Publicamos a continuación el mensaje preparado por el Santo Padre para los participantes en la peregrinación del Movimiento por la Vida, pronunciado por el Cardenal Secretario Pietro Parolin durante la Santa Misa en la Basílica Vaticana:
Mensaje del Santo Padre
¡Queridas hermanas y queridos hermanos del Movimiento por la Vida!
Les agradezco su recuerdo en la oración. ¡Gracias de corazón! Saludo a todos, en particular a la presidenta, la señora Marina Casini, y a los miembros de la junta directiva.
Conozco el valor del servicio que prestan a la Iglesia y a la sociedad. Junto con la solidaridad concreta, vivida con el estilo de cercanía y proximidad a las madres en dificultad por un embarazo difícil o inesperado, ustedes promueven la cultura de la vida en un sentido amplio. Y tratan de hacerlo con franqueza, amor y tenacidad, manteniendo estrechamente unidas la verdad y la caridad hacia todos. Los guían en esto los ejemplos y las enseñanzas de Carlo Casini, que había hecho del servicio a la vida el centro de su apostolado laical y de su compromiso político.
La ocasión que los ha reunido en Roma es importante: el quincuagésimo aniversario del Movimiento por la Vida, cuyo primer brote fue el Centro de Ayuda a la Vida nacido en Florencia en 1975. Desde entonces, los Centros de Ayuda a la Vida se han multiplicado por toda Italia. A estos se han sumado las Casas de Acogida, los servicios SOS Vida, el Proyecto Gemma y las Cunas para la Vida. Se han emprendido innumerables iniciativas para promover en todos los niveles de la sociedad la cultura de la acogida y los derechos humanos. Por eso los animo a seguir adelante con la protección social de la maternidad y la acogida de la vida humana en todas sus fases.
En este medio siglo, mientras han disminuido algunos prejuicios ideológicos y ha crecido entre los jóvenes la sensibilidad por el cuidado de la creación, lamentablemente se ha extendido la cultura del descarte. Por lo tanto, sigue siendo más necesario que nunca que personas de todas las edades se dediquen concretamente al servicio de la vida humana, sobre todo cuando es más frágil y vulnerable; porque es sagrada, creada por Dios para un destino grande y hermoso; y porque una sociedad justa no se construye eliminando a los niños no deseados, a los ancianos que ya no son autónomos o a los enfermos incurables.
Queridas hermanas y queridos hermanos, han venido de muchas partes de Italia para renovar una vez más su «sí» a la civilización del amor, conscientes de que liberar a las mujeres de las condiciones que las empujan a no dar a luz a su hijo es un principio de renovación de la sociedad civil. De hecho, está a la vista de todos cómo la sociedad actual está estructurada en torno a las categorías de poseer, hacer, producir y aparentar. Su compromiso, en sintonía con el de toda la Iglesia, apunta a un proyecto diferente, que pone en el centro la dignidad de la persona y privilegia a los más débiles. El concebido representa, por excelencia, a todo hombre y mujer que no cuenta, que no tiene voz. Ponerse de su parte significa solidarizarse con todos los descartados del mundo. Y la mirada del corazón que lo reconoce como uno de nosotros es la palanca que mueve este proyecto.
Sigan apostando por las mujeres, por su capacidad de acogida, generosidad y valentía. Las mujeres deben poder contar con el apoyo de toda la comunidad civil y eclesial, y los Centros de Ayuda a la Vida pueden convertirse en un punto de referencia para todos. Les agradezco por las páginas de esperanza y ternura que ayudan a escribir en el libro de la historia y que permanecen indelebles: dan y darán muchos frutos.
Que el Señor los bendiga y la Santísima Virgen los proteja. Encomiendo a cada uno de ustedes, a sus grupos y a su compromiso a la intercesión de Santa Teresa de Calcuta, presidenta espiritual de los Movimientos por la Vida en el mundo. Y no se olviden de rezar por mí. Gracias.
Roma, Policlínico Gemelli, 5 de marzo de 2025
FRANCISCO