo. Es una traducción un poco libre, pero el Evangelio dice, “salió con apuro”, nosotros diríamos, salió corriendo, salió corriendo con ese afán de ayudar, de estar presente.

Hay tantas advocaciones de María, pero una que podemos decir, también pensando, es esta: la Virgen que sale corriendo, cada vez que hay un problema, cada vez que la invocamos, no tarda, viene, se apura, “Nuestra Señora apurada”, ¿les gusta eso? Lo digamos todos juntos: Nuestra Señora apurada. Se apura para estar cerca de nosotros, se apura porque es Madre. “Apressada”, en portugués se dice: apressada —me dice Mons. Ornelas—, Nuestra Señora apressada. Y así acompaña la vida de Jesús, y no se esconde después de la Resurrección, acompaña a los discípulos, esperando el Espíritu Santo, y acompaña a la Iglesia que empieza a crecer después de Pentecostés. Nuestra Señora apressada y Nuestra Señora que acompaña, siempre acompaña. ¡Nunca es protagonista! El gesto de María Madre de acoger es doble, primero acoge y después señala a Jesús. María en su vida no hace otra cosa que señalar a Jesús. “Hagan lo que Él les diga”, sigan a Jesús.

Estos son los dos gestos de María, pensémoslo bien: nos acoge a todos y señala a Jesús, y esto lo hace un poco apurada, apressada. Nuestra Señora apressada, que nos acoge a todos y nos señala a Jesús. Y cada vez que venimos aquí, recordamos esto: María aquí se hizo presente de una manera especial, para que la incredulidad de tantos corazones se abriera a Jesús, con su presencia nos señala a Jesús, siempre señala a Jesús. Y hoy está aquí entre nosotros, está siempre entre nosotros, pero hoy la sentimos mucho más cerca. María apurada.

Amigos, Jesús nos ama hasta tal punto de identificarse con nosotros, y nos pide que colaboremos con Él, y María nos señala esto que nos pide Jesús, caminar en la vida colaborando con Él. Quisiera que hoy miremos la imagen de María, y cada uno piense: ¿qué me dice María como Madre?, ¿qué me está señalando con el dedo? Nos señala a Jesús, a veces nos señala también alguna cosita que en el corazón no funciona bien, pero siempre señala. Madre, ¿qué me estás señalando a mí? Hagamos un pequeño instante de silencio, y cada uno en su corazón diga: Madre, ¿qué me estás señalando a mí? ¿Qué hay en mi vida que te preocupa? ¿Qué hay en mi vida que te conmueve? ¿Qué hay en mi vida que te interesa? Y tú lo señalas. Y ahí nos señala el corazón para que Jesús venga, y así como a nosotros nos señala a Jesús, a Jesús le señala el corazón de cada uno de nosotros.

Queridos hermanos, sintamos hoy esa presencia de María Madre, la Madre que siempre dirá “hagan lo que Jesús les diga”. Nos señala a Jesús, pero la Madre que le dice a Jesús: hacé lo que éste te está pidiendo. Esa es María. Esa es nuestra Madre, Nuestra Señora apressada para estar cerca de nosotros, que ella nos bendiga a todos. Amén.

[01191-ES.02] [Texto original: Español]

Traduzione in lingua portoghese

Queridas irmãs e irmãos, bom dia!

Obrigado, D. José Ornelas, pelas suas palavras e, a vós todos, obrigado pela presença e a oração. Rezámos o terço, uma oração muito bela e vital; vital, porque nos põe em contacto com a vida de Jesus e de Maria. E meditámos os mistérios da alegria, que nos lembram que a Igreja não pode ser senão a casa da alegria. A Capelinha onde nos encontramos constitui uma bela imagem da Igreja: acolhedora, sem portas. A Igreja não tem portas, para que todos possam entrar. E aqui podemos insistir também no facto que todos podem entrar, porque esta é a casa da Mãe, e uma mãe tem sempre o coração aberto para todos os seus filhos, todos, todos, todos, sem excluir nenhum.

Estamos aqui, sob o olhar materno de Maria, estamos aqui como Igreja, Igreja mãe. A peregrinação é precisamente uma caraterística mariana, porque a primeira a fazer uma peregrinação, depois da anunciação de Jesus, foi Maria. Logo que soube que sua prima se encontrava grávida – esta estava já em idade avançada –, Maria saiu correndo. Traduzindo um pouco livremente a expressão do Evangelho «dirigiu-se à pressa», diríamos que «Ela saiu correndo»; saiu correndo levada pelo desejo de ajudar, de estar presente.

