La undécima congregación tuvo lugar esta tarde, a partir de las 17.00 horas, y se abrió con un momento de oración en común.
Asistieron unos 170, entre ellos 132 cardenales electores.
Una veintena de discursos se centraron en temas de gran relevancia pastoral y eclesial. Se dedicó tiempo a la cuestión del etnicismo en el seno de la Iglesia y de la sociedad.
Se habló de la migración, reconociendo en los migrantes un don para la Iglesia, pero subrayando también la urgencia de acompañarlos y apoyar su fe en contextos de movilidad y cambio.
En varias ocasiones se recordaron las guerras en curso, con tonos marcados a menudo por el testimonio directo de cardenales de regiones afectadas por conflictos.
Se retomó el camino del Sínodo sobre la sinodalidad, vista como expresión concreta de una eclesiología de comunión, en la que todos están llamados a participar, escuchar y discernir juntos.
Se reafirmó el compromiso y la responsabilidad de los cardenales en el apoyo al nuevo Papa, llamado a ser un verdadero pastor, un guía que sepa ir más allá de los confines de la sola Iglesia católica, promoviendo el diálogo y construyendo relaciones con otros mundos religiosos y culturales.
También se recordó el desafío que representa la propagación de las sectas en diversas partes del mundo.
Esta tarde, en la Capilla Paulina, Primera Logia del Palacio Apostólico, tuvo lugar el juramento de los cargos de los funcionarios y asistentes al Cónclave, tanto eclesiásticos como laicos.
La sesión concluyó a las 19.00 horas.
La duodécima Congregación General de los Cardenales está prevista para mañana a las 9:00 de la mañana.