A las 11.30 de esta mañana, en directo desde la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar la conferencia de prensa «Hacia la JMJ de Seúl 2027».
Intervinieron: Emmo. Card. Kevin J. Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; S.E. Mons. Peter Soon-Taick Chung, O.C.D., arzobispo de Seúl y presidente del Comité Organizador Local (COL) de Seúl 2027; S.E. Mons. Paul Kyung Sang Lee, coordinador general de la JMJ Seúl 2027; y la señorita Gabriela Su-Ji Kim, una joven coreana.
En la sala también estuvieron a disposición de los periodistas: el Dr. Gleison De Paula Souza, secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; el Rvdo. P. Franco Galdino, coordinador de la Oficina para la Juventud del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; y el Rvdo. P. Peter Yang, secretario ejecutivo del COL de Seúl 2027.
A continuación reproducimos las intervenciones:
Intervención del Eminentísimo Card. Kevin J. Farrell
Intervención de S.E. Mons. Peter Soon-Taick Chung, O.C.D.
Intervención de S.E. Mons. Paul Kyung Sang Lee
Intervención de la Srta. Gabriela Su-Ji Kim
Intervención del Eminentísimo Card. Kevin J. Farrell
Buenos días a todos y ¡gracias por estar hoy aquí!
El Santo Padre ha elegido la ciudad de Seúl, Corea como sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud en 2027. Tras la celebración de Lisboa, Portugal, los jóvenes son enviados a peregrinar de Occidente a Oriente como «un hermoso signo de la universalidad de la Iglesia y del sueño de unidad», en palabras del Santo Padre.[1]
La Iglesia en Asia y Corea
Tras la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Manila en 1995, la JMJ vuelve a Asia, «cuna de las principales religiones del mundo», con su «variado mosaico de sus numerosas culturas, lenguas, creencias y tradiciones, que abarcan una parte realmente notable de la historia y del patrimonio de la familia humana», como dijo San Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Ecclesia in Asia.[2]
Cada Jornada Mundial de la Juventud es una valiosa oportunidad para que la Iglesia que la acoge celebre, junto con otras Iglesias, su propia cultura y fe. En Corea, los católicos representan el 11% de la población.[3] Aun siendo minoritaria, la Iglesia está llena de vitalidad y de iniciativas de todo tipo, y se enriquece con el testimonio heroico de tantos mártires, de los que sigue emanando, con mucha fuerza, una luz de fe y de esperanza que llega a todos los creyentes en todas las partes del mundo.
Entonces, ¿cuáles son las oportunidades que ofrece la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl? En primer lugar, como cada JMJ, es una oportunidad para que todos los jóvenes redescubran la belleza de la vida cristiana y lleven a las circunstancias ordinarias de la vida diaria el deseo renovado de ser discípulos de Jesús y fieles a su Evangelio. El redescubrimiento de la vida cristiana, por tanto, puede ser terreno fértil para el florecimiento de muchas vocaciones, al matrimonio o al sacerdocio y a la vida consagrada. Todo esto tendrá grandes beneficios para la Iglesia en Corea, para el continente asiático y para la Iglesia a nivel global.
En segundo lugar, la natural apertura de Asia a la coexistencia de las culturas, al diálogo y a la complementariedad, será de gran ayuda para los jóvenes peregrinos en su viaje para convertirse en los mensajeros de la paz del futuro, en un mundo tan desgarrado por los conflictos y las oposiciones.
En tercer lugar, el dinámico contexto asiático hará reflexionar a los jóvenes sobre el diálogo entre fe y modernidad: en el trasfondo están los desafíos de alcance mundial a los que se enfrentan los jóvenes de hoy: pensemos en la pérdida de sentido que a menudo caracteriza la vida en las sociedades más desarrolladas, la revolución digital, la crisis climática, las desigualdades económicas, etc. Los grandes interrogantes que plantean estos desafíos estimularán a los jóvenes a aportar su contribución personal para que la cultura contemporánea sea fermentada y transformada por el Evangelio, con su fuerza, su luz y su perenne novedad.
El itinerario temático de Lisboa a Seúl: 2023-2027
Como sabéis, cada año se invita a los jóvenes a celebrar las Jornadas Mundiales de la Juventud en las Iglesias particulares, en la solemnidad de Cristo Rey. La semana pasada se publicó el Mensaje del Santo Padre para la 39ª JMJ, que se celebrará el 24 de noviembre: “Los que esperan en el Señor, caminan sin cansarse” (cf. Is 40,31). Este es un tema que marca las etapas de una peregrinación interior que comenzó con la invitación hecha en Lisboa a levantarse y ponerse en camino (cf. JMJ Lisboa 2023).
