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Mensaje del Santo Padre a los jóvenes de la Costa Amalfitana con ocasión del encuentro «Instrumentos de Paz» en Scala, 03.09.2024

Publicamos a continuación el Mensaje que el Santo Padre Francisco envió a los jóvenes de la Costa Amalfitana con ocasión del encuentro «Instrumentos de Paz» en Scala:

Mensaje del Santo Padre

Queridos jóvenes de la Costa Amalfitana,

me dirijo con alegría a ustedes que partcicipan en el encuentro «Instrumentos de Paz» en el Duomo de San Lorenzo en Scala. Saludo al arzobispo de Amalfi-Cava de' Tirreni, monseñor Orazio Soricelli, a los alcaldes, a las instituciones y autoridades presentes.

Queridos jóvenes, ¡ustedes eligieron un hermoso tema! Es la urgencia que experimentamos ante las guerras y ante las numerosas personas que pierden la vida cada día, niños, ancianos, jóvenes y mujeres. ¡Jesús vive y los quiere vivos! Sin paz no hay vida. Sólo hay muerte y destrucción.

Hay tres formas seguras para convertirse en instrumentos de paz:

1. Llenar la jornada de gestos de paz. En esta antigua ciudad de Scala podrán profundizar en el camino de solidaridad y diálogo iniciado por el Beato Frey Gerardo Sasso, fundador y primer Gran Maestro de la Orden de los Caballeros de Malta. En tiempos de guerra, creó el primer hospital interreligioso en Jerusalén, hacia el año 1100 d.C. Siguiendo su ejemplo, ustedes también pueden construir puentes de amistad y solidaridad mutua. Iluminen cada hora de sus días con un gesto de paz: un gesto de servicio, de ternura, de perdón.

2. Orar con el corazón por la paz. Cuando nos sintamos impotentes ante el drama de los escenarios mundiales, recordemos que «Nada es imposible para Dios» (Lc 1,37). Disponemos de un arma muy eficaz, que es la oración. Utilicémosla. Recemos más por la paz, para que llegue pronto. ¡Invoquémosla con fe y confianza! Comprometámonos diariamente a rezar personalmente por la paz. Reunámonos para compartir momentos de adoración eucarística ante el Señor, Rey de la Paz.

3. Vivir como peregrinos de la esperanza. Con valor, no nos cansemos de soñar con la paz justa y la fraternidad, porque éste es también el sueño del Padre: que sus hijos estén unidos y sean felices, reconociéndonos a todos como hermanos. ¡¡Miren más allá de la noche! No ceda a la idea de que la guerra puede resolver los problemas y conducir a la paz. La guerra es siempre una derrota, una rendición vergonzosa ante las fuerzas del mal. Hagamos memoria de todas las víctimas, a las que nunca debemos olvidar, y que este recuerdo nos abra concretamente a encontrar en el presente una salida hacia un camino de reconciliación.

Al encomendarlos a la maternal intercesión de María, Reina de la Paz, los bendigo y les pido, por favor, que recen por mí.

Fraternalmente,

Desde la Casa Santa Marta, 30 de agosto de 2024

FRANCISCO