Temos muitos títulos de Maria, mas, se pensarmos bem, há mais este que também poderíamos dizer: a Virgem «que sai correndo», sempre que há um problema; sempre que A invocamos, Ela não demora a vir; é solícita. Nossa Senhora solícita: gostais assim? Digamo-lo todos juntos: «Nossa Senhora solícita». Apressa-Se, para estar perto de nós, apressa-Se porque é Mãe. Em português, dizemos «apressada» – observa-me D. Ornelas. «Nossa Senhora apressada»! E é assim que acompanha a vida de Jesus; e não Se esconde depois da Ressurreição, acompanha os discípulos à espera do Espírito Santo; e acompanha a Igreja que começa a crescer depois do Pentecostes. Nossa Senhora que Se mostra solícita e Nossa Senhora que acompanha. Acompanha sempre. Nunca é protagonista. O gesto com que Maria Mãe acolhe é duplo: primeiro acolhe e depois aponta para Jesus. Maria, na sua vida, não faz senão indicar Jesus: «Fazei o que Ele vos disser». Segui Jesus.

Pensemos que estes são os dois gestos de Maria: acolhe-nos a todos e indica Jesus. E fá-lo com solicitude, apressada. Nossa Senhora solícita, que nos acolhe a todos e nos indica Jesus. Lembremo-nos disto, sempre que aqui viermos. Aqui Maria tornou-Se presente dum modo especial, para que a incredulidade de tantos corações se abrisse a Jesus. Com a sua presença, indica-nos Jesus, sempre nos aponta Jesus. E hoje está aqui entre nós; Ela está sempre entre nós, mas hoje sentimo-La muito mais próxima. Maria solícita.

Amigos, Jesus ama-nos até ao ponto de Se identificar connosco e pede-nos para colaborar com Ele. E Maria indica-nos isto mesmo que Jesus nos pede: caminhar na vida colaborando com Ele. Gostaria que hoje olhássemos para a imagem de Maria, e cada um se interrogasse: Que me diz Maria como Mãe? O que é que me está a indicar? Indica-nos Jesus; às vezes indica também alguma coisinha no coração que não regula bem, mas sempre indica. «Mãe, o que é que me estás a indicar?» Façamos um breve momento de silêncio e cada um diga em seu coração: «Mãe, o que é que me estás a indicar? O que há na minha vida que Te preocupa? O que há na minha vida que Te entristece? O que há na minha vida que Te chama a atenção? Indica-mo!» E Ela indica o coração, para que Jesus venha até ele. E assim como nos indica Jesus, a Jesus indica o coração de cada um de nós.

Queridos irmãos, sintamos hoje a presença de Maria Mãe; a Mãe que não cessa de dizer: «Fazei o que Jesus vos disser»; indica-nos Jesus. Mas também a Mãe que diz a Jesus: «Faz o que estes Te estão a pedir». Esta assim é Maria. Esta é a nossa Mãe, Nossa Senhora solícita em estar perto de nós. Que Ela nos abençoe a todos! Amen.

[01191-PO.02] [Texto original: Espanhol]

Traduzione in lingua italiana

Care sorelle e fratelli, buongiorno!

Grazie, Mons. Ornelas, per le sue parole e grazie a tutti voi per la presenza e per la preghiera. Abbiamo recitato il Rosario, una preghiera bellissima, e vitale, perché ci mette a contatto con la vita di Gesù e di Maria. E abbiamo meditato i misteri della gioia, i quali ci ricordano che la Chiesa non può che essere la casa della gioia. La cappellina in cui ci troviamo è una bella immagine della Chiesa: accogliente, e senza porte. La Chiesa non ha porte, affinché tutti possano entrare. E qui possiamo anche insistere sul fatto che tutti possono entrare, perché questa è la casa della Madre, e una madre ha sempre il cuore aperto per tutti i suoi figli, tutti, tutti, tutti, senza alcuna esclusione.

Siamo qui, sotto lo sguardo materno di Maria, siamo qui come Chiesa, Chiesa madre. Il pellegrinaggio è proprio una caratteristica mariana, perché la prima a fare un pellegrinaggio dopo l’annunciazione di Gesù fu Maria. Appena venne a sapere che sua cugina era incita – era avanti con l’età la cugina – partì di corsa. È una traduzione un po’ libera, il Vangelo dice “andò in fretta”, noi diremmo “partì di corsa”, partì di corsa con quel desiderio di aiutare, di essere presente.

