Esta mañana, a las 10:30, en directo streaming, desde la Sala "Juan Pablo II" de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar la conferencia de clausura de la Campaña de Caritas Internationalis " Share the Journey- Compartamos el viaje", cuyo tema ha sido "Caritas Internationalis journeying with migrants and refugees. Looking at the future after four years of Share the Journey campaign”.
Han intervenido S. E. el cardenal Luis Antonio Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente de Caritas Internationalis, el Revdo. Monseñor Bruno-Marie Duffé, Secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Sr. Aloysius John, Secretario General de Caritas Internationalis y Sor Maria de Lurdes Lodi Rissini, Coordinadora Nacional de Caritas Sudáfrica, en conexión remota.
Publicamos a continuación las diversas intervenciones:
Intervención de S.E. el cardenal Luis Antonio G. Tagle
Hace cuatro años, comenzamos la campaña con la ambición de crear islas de esperanza donde el miedo no pudiera entrar. Nos impusimos algunos retos: no conformarnos con ver a los emigrantes, sino mirarles con compasión; no oir simplemente su voz, sino escuchar sus gritos y sus preocupaciones; no limitarnos a pasar junto a ellos, sino detenernos, como el buen samaritano, y vivir un momento de comunión con ellos.
Años después, veo que la campaña Compartir el viaje nos ha ayudado a acercarnos a los migrantes, poniéndonos a su altura de pobreza e indignidad, para levantarlos con la convicción de que no son números, sino un nombre, una persona, y ver a Cristo en ellos como en el momento del éxodo en Egipto.
Hoy, todas las diferentes iniciativas han llevado a comprender quiénes son los migrantes, para mí, para nosotros, y para nuestra humanidad moderna. Comprender sus sufrimientos. Esta campaña nos ha ayudado a difundir una nueva cultura a nivel mundial, una cultura viva del encuentro, una nueva visión de la acogida de la persona humana en el migrante.
Guardo un buen recuerdo de mi viaje al Líbano en 2016, cuando me encontré con refugiados de Siria en el valle de la Beqaa. Los que estuvimos con estas personas vimos que no se trata de simples refugiados, sino de seres humanos. Y luego en los campos de Rohingya de Cox's Bazar en 2019. Recuerdo que tuve una mezcla de sentimientos. Una parte de mí se alegró de que se les prestara la atención, especialmente la dignidad, que merecen. Pero al mismo tiempo, otra parte de mí seguía triste porque me preguntaba si aquel era un estado de vida permanente para ellos o si era temporal. No puedo imaginar cómo responderían los padres si sus hijos les preguntaran cuál es su futuro. Si yo tuviera un hijo allí no sabría qué responder.
Estos refugiados me recuerdan mi "origen migratorio". En sus rostros puedo ver a mi abuelo de China, que dejó su patria, su cultura y su seguridad social en busca de medios para sobrevivir.
Compartir el viaje ha sido un gran momento de solidaridad, de encuentro y, sobre todo, un medio para expresar el amor de la Iglesia por los que se desplazan. Cristianos, musulmanes, hindúes o de cualquier otra religión, han sido acogidos como personas humanas, con la determinación de respetar su dignidad y su humanidad.
En un momento en el que la COVID-19 debería llevarnos a ser más solidarios, y al mismo tiempo en el que los Estados se preocupan cada vez más de sus propios ciudadanos, y el riesgo del egoísmo está siempre presente, el final de la campaña mundial de Caritas Internationalis apunta a la necesidad de seguir compartiendo el camino con los emigrantes, lo que hoy es todavía más necesario.
El Santo Padre ha sido una inspiración para nuestra campaña, y nos ha acompañado en cada paso importante de este viaje. Nos ha inspirado, motivado y animado a acoger, defender y acompañar a los migrantes.
Cáritas Internationalis ha sido fiel a esta llamada, y hoy podemos decir que la hemos cumplido, y aunque la campaña haya llegado a su fin, nuestra misión hacia las personas en movimiento continuará.
Intervención de Aloysius John
En 2017 Caritas Internationalis lanzó la campaña " Share the Journey" con el objetivo clave de vivir el imperativo moral de acoger y dar hospitalidad a los migrantes y refugiados que huyen de las injusticias, los sufrimientos, la violencia y la pobreza en busca de una vida digna.
Durante estos cuatro años de campaña, Caritas Internationalis no ha cesado de acometer diferentes retos para manifestar su determinación no sólo de acoger y dar hospitalidad a los migrantes, sino también de motivar y movilizar a los ciudadanos a emprender diversas acciones de solidaridad para que también pudieran vivir esta obligación moral.
