Esta mañana a las 9.00 horas, en la fiesta del Bautismo del Señor, el Santo Padre Francisco ha presidido en la Capilla Sixtina la santa misa durante la cual administró el sacramento del Bautismo a algunos recién nacidos.
A continuación se transcribe la homilía improvisada por el Papa después de la lectura del Santo Evangelio y sus palabras antes de la Bendición final:
Homilía del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas,
estamos aquí para bautizar, para dar el don de la fe a nuestros hijos. Y ellos son los protagonistas de esta ceremonia: pueden hablar, ir, gritar... Ellos mandan, porque es su fiesta: recibirán el don más hermoso, el don de la fe, el don del Señor.
Si lloran -de momento están callados, pero basta con que uno dé la nota y empieza el concierto-, déjenlos llorar; si tienen hambre, amamántenlos, tranquilamente, aquí. Si tienen calor, quítenles la ropa, que a veces el calor hace daño.
Ellos son los protagonistas, porque hoy nos darán también el testimonio de cómo se recibe la fe: con inocencia, con apertura de corazón.
Y a ustedes, padres y padrinos, les deseo que sus vidas sean de ayuda para estos niños, de ayuda en su crecimiento. Les deseo que los acompañen en su crecimiento, porque ésta es una manera de ayudar, para que crezca en ellos la fe. Muchas gracias por vuestro testimonio, por traerlos aquí para recibir la fe.
Y ahora, continuemos con el rito del Bautismo.
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[Palabras pronunciadas espontáneamente antes de la bendición final]
Antes de darles la bendición, les agradezco que hayan comenzado esta vida de sus hijos con el Bautismo. Y les recomiendo que ellos conozcan la fecha del Bautismo, porque es la fecha de su nacimiento. Y cada uno de nosotros también. Si les pregunto: "¿Cuál es la fecha de tu nacimiento?", no sé si todos lo sabrán. Pero piensen bien: la fecha de nacimiento es como un cumpleaños, la fecha en la que recibí la gracia del Señor y me hice cristiano y cristiana. Enseñenlo a los niños, para que la celebren todos los años.