Ci sono tanti titoli di Maria, ma pensandoci uno che pure potremmo dire è questo: la Vergine “che va di corsa”, ogni volta che c’è un problema; ogni volta che la invochiamo, non indugia, viene, è premurosa. Madonna premurosa, vi piace così? Diciamolo tutti insieme: Madonna premurosa! Si affretta per stare vicino a noi, si affretta perché Madre. In portoghese si dice “apressada”, mi dice Mons. Ornelas. Madonna “apressada”. E così accompagna la vita di Gesù; e non si nasconde dopo la Risurrezione, accompagna i discepoli, aspettando lo Spirito Santo; e accompagna la Chiesa che inizia a crescere dopo la Pentecoste. Madonna che ha premura e Madonna che accompagna. Accompagna sempre. Non è mai protagonista. Il gesto di Maria Madre di accogliere è duplice: prima accoglie e poi indica Gesù. Maria nella sua vita non fa altro che indicare Gesù. “Fate quello che vi dirà”. Seguite Gesù.

Questi sono i due gesti di Maria, pensiamoci bene: ci accoglie tutti e indica Gesù. E questo lo fa un po’ con premura, “apressada”. Madonna premurosa che ci accoglie tutti e ci indica Gesù. E ogni volta che veniamo qui ricordiamoci di questo. Maria qui si rese presente in modo speciale, perché l’incredulità di tanti cuori si aprisse a Gesù. Con la sua presenza ci indica Gesù, sempre indica Gesù. E oggi è qui tra noi, è sempre tra noi, ma oggi la sentiamo molto più vicina. Maria premurosa.

Amici, Gesù ci ama a tal punto da identificarsi con noi, e ci chiede di collaborare con Lui. E Maria ci indica questo che Gesù ci chiede: camminare nella vita collaborando con Lui. Vorrei che oggi guardassimo l’immagine di Maria e ognuno pensasse: che cosa mi dice Maria come Madre? che cosa mi sta indicando? Ci indica Gesù; a volte ci indica anche qualche piccola cosa che nel cuore non funziona bene, ma sempre indica. “Madre, cosa mi stai indicando?”. Facciamo un piccolo momento di silenzio e ognuno nel suo cuore dica: “Madre, che cosa mi stai indicando? Che c’è nella mia vita che ti preoccupa? Che c’è nella mia vita che ti commuove? Che c’è nella mia vita che ti interessa? E tu lo indichi”. E lì ci indica il cuore perché Gesù venga. E così come a noi indica Gesù, a Gesù indica il cuore di ognuno di noi.

Cari fratelli, sentiamo oggi la presenza di Maria Madre, la Madre che sempre dirà: “Fate quello che Gesù vi dice”; ci indica Gesù. Ma pure la Madre che dice a Gesù: “Fai quello che questi ti sta chiedendo”. Questa è Maria. Questa è la nostra Madre, la Madonna premurosa per stare vicino a noi. Che Lei ci benedica tutti! Amen.

[01191-IT.02] [Testo originale: Spagnolo]

Traduzione in lingua francese

Chers frères et sœurs, bonjour!

Merci, Monseigneur Ornelas, pour vos paroles et merci à vous tous pour votre présence et votre prière. Nous avons récité le Rosaire, une prière très belle et vitale, vitale parce qu'elle nous met en contact avec la vie de Jésus et de Marie. Et nous avons médité les mystères joyeux qui nous rappellent que l'Église ne peut être que la maison de la joie. La petite chapelle dans laquelle nous nous trouvons est une belle image de l'Église : accueillante, sans portes. L'Église n'a pas de portes, pour que tout le monde puisse entrer. Et ici nous pouvons aussi insister sur le fait que tout le monde peut entrer, parce que c'est la maison de la Mère, et une mère a toujours le cœur ouvert à tous ses enfants, tous, tous, tous, tous, sans aucune exclusion.

Nous sommes ici, sous le regard maternel de Marie, nous somme ici comme Église, Église mère.

Le pèlerinage est précisément une caractéristique mariale, parce que la première à avoir fait un pèlerinage après l'annonce de Jésus a été Marie. Dès qu'elle a appris que sa cousine était enceinte - elle était très âgée, la cousine - elle est partie à la hâte. C’est une traduction un peu libre, l'Évangile dit “elle est partie en hâte”, nous dirions qu'elle est “partie en vitesse” avec cette envie d'aider, d'être présente.

Les titres de Marie sont nombreux, mais en y réfléchissant, il y en a un que l’on pourrait dire : la Vierge “qui part en vitesse”, chaque fois qu'il y a un problème ; chaque fois que nous l'invoquons, elle n’hésite pas, elle vient, elle est attentionnée. Vierge attentionnée, ça vous plait comme ça ? Disons-le tous ensemble : la Vierge attentionnée ! Elle se dépêche pour être près de nous, elle se dépêche parce qu'elle est Mère. En portugais on dit “apressada”, me dit Mgr Ornelas. Vierge “apressada”. C'est ainsi qu'elle accompagne la vie de Jésus. Elle ne se cache pas après la résurrection, elle accompagne les disciples dans l'attente de l'Esprit Saint. Elle accompagne l'Église qui commence à grandir après la Pentecôte. Vierge attentionnée et Vierge qui accompagne. Elle accompagne toujours. Elle n'est jamais protagoniste. Le geste d'accueil de Marie Mère est double : d'abord elle accueille et ensuite elle montre Jésus. Dans sa vie, Marie ne fait rien d'autre que montrer Jésus. “Faites tout ce qu'il vous dira”. Suivez Jésus.