En diferentes países se realizaron diversas actividades para sensibilizar al público sobre el viaje difícil y peligroso que emprenden los migrantes, dejando atrás a sus seres queridos y lanzándose a lo desconocido en viajes a menudo arriesgados en los que la mayoría de ellos sufren angustia y dificultades. De hecho, cientos de ellos han muerto a lo largo de este peligroso viaje.
La confederación emprendió estas actividades para compartir el mensaje de que la migración es una oportunidad para abrir nuestros brazos para recibir al extranjero, para compartir lo que tenemos con estos extranjeros para vivir en comunión y, sobre todo, para caminar simbólicamente con los migrantes, mostrando la solidaridad de la confederación con ellos.
Durante la conferencia regional de 2018 en Nueva Zelanda, hubo una "Caminata para compartir el viaje". Un migrante dijo: "No podéis imaginar cómo encuentro el sentido de pertenencia a la comunidad humana; cómo siento que somos hermanos y hermanas de una misma familia humana". Desde entonces, los miembros de Caritas Internationalis de todo el mundo han llevado a cabo caminatas simbólicas de solidaridad. Han recorrido unos 600.000 kilómetros caminando con los inmigrantes, lo que equivale a dar la vuelta al mundo 15 veces.
La campaña " Share the Journey " tenía como objetivo cambiar los corazones y sembrar semillas de sensibilización y apertura hacia el otro. En estos cuatro años hemos sido testigos de cómo muchas personas han tendido la mano a los migrantes, abriendo sus brazos y sus corazones. ¿Y quién sabe cuántos otros casos similares de "conversión" han tenido lugar en todo el mundo gracias a nuestra campaña global? Esto debería animarnos a todos a seguir en este camino, poniendo en práctica en nuestra vida cotidiana la cultura del encuentro a la que nos llama constantemente el Papa Francisco.
A lo largo de estos cuatro años, Cáritas ha motivado a sus miembros para que salgan al encuentro de los migrantes y promuevan una cultura de la solidaridad "acogiendo, protegiendo, promoviendo e integrando" a nuestros hermanos y hermanas más vulnerables. Las organizaciones miembros de diferentes países han afrontado con valentía las dificultades para prestar apoyo a los migrantes y refugiados, especialmente durante la pandemia del COVID-19, facilitándoles el acceso a alimentos, a las necesidades básicas, a la ropa y, sobre todo, a la atención sanitaria. Los hijos de los migrantes también recibieron atención y apoyo especiales en diferentes partes del mundo.
El centro de migrantes del Líbano prestó apoyo a los trabajadores migrantes que se encontraban encarcelados en el país, sin poder regresar a sus países de origen debido a las restricciones de viaje impuestas por la pandemia de COVID-19 y que todavía se enfrentan a los efectos de las secuelas de la explosión química, de la que también fueron víctimas sus empleadores.
Caritas Jordania siguió ayudando a los migrantes y refugiados sirios con alimentos y ayuda médica.
Caritas Bangladesh ayudó a miles de refugiados rohingya que buscaban seguridad en Bangladesh.
Acogiendo, apoyando y acompañando a los migrantes, las organizaciones miembros de Caritas han demostrado que la migración nos ofrece la oportunidad de superar nuestros miedos y cómo, a través de este encuentro, podemos dejarnos enriquecer por la diversidad de los dones de cada persona.
El final de la campaña "Share the Journey" es un motivo para que la confederación exprese su convicción de que Cáritas seguirá acogiendo y caminando con los migrantes. Como dice el Santo Padre en la encíclica Fratelli Tutti, "Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos.". (cf. Fratelli Tutti, 8) Cáritas continuará este viaje con los migrantes con el mismo espíritu.
En un tiempo en el que la construcción de muros y las políticas discriminatorias se utilizan para disuadir o impedir la entrada de los migrantes, en un tiempo en el que la pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de la solidaridad, y en línea con las enseñanzas del Santo Padre, las organizaciones miembros de Cáritas trabajarán para transformar las fronteras en lugares privilegiados de encuentro, donde pueda producirse el milagro de un "nosotros" cada vez más amplio. Cáritas construirá puentes de amor y cuidado para facilitar la integración de los inmigrantes y garantizar su bienestar y dignidad. Donde haya indiferencia e intolerancia hacia los migrantes, Caritas estará a su lado para expresar el amor y la preocupación de la Madre Iglesia.
Caritas Internationalis considera que este es el momento adecuado para afirmar su "compromiso de no hacer distinción entre nativos y extranjeros, entre residentes y huéspedes, ya que se trata de un tesoro que tenemos en común, de cuyo cuidado y beneficios nadie debe quedar excluido".
Por último, nos gustaría invitarles a todos a visitar el sitio web de Caritas Internationalis y unirse a nuestra iniciativa encendiendo una vela virtual de esperanza