Anoche, 2 de diciembre, tuvo lugar en la Basílica de San Pedro el rito de la «recognitio». Se trata de la ceremonia en la que se verifica, se constata, como significa el término en latín, que la Puerta Santa cerrada durante el último Jubileo está intacta y sellada, lista para ser reabierta para el nuevo Año Santo.

La «recognitio» fue introducida por una oración del cardenal arcipreste Mauro Gambetti. Los «sampietrini», los obreros de la Basílica, derribaron el muro que sella la Puerta Santa en el interior de la Basílica, extrayendo la caja metálica que allí se guarda desde el día en que se clausuró el último Jubileo, el de la Misericordia, el 20 de noviembre de 2016. En la caja se guarda la llave que permitirá abrir la Puerta Santa la tarde del próximo 24 de diciembre, así como las manillas, el pergamino del Rogito que certifica su clausura, cuatro ladrillos dorados y algunas medallas, entre ellas las de los Pontificados de Francisco, Benedicto XVI y Juan Pablo II.

A continuación, el cardenal Gambetti dirigió la procesión, cantando las letanías de los santos, desde la Puerta Santa hasta el Altar de la Confesión, donde se detuvieron para un momento de oración. A continuación, los participantes en el rito llegaron a la Sala Capitular, donde se abrió la caja metálica extraída de la Puerta Santa. También estuvieron presentes el arzobispo S.E. Monseñor Rino Fisichella, proprefecto del Dicasterio para la Evangelización, y el arzobispo S.E. Monseñor Diego Ravelli, maestro de las celebraciones litúrgicas papales, que hicieron entrega de los documentos y objetos de la «recognitio», que serán llevados al Papa Francisco.

Esta tarde tendrá lugar la misma ceremonia para la Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán. El rito de la 'recognitio' se celebrará el 5 de diciembre en San Pablo Extramuros y el 6 de diciembre en Santa María la Mayor.