Ce sont les deux gestes de Marie, pensons-y : elle nous accueille tous et nous montre Jésus. Et elle le fait avec attention, “apressada”. La Vierge attentionnée qui nous accueille tous et nous montre Jésus. Et chaque fois que nous venons ici, souvenons-nous de cela. Marie s'est rendue présente ici de manière spéciale, afin que l'incrédulité de beaucoup de cœurs s'ouvre à Jésus. Par sa présence, elle nous montre Jésus, toujours elle nous montre Jésus. Et aujourd'hui, elle est ici parmi nous, elle est toujours parmi nous, mais aujourd'hui, nous la sentons beaucoup plus proche. Marie attentionnée.

Mes amis, Jésus nous aime au point de s'identifier à nous et Il nous demande de collaborer avec Lui. Et Marie nous montre ce que Jésus nous demande : marcher dans la vie en collaborant avec Lui. Je voudrais aujourd'hui que nous regardions l'image de Marie et que chacun se dise : que me dit Marie en tant que Mère ? que me montre-t-elle ? Elle nous montre Jésus. Parfois elle nous montre aussi une petite chose qui ne fonctionne pas bien dans notre cœur, mais elle nous montre toujours. “Mère, que me montres-tu?” Prenons un petit moment de silence et que chacun, dans son cœur, dise : “Mère, qu'est-ce que tu me montres ? Qu'y a-t-il dans ma vie qui te préoccupe? Qu'y a-t-il dans ma vie qui t’affecte? Qu'y a-t-il dans ma vie qui t'intéresse? Montre-le”. Et c'est là qu'elle montre notre cœur à Jésus pour qu’Il vienne. Et de même qu'elle nous montre Jésus, elle montre à Jésus le cœur de chacun.

Chers frères, nous ressentons aujourd'hui la présence de Marie Mère, la Mère qui dit toujours : “Faites ce que Jésus vous dit” ; elle nous montre Jésus. Mais aussi la Mère qui dit à Jésus : “Fais ce qu'il te demande”. C'est Marie. C'est notre Mère, la Vierge attentionnée qui est proche de nous. Qu'elle nous bénisse tous ! Amen.

[01191-FR.02] [Texte original: Espagnol]

Traduzione in lingua inglese

Dear brothers and sisters, good morning!

I thank Bishop Ornelas for his greeting, and I thank all of you for your presence and your prayer. We have recited the Rosary, a very beautiful and vital prayer; vital because it connects us with the lives of Jesus and Mary. We meditated on the Joyful Mysteries, which remind us that the Church can only be a house of joy. This Chapel of the Apparitions is a beautiful image of the Church: welcoming and without doors. Indeed, the Church has no doors in order that everyone may enter. Here, in this place, we must insist that everyone can enter, because this is the Mother’s house, and a mother’s heart is always open to all her children, everyone, everyone, everyone, excluding no one.

We are here [as pilgrims], under Mary’s maternal gaze; we are here as the Church, Mother Church. Pilgrimage is a particularly Marian trait, because the first one to go on pilgrimage after the annunciation of Jesus, was Mary. As soon as she heard that her elderly relative – although already advanced in years – was pregnant, Mary ran out. That is a somewhat free translation, for the Gospel says she “went with haste”; yet we could say she ran out, ran eagerly to help, to be present.

Mary has many titles, but we can think of another that we could add to them: “Our Lady who runs”, every time there is a problem; whenever we seek her aid, she does not delay, she comes to us, she hastens. She is “Our Lady of haste”. Do you like that? Let us say it all together: Our Lady of haste. She hastens to be near to us; she hastens because she is our Mother. Bishop Ornelas told me that the Portuguese word [for haste] is apressada. That is how Mary accompanies Jesus throughout his life; and she does not draw back after the Resurrection, but accompanies the disciples, waiting for the Holy Spirit. She also accompanies the Church that begins to grow after Pentecost. Our Lady of haste and Our Lady who accompanies. She always accompanies, never taking pride of place! Mary’s gesture of welcoming is twofold: she first welcomes and then points to Jesus. Mary does nothing in her life except point to Jesus: “Do whatever he tells you”; follow Jesus.