En el Año Jubilar 2025, los jóvenes están llamados a ser peregrinos de la esperanza en Roma y, durante los próximos dos años, serán guiados por un camino que culminará en la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl 2027, a través de los dos temas que habéis recibido en la documentación que acabamos de publicar. El tema elegido por el Santo Padre para la 40ª JMJ es: “Ustedes también dan testimonio, porque están conmigo” (Jn 15,27); el tema elegido por el Santo Padre para la 41ª JMJ es: “Tengan valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).
Este último -repito: “Tengan valor: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33) - será, por tanto, el tema de la 41ª Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Seúl en 2027.
Ambos temas, tomados del Evangelio de Juan, pertenecen al llamado “discurso de despedida” de Jesús (cf. Jn 13-17), en el que prepara a sus discípulos para vivir el misterio de su pasión y muerte, en la certeza de su resurrección. Los dos temas se centran, por tanto, en el testimonio y el valor que brotan de la victoria pascual de Jesús.
El tradicional paso de los símbolos de la JMJ: 24 de noviembre de 2024
Como es costumbre después de cada JMJ internacional, los jóvenes de Lisboa entregarán los símbolos de la JMJ a los jóvenes de Seúl: la Cruz de los Jóvenes y el icono de María Salus populi romani. Se trata de un sugestivo “paso del relevo”, que marca el inicio de la preparación espiritual de la Iglesia coreana para la Jornada Mundial de la Juventud. Anuncio que esta entrega tendrá lugar el 24 de noviembre, solemnidad de Cristo Rey del Universo, durante la Santa Misa en la Basílica de San Pedro.
La Cruz de los Jóvenes, también conocida como “Cruz de la JMJ”, es como siempre una cruz peregrina, porque los jóvenes coreanos la llevarán a todas partes -en las ciudades, en el campo, entre los que sufren, los encarcelados, los pobres- para llevar cercanía y consuelo a todos. Pero también es una cruz jubilar, porque fue confiada por San Juan Pablo II a los jóvenes al final del Año Santo de la Redención en 1984. Este aspecto adquiere un significado especial este año, debido a la proximidad del Jubileo. San Juan Pablo II la entregó a los jóvenes con estas palabras: «Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención»[4].
La Cruz será llevada por los jóvenes a la tierra de Asia, acompañada por el icono de María Salus populi romani, signo de la ternura maternal de María y de la propia maternidad de la Iglesia por toda la humanidad.
Nuestra esperanza es que muchos jóvenes, incluso los que nunca han participado en una JMJ, recorran en los próximos tres años un camino, sobre todo interior, para reunirse en Asia con el Sucesor de Pedro y dar juntos un valiente testimonio de Cristo.
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[1] Ángelus, Viaje Apostólico de Su Santidad Papa Francisco a Portugal con ocasión de la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud, "Parque Tejo" (Lisboa), domingo 6 de agosto de 2023.
[2] Juan Pablo II, Exhortación apostólica postsinodal, Ecclesia in Asia, n. 6.
[3] Conferencia Episcopal de Corea (CBCK), Estadísticas de la Iglesia católica en Corea 2023.
[4] Juan Pablo II, Palabras a los jóvenes a quienes entregó la cruz en el Año Santo de la Redención, domingo 22 de abril de 1984.
Intervención de S.E. Mons. Peter Soon-Taick Chung, O.C.D.
Expreso mi más sincera gratitud al Santo Padre por haber elegido el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl 2027.
El próximo año, jóvenes de todo el mundo se reunirán en Roma para celebrar un año jubilar como peregrinos de la esperanza que «esperan en el Señor y caminan sin cansarse». Este jubileo pretende renovar los corazones de los jóvenes en Cristo cuando acepten la invitación del Papa, llevando consigo el lema recién publicado en su peregrinación a Seúl, que se encuentra en la frontera oriental de Asia.
La Iglesia católica coreana es testimonio de la fe voluntaria y dinámica de sus primeros fieles, que recibieron las semillas del Evangelio sin la ayuda de misioneros, guiados por el Espíritu Santo. En 2027, numerosos jóvenes de todo el mundo se reunirán para encontrarse con los jóvenes creyentes de Corea, que han heredado la fe firme de sus antepasados. Juntos, reavivarán un apasionado celo por la fe.
