Esta mañana, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a los representantes de la Federación Italiana de Boccia.
Publicamos a continuación el saludo que el Santo Padre dirigió a los presentes en la audiencia:
Saludo del Santo Padre
Queridas señoras y señores, ¡buenos días y bienvenidos!
Me complace encontrarme con ustedes, representantes de la Federación Italiana de Bochas, junto con el Presidente Internacional y algunas autoridades civiles, a quienes agradezco su presencia. Debo confesar que soy muy aficionado al juego de las bochas. Por dos razones: en primer lugar, porque es un deporte «pobre», comparado con los de las «estrellas» con contratos multimillonarios, que siempre llenan los medios de comunicación. Creo que los campeones de petanca son personas que trabajan de oficinistas, o de profesores, o de fontaneros... En fin, gente normal que siente pasión por este juego quizá un poco pasado de moda, pero tan rico en humanidad.
Y aquí llego a la segunda razón de mi simpatía por la petanca: es un deporte que asocio con un cierto tipo de socialidad, de amistad social... Hace tiempo era muy popular en los pueblos, en el mundo rural, en todas partes había una pista de petanca, incluso en las parroquias. Era una forma de estar juntos, de pasar el tiempo en compañía, un entretenimiento sano y tranquilo. La sociedad ha cambiado, y también lo ha hecho el deporte de la petanca: las mujeres y los jóvenes también lo practican; muchas personas con discapacidades lo practican, y les felicito por todo ello.
Queridos amigos, los felicito por los resultados que han obtenido como federación a nivel competitivo; y sobre todo porque llevan adelante este deporte alternativo frente a la gran maquinaria del «business» deportivo, un deporte inclusivo, que todavía sabe a «juego» y a buena compañía.
De todo corazón los bendigo a todos ustedes y a sus actividades. Y, por favor, no olviden rezar por mí. Gracias.