These are the two gestures of Mary, let us reflect on them well. She welcomes all of us and she points to Jesus, and she does this in something of a hurry, with haste, apressada. Our Lady of haste, who welcomes us all and directs us to Jesus. Every time we come to Fatima, we remember that Mary appeared here in a special way, in order that so many unbelieving hearts would be opened to Jesus. By her presence, she directs us to Jesus; always to Jesus. She is here among us also today. Even though she is always among us, today we sense that Our Lady of haste is even closer to us.

Dear friends, Jesus loves us so such that he identifies with us, and he asks us to work together with him. Mary shows us what Jesus is asking of us: that we journey through life and share in his work. Today, I would like us to look at the image of Mary, and ask ourselves, “What is Mary saying to me as Mother? What is she showing me?”. She is directing us to Jesus; yet, sometimes, she also shows us aspects of our lives that are not going so well, but she always directs us to Jesus. “Mother, what is it that you wish to show me?”. Let us spend a few moments in silence, each one of us asking in our hearts: “Mother, what is it that you wish to show me? What is it in my life that you are concerned about? What is there in my life that stirs your heart? What is there in my life that interests you? Please, show me”. And her heart directs us thus, so that Jesus will come. And just as she points us to Jesus, she points out to Jesus each of our hearts.

Dear brothers and sisters, today let us sense the presence of Mary our Mother, the Mother who will always say, “do whatever Jesus tells you”. She shows Jesus to us. Yet, she is also the Mother who says to Jesus: “do what these are asking of you”. This is Mary. That is our Mother, Our Lady who hastens to be close to us. May she intercede for us all. Amen!

[01191-EN.02] [Original text: Spanish]

Traduzione in lingua tedesca

Liebe Schwestern und Brüder, guten Tag!

Danke, Bischof Ornelas, für Ihre Worte und danke an euch alle für die Anwesenheit und das Gebet. Wir haben den Rosenkranz gebetet, ein sehr schönes und lebendiges Gebet, weil es uns mit dem Leben von Jesus und von Maria in Berührung kommen lässt. Und wir haben die freudenreichen Geheimnisse betrachtet, welche uns daran erinnern, dass die Kirche nichts anderes als das Haus der Freude sein kann. Die kleine Kapelle, in der wir uns befinden, ist wie ein schönes Bild der Kirche: Sie ist einladend und hat keine Türen. Die Kirche hat keine Türen, damit alle eintreten können. Und auch hier können wir darauf bestehen, dass alle eintreten können, denn dies ist das Haus der Mutter, und eine Mutter hat immer ein offenes Herz für alle ihre Kinder, alle, alle, alle, ohne Ausgrenzung.

Und wir sind hier, unter dem mütterlichen Blick Mariens, wir sind hier als Kirche, Mutter Kirche. Und die Pilgerschaft ist ein marianischer Wesenszug, denn die erste, die nach der Verkündigung Jesu eine Pilgerreise unternahm, war Maria. Sobald sie hörte, dass ihre Cousine schwanger war, die Cousine war schon sehr alt, lief sie sofort los. Es ist eine etwas freie Übersetzung, aber im Evangelium heißt es, „sie eilte“, wir würden sagen, sie lief los, sie lief los mit jenem Eifer zu helfen, da zu sein.

Es gibt so viele Namen für Maria, aber einer, den wir, wenn wir darüber nachdenken, auch sagen können, ist dieser: Die Jungfrau, die eilig unterwegs ist. Jedes Mal, wenn es ein Problem gibt, jedes Mal, wenn wir sie anrufen, kommt sie nicht zu spät, sie kommt, sie eilt, „Unsere Liebe Frau in Eile“. Gefällt euch dies? Lasst es uns alle zusammen sagen: Unsere Liebe Frau in Eile. Sie beeilt sich, um uns nahe zu sein, sie beeilt sich, weil sie Mutter ist. „Apressada“, auf Portugiesisch sagt man: apressada – sagt mir Bischof Ornelas –, Unsere Liebe Frau apressada. Und so begleitet sie das Leben Jesu und versteckt sich nicht nach der Auferstehung, sie begleitet die Jünger und wartet auf den Heiligen Geist, und sie begleitet die Kirche, die nach Pfingsten zu wachsen beginnt. Unsere Liebe Frau in Eile und Unsere Liebe Frau, die begleitet, die immer begleitet. Sie ist niemals die Protagonistin! Die Willkommensgeste der Mutter Maria ist eine doppelte: Erst heißt sie willkommen und dann weist sie auf Jesus hin. In ihrem Leben tut Maria nichts anderes, als auf Jesus hinzuweisen. „Tut, was er euch sagt“, folgt Jesus.