Durante los periodos de persecución, los primeros fieles coreanos enviaron desesperadas cartas al Papa, solicitando fervientemente misioneros para preservar su fe y unirse a la Iglesia universal. Este llamamiento impulsó al Papa Gregorio XVI a establecer el Vicariato Apostólico de Chosun, enviando así misioneros y permitiendo que la fe floreciera a pesar de la persecución. Al igual que hizo con la primitiva Iglesia coreana, el Papa ha aceptado una vez más la petición de nuestra Iglesia, invitando a jóvenes de todo el mundo a unirse a la peregrinación de la JMJ, participando en la JMJ Seúl 2027.
La peregrinación a la JMJ Seúl 2027 será algo más que un encuentro. Será un viaje significativo en el que los jóvenes, unidos a Jesucristo, reflexionarán y debatirán sobre los desafíos actuales y las injusticias a las que se enfrentan. Será una gran celebración que permitirá a todos experimentar la vibrante y enérgica cultura creada por los jóvenes coreanos. También será una oportunidad para sumergirse y compartir la cultura dinámica y apasionada que han producido los jóvenes coreanos. Además, a través de esta celebración, los jóvenes coreanos tendrán la valiosa oportunidad de comprometerse y compartir las inquietudes y pasiones de sus coetáneos.
A través de este viaje colectivo, los peregrinos de la JMJ se convertirán en «valientes misioneros», inspirados a vivir la alegría del Evangelio que han encontrado. La Iglesia, unida en este tiempo, escuchará con atención las voces de los jóvenes y les acompañará a lo largo de la peregrinación. Me comprometo a que los jóvenes de todo el mundo experimenten la profunda alegría de ser miembros de la Iglesia. A los jóvenes del mundo les hacemos una cordial invitación para que ¡se unan a nosotros en la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl 2027!
Muchas gracias.
Intervención de S.E. Mons. Paul Kyung Sang Lee
En primer lugar, expreso mi más sincera gratitud a nuestro Santo Padre por haber elegido un tema que resuena profundamente con las circunstancias que atañen a la Iglesia coreana y los desafíos a los que se enfrentan los jóvenes de hoy.
Corea se encuentra en un contexto único, diferente al de anteriores celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud, caracterizado por la coexistencia armoniosa de diferentes tradiciones religiosas. En este contexto, la Iglesia católica coreana ha encarnado sistemáticamente las virtudes cristianas del «perdón» y el «compartir», promoviendo estos valores en la sociedad y coexistiendo pacíficamente con otras confesiones. En la persistente realidad de una «nación dividida», la Iglesia ha trabajado diligentemente durante las últimas siete décadas para resolver los conflictos inherentes a esta división, buscando la paz y la unidad del pueblo coreano. El surgimiento de K-Catholic (K-Católico ) y K-Faith (K-Fe ) entre nuestros jóvenes es un testimonio de estos esfuerzos. Nuestros jóvenes y jóvenes creyentes siguen abiertos al diálogo interreligioso y aspiran a una coexistencia armoniosa y pacífica.
Los preparativos de la Jornada Mundial de la Juventud, cuyo objetivo es compartir nuestro patrimonio espiritual con los jóvenes de todo el mundo, ya han comenzado a buen ritmo. Tras la elección de la ciudad anfitriona el año pasado, en diciembre se inauguró el Comité Organizador Local (COL) y se formó un grupo de investigación preliminar de jóvenes dedicados a difundir la espiritualidad de la Jornada Mundial de la Juventud. A partir de febrero de 2024, hemos lanzado una campaña dedicada a ofrecer mil millones de rosarios. Este verano, organizamos una charla-concierto (en el patio de la catedral de Myeongdong) para fomentar auténticas conversaciones entre los jóvenes y celebramos la ceremonia de lanzamiento de la Jornada Mundial de la Juventud Seúl 2027.
A partir de este otoño, celebraremos Misas y Encuentros de Jóvenes en 19 decanatos de nuestra diócesis. En mayo del próximo año, celebraremos un festival de la juventud en toda la diócesis. A través de los Premios Misterio de Vida, animamos a los jóvenes estudiosos dedicados a la espiritualidad cristiana a participar y compartir sus contribuciones académicas con la Iglesia universal y la comunidad global. A medida que se acerca el año jubilar, planeamos traer a unos 1.000 jóvenes peregrinos para que participen en el Jubileo de la Juventud. Es nuestro ferviente deseo que, a través de esta peregrinación, lleguen a discernir el poder de la esperanza que confiere la fe y experimenten un profundo encuentro personal con Cristo en el seno de la Iglesia universal.
El logotipo de la JMJ Seúl 2027, que recoge la visión y las aspiraciones de este acontecimiento que marcará una época, se centra en el tema «Tengan valor: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33), elegido por el Santo Padre. En el centro del logotipo hay una cruz; los colores rojo y azul simbolizan la victoria triunfal de Cristo sobre el mundo. El elemento que está a la izquierda, orientado hacia arriba, indica a Dios en el cielo, mientras que el elemento situado a la derecha, orientado hacia abajo, simboliza la Tierra, ilustrando el cumplimiento de la voluntad de Dios en la Tierra a través de su unidad.
Inspirado en el arte tradicional coreano, el diseño general utiliza las singulares técnicas de pincelada de la pintura coreana e incorpora sutilmente caracteres hangul que representan «Seúl». Al mismo tiempo, el logotipo capta la vibrante energía de la juventud e incorpora ingeniosamente las letras JMJ en su composición.
Además, el rojo de un lado de la cruz simboliza la sangre de los mártires, armonizando con el tema del «coraje». El azul representa la vitalidad de los jóvenes y simboliza la llamada de Dios. Juntos, estos colores se hacen eco del motivo Taegeuk de la bandera coreana.
Por último, el color amarillo que brilla detrás de la cruz representa a Cristo, que es la «Luz del Mundo». Cristo ha vencido al mundo. Él brilla sobre nuestra Iglesia como el sol que sale de Oriente. Y Él guía a la Iglesia hacia la unidad.
A través de este simbolismo diferente, el logotipo de la JMJ Seúl 2027 integra los múltiples significados del martirio, la juventud, Seúl, la JMJ y la cruz, celebrando la gloria de la victoria lograda a través del Espíritu Santo. Anuncia la llamada a la juventud de Corea y del mundo a proclamar la fe de los mártires al mundo de nuestro tiempo.
Más allá del simbolismo del logotipo, nos comprometemos a garantizar que los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud conduzcan a un auténtico crecimiento y renovación dentro de la Iglesia. Emprenderemos este camino, avanzando paso a paso con confianza inquebrantable en el Señor y con valiente determinación.
Gracias.
Intervención de la Srta. Gabriela Su-Ji Kim
Liderazgo juvenil y oportunidades para la evangelización
Hola, me llamo Kim Suji Gabriella y estoy aquí para compartir mi pasión por el liderazgo juvenil y el papel que espero que desempeñe la Jornada Mundial de la Juventud en la revitalización de nuestra fe. En primer lugar, quisiera expresar mi gratitud al Santo Padre, que ha invitado a todos a Corea para la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Seúl, y a todos los que están trabajando para preparar este acontecimiento. Mi camino al servicio de los jóvenes comenzó como catequista de alumnos de secundaria y bachillerato en mi parroquia. Después de vivir la JMJ en Cracovia en 2016, tuve el honor de participar en el Sínodo itinerante con jóvenes en Roma en 2017 como delegada coreana. Esta valiosa experiencia de conocer e interactuar con el Papa y los jóvenes alimentó mi compromiso para servir a la Iglesia.
La pandemia de COVID-19, que asoló el mundo, impidió a muchos asistir a la iglesia. A medida que pasaban los días oscuros, muchos jóvenes se alejaron de la fe y la comunidad se disolvió. Ahora que podemos reunirnos de nuevo, nos enfrentamos al desafío de un rebaño disperso, que lucha por transmitir la experiencia de la fe. Sin embargo, confío en que la JMJ de Seúl 2027 será una oportunidad crucial para reavivar las llamas de la fe, no sólo en Corea, sino también en todo el mundo.
Hemos sido invitados a emprender un viaje para vivir el espíritu del Sínodo. Con un alegre «Sí», nos uniremos a jóvenes de todo el mundo. A través de la JMJ Seúl 2027, forjaremos un camino de unidad, esperanza, valor y pasión, acogiendo a personas de todos los ámbitos de la vida, no sólo a creyentes católicos, para caminar juntos en armonía. Confío en que nuestro Señor Jesucristo camine con nosotros en esta peregrinación al «Extremo Oriente» y más allá, y espero que todos los presentes en esta sala también nos acompañen. Gracias.