Publicamos a continuación el texto del videomensaje que el Santo Padre Francisco ha enviado a los participantes en el Encuentro "Nuestra misión común de proteger a los niños de Dios" promovido por la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores y las Conferencias Episcopales de Episcopales de Europa Central y Oriental que tendrá lugar en Varsovia, Polonia, del 19 al 22 de septiembre de 2021:
Vídeomensaje del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, me alegra daros la bienvenida ahora que estáis reunidos para reflexionar sobre la respuesta que la Iglesia está dando a la crisis de los abusos sexuales a menores por parte de miembros de la Iglesia, y sobre los modos en que puede responder más adecuadamente a esta gravísima situación a la que nos enfrentamos.
Al dirigirme a los líderes de las conferencias episcopales del mundo, reunidos en Roma en febrero de 2019, expresé mi aliento para que se asegurasen de que el bienestar de las víctimas no se dejase de lado en favor de una preocupación malentendida por la reputación de la Iglesia como institución. Por el contrario, sólo afrontando la verdad de estos comportamientos crueles y buscando humildemente el perdón de las víctimas y de los supervivientes, la Iglesia podrá encontrar el camino para volver a ser vista con confianza como un lugar de acogida y de seguridad para los necesitados. Nuestras manifestaciones de contrición deben convertirse en una vía concreta de reforma, tanto para evitar nuevos abusos como para garantizar a los demás la confianza en que nuestros esfuerzos conducirán a un cambio real y fiable.
Os animo a escuchar la llamada de las víctimas y a comprometeros, los unos con los otros y con la sociedad en general, en estos importantes debates porque atañen verdaderamente al futuro de la Iglesia en Europa Central y Oriental, no sólo al futuro de la Iglesia, sino también al corazón del cristiano, atañen a nuestra responsabilidad.
No sois los primeros que habéis tenido la responsabilidad de tomar estas medidas, tan necesarias, y es poco probable que seáis los últimos. Pero sabed que no estáis solos en estos momentos difíciles.
Reconocer nuestros errores y fracasos puede hacernos sentir vulnerables y frágiles, eso es seguro. Pero también puede ser un tiempo de gracia maravillosa, un tiempo de vaciamiento, que abre nuevos horizontes de amor y de servicio mutuo. Si reconocemos nuestros errores, no tendremos nada que temer, porque será el Señor mismo quien nos habrá llevado hasta allí.
"Sin malicia hacia nadie y con caridad hacia todos". (A. Lincoln), os exhorto a ser humildes instrumentos del Señor, al servicio de las víctimas de los abusos, viéndolas como compañeras y protagonistas de un futuro común, aprendiendo unos de otros a ser más fieles y más resilientes para que, juntos, podamos afrontar los retos del futuro. Que el Señor os bendiga, que la Virgen os proteja y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.