Das sind die beiden Gesten Mariens, lasst uns gut darüber nachdenken: Sie heißt uns alle willkommen und weist auf Jesus hin, und das tut sie etwas eilig, apressada. Unsere Liebe Frau in Eile, die uns alle willkommen heißt und uns auf Jesus hinweist. Und jedes Mal, wenn wir hierher kommen, erinnern wir uns daran: Maria hat sich hier auf besondere Weise gezeigt, damit sich der Unglaube so vieler Herzen für Jesus öffnet, mit ihrer Gegenwart weist sie uns auf Jesus hin, sie weist uns immer auf Jesus hin. Und heute ist sie hier unter uns, sie ist immer unter uns, aber heute spüren wir sie viel näher. Maria in Eile.

Freunde, Jesus liebt uns so sehr, dass er sich mit uns identifiziert und uns bittet, mit ihm zusammenzuarbeiten. Und Maria zeigt uns dies, was Jesus von uns verlangt: durchs Leben zu gehen und mit ihm zusammenzuarbeiten. Ich möchte, dass wir uns heute das Bild Mariens ansehen und jeder von uns darüber nachdenkt: Was sagt mir Maria als Mutter? Was zeigt sie mir mit dem Finger? Sie zeigt uns Jesus, manchmal zeigt sie auch eine Kleinigkeit in unserem Herzen, die nicht gut funktioniert, aber immer zeigt sie. Mutter, was zeigst du mir? Lasst uns einen kurzen Moment der Stille halten und ein jeder von uns soll in seinem Herzen sagen: „Mutter, was zeigst du mir gerade? Was gibt es in meinem Leben, das dich beunruhigt? Was gibt es in meinem Leben, das dich bewegt? Was gibt es in meinem Leben, das dich interessiert? Und du zeigst es.“ Und dort zeigt sie auf das Herz, damit Jesus komme, und so wie sie uns Jesus zeigt, zeigt sie Jesus das Herz eines jeden von uns.

Liebe Brüder und Schwestern, lasst uns heute diese Gegenwart unserer Mutter Maria spüren, der Mutter, die immer sagen wird: „Tut, was Jesus euch sagt“. Sie zeigt uns Jesus. Aber auch die Mutter, die zu Jesus sagt: „Tu, was dieser von dir verlangt“. Dies ist Maria. Dies ist unsere Mutter, Unsere Liebe Frau in Eile, um uns nahe zu sein, dass sie uns alle segnen möge. Amen.

[01191-DE.02] [Originalsprache: Spanisch]

Traduzione in lingua polacca

Drogie siostry i bracia, dzień dobry!

Dziękuję biskupowi Ornelasowi za jego słowa i dziękuję wszystkim za waszą obecność i modlitwę. Odmówiliśmy różaniec, piękną i życiodajną modlitwę, życiodajną, ponieważ wprowadza nas w kontakt z życiem Jezusa i Maryi. Rozważaliśmy tajemnice radosne, które przypominają nam, że Kościół nie może być niczym innym jak domem radości. Kapliczka, w której się znajdujemy, jest pięknym obrazem Kościoła: gościnna, bez drzwi. Kościół nie ma drzwi, aby wszyscy mogli wejść. I tutaj możemy również nalegać, aby wszyscy mogli wejść, ponieważ jest to dom Matki, a matka zawsze ma otwarte serce dla wszystkich swoich dzieci, wszystkich, wszystkich, wszystkich, bez jakiegokolwiek wykluczenia.

Jesteśmy tutaj, pod matczynym spojrzeniem Maryi, jesteśmy tutaj jako Kościół, Matka Kościół. Pielgrzymowanie jest właśnie rysem maryjnym, ponieważ pierwszą, która pielgrzymowała po zwiastowaniu Jezusa, była Maryja. Gdy tylko dowiedziała się, że jej kuzynka jest brzemienna – a była ona zaawansowana wiekiem – wyruszyła w pośpiechu. To trochę luźne tłumaczenie, ale Ewangelia mówi, że „poszła z pośpiechem”, powiedzielibyśmy, że wyszła w pośpiechu pragnąc pomóc, by być obecną.

Jest bardzo wiele tytułów Maryi, ale myśląc o jednym, o którym również moglibyśmy powiedzieć, jest to: Dziewica, „która idzie w pośpiechu”, za każdym razem, gdy pojawia się problem, za każdym razem, gdy Ją przyzywamy, nie zwleka, przychodzi, troszczy się. Matka Boża jest zatroskana, czy to się wam podoba? Powiedzmy to wszyscy razem: Matka Boża zatroskana! Spieszy się, aby być blisko nas, spieszy się, bo jest Matką. Po portugalsku mówi się: „apressada”, mówi mi biskup Ornelas. Matka Boża „apressada”. W ten sposób towarzyszy życiu Jezusa; i nie ukrywa się po Zmartwychwstaniu, towarzyszy uczniom, czekając na Ducha Świętego; i towarzyszy Kościołowi, który zaczyna się rozwijać po Pięćdziesiątnicy. Matka Boża, która troszczy się i Matka Boża, która towarzyszy. Zawsze towarzyszy. Nigdy nie jest protagonistką. Gest Maryi Matki powitania jest podwójny, najpierw przyjmuje, a następnie wskazuje na Jezusa. Maryja w swoim życiu nie czyni nic innego, jak tylko wskazuje na Jezusa. „Zróbcie wszystko, cokolwiek wam powie”. Idźcie za Jezusem.

To są dwa gesty Maryi, dobrze pomyślmy: przyjmuje nas wszystkich i wskazuje na Jezusa. I czyni to trochę z troską „apressada”. Matka Boża troskliwa, która przyjmuje nas wszystkich i wskazuje nam Jezusa. Za każdym razem, gdy tu przybywamy pamiętajmy o tym. Maryja objawiła się tutaj w sposób szczególny, aby niewiara wielu serc otworzyła się na Jezusa. Swoją obecnością wskazuje nam na Jezusa, zawsze wskazuje na Jezusa. Dzisiaj jest tutaj pośród nas, zawsze jest pośród nas, ale dzisiaj odczuwamy Ją o wiele bliżej. Maryja zatroskana.

Przyjaciele, Jezus kocha nas do tego stopnia, że utożsamia się z nami i prosi nas, abyśmy z Nim współpracowali. A Maryja wskazuje nam to, o co Jezus nas prosi: abyśmy szli przez życie, współpracując z Nim. Chciałbym, abyśmy dzisiaj spojrzeli na obraz Maryi, aby każdy z nas zastanowił się, co Maryja mówi do mnie jako Matka? Co mi wskazuje? Wskazuje nam Jezusa, czasami wskazuje nam też na jakąś małą rzecz, która nie funkcjonuje dobrze w naszym sercu, ale zawsze wskazuje. „Matko, co mi wskazujesz”? Zostańmy chwilę w milczeniu, i niech każdy z nas w swoim sercu powie: „Matko, co mi wskazujesz? Co w moim życiu Ciebie niepokoi? Co jest w moim życiu, co Cię wzrusza? Co jest w moim życiu, co Cię interesuje? I pokaż to”. I tam wskazuje nam na serce, aby wszedł Jezus. I tak jak nam, pokazuje Jezusa, Jezusowi pokazuje serce każdego z nas.

Drodzy bracia, poczujmy dzisiaj tę obecność Maryi Matki, Matki, która zawsze powie: „Zróbcie to, co Jezus wam mówi”; wskazuje nam Jezusa. Ale także Matki, która mówi Jezusowi: „Zrób to, o co ten Cię prosi”. Taka jest Maryja. Taka jest nasza Matka, nasza Matka Boża zatroskana, aby być blisko nas. Niech Ona nas wszystkich błogosławi! Amen.

[01191-PL.02] [Testo originale: Spagnolo]

 

Traduzione in lingua araba

الزيارة الرّسوليّة إلى البرتغال

في مناسبة اليوم العالمي للشّبيبة

كلمة قداسة البابا فرنسيس

في نهاية صلاة المسبحة الورديّة مع الشّباب المرضى

في كابيلا الظّهورات - مزار سيّدة فاطما

السّبت 5 آب/أغسطس 2023

أيّها الإخوة والأخوات الأعزّاء، صباح الخير!

شكرًا لك، سيادة المطران أورنيلاس، على كلماتك وشكرًا لكم جميعًا على حضوركم وعلى صلواتكم. لقد تلونا صلاة المسبحة الورديّة، وهي صلاة جميلة، وصلاة تُحيِي، لأنّها تجعلنا نتَّصل بحياة يسوع ومريم. وتأمّلنا في أسرار الفرح التي تذكّرنا بأنّ الكنيسة لا يمكن إلّا أن تكون بيت الفرح. الكابيلا الصّغيرة التي نحن موجودون فيها هي صورة جميلة للكنيسة: تستقبل ولا أبواب لها. الكنيسة ليس لها أبواب، حتّى يستطيع الجميع أن يدخلوها. وهنا يمكننا أيضًا أن نركّز على فكرة بأنّ الجميع يمكنهم أن يدخلوا إلى الكنيسة، لأنّ الكنيسة هي بيت الأُم، والأمّ قلبها مفتوح دائمًا لكلّ أبنائها، كلّهم، كلّهم، كلّهم، ودون استبعاد أحد.

نحن هنا، تحت نظر مريم الوالديّ، نحن هنا ككنيسة، الكنيسة الأمّ. الحجّ بالتّحديد له سِمَة مريميّة، لأنّ مريم هي أوّل من حجّ بعد أن بشّرها الملاك بيسوع. لمّا عَلِمت أنّ نسيبتها كانت حاملًا – كانت نسيبتها متقدّمة في السّن – انطلقت مُسرعة. إنّها ترجمة شخصيّة قليلًا، بينما الإنجيل يقول: "مَضَت مُسرِعَةً"، ونحن نقول ”انطلقت مُسرعة“، انطلقت مُسرعة مع رغبتها في أن تساعد، وأن تكون حاضرة.

هناك ألقاب كثيرة لمريم، لكن إن فكّرنا في الأمر، يمكننا أن نقول هذا اللقب أيضًا: مريم العذراء ”التي تذهب مُسرعة“، في كلّ مرّة يكون هناك مشكلة، وفي كلّ مرّة نطلبها، هي لا تُبطئ، بل تأتي إلينا، إنّها مهتمّة بنا. سيّدتنا مريم العذراء المهتمّة بنا، هل يعجبكم هذا اللقب؟ لِنَقُلهُ كلّنا معًا: سيّدتنا مريم العذراء المهتمّة بنا! إنّها تُسرع لتكون قريبة منّا، وهي تُسرع لأنّها أُم. قال لِي المطران أورنيلاس إنّ سيّدتنا مريم العذراء يُقال لها باللغة البرتغاليّة ”apressada“. سيّدتنا مريم العذراء ”apressada“. وهكذا رافقت حياة يسوع، ولم تختبئ بعد قيامته من بين الأموات، بل رافقت التّلاميذ، وانتظرت الرّوح القدس، ورافقت الكنيسة التي بدأت تنمو بعد العنصرة. سيّدتنا مريم العذراء مهتمّة بنا وترافقنا. ترافق دائمًا. لم تكن قط الشّخصيّة الرّئيسيّة. عمل مريم الأمّ في الاستقبال، له شقَّين: أوّلًا تستقبل ثمّ تدلّ على يسوع. مريم في حياتها لم تصنع شيئًا سوى أنّها أشارت إلى يسوع. ”فما يَقُلْه لَكُم فاصنَعوه“. واتبعوا يسوع.

هذان هما العملان اللذان قامت بهما مريم. لنفكّر في الأمر جيّدًا: تستقبلنا كلّنا وتشير إلى يسوع. وصنعت ذلك باهتمام بعض الشّيء. سيّدتنا مريم العذراء تهتمّ بنا وتستقبلنا كلّنا وتدلّنا على يسوع. ولنتذكّر ذلك في كلّ مرّة نأتي إلى هنا. مريم هنا كانت حاضرة بطريقة خاصّة، حتّى ينفتح عدم إيمان قلوب كثيرة على يسوع. بحضورها تدلّنا على يسوع، وهي تدلّ دائمًا على يسوع. واليوم هي هنا بيننا، وهي دائمًا بيننا، لكنّنا اليوم نشعر بأنّها قريبة جدًّا منّا. مريم العذراء المهتمّة بنا.

أيّها الأصدقاء، يسوع يحبّنا لدرجة أنّه ساوى نفسه معنا، ويطلب منّا أن نتعاون معه. ومريم تدلّنا على ذلك أنّ يسوع يطلب منّا: أن نسير في الحياة ونتعاون معه. أودّ اليوم أن ننظر إلى صورة مريم وأن يفكّر كلّ واحدٍ في ما يلي: ماذا تقول مريم لِي كأمّ؟ ما الذي تدلّني عليه؟ إنّها تدلّنا على يسوع. أحيانًا تدلّنا أيضًا على بعض الأمور الصّغيرة في قلبنا التي لا تعمل جيّدًا، لكنّها تدلّنا دائمًا. ”أمّي، ما الذي تدلّيني عليه؟“. لنصمت لحظةً صغيرة وليقل كلّ واحدٍ في قلبه: ”أمّي، ما الذي تدلّيني عليه؟ ما الذي يُقلقكِ في حياتي؟ ما الذي يؤثّر فيكِ في حياتي؟ ما الذي يهمّك في حياتي؟ وأنتِ دُلِّي عليه“. وهنا تدلّنا على القلب حتّى يأتي يسوع إلينا. وكما تدلّنا على يسوع، تدلّ يسوع على قلب كلّ واحدٍ منّا.

أيّها الإخوة الأعزّاء، لنشعر اليوم بحضور مريم الأمّ، الأم التي تقول لنا دائمًا: ”اصنعوا ما يقوله لكم يسوع“. إنّها تدلّنا على يسوع. وأيضًا الأمّ التي تقول ليسوع: ”اصنع ما يطلبه منك هذا“. هذه هي مريم. هذه هي أمّنا، سيّدتنا مريم العذراء المهتمّة بأن تكون قريبة منّا. لتباركنا كلّنا! آمين.

[01191-AR.01] [Testo originale: Spagnolo]

[B0548-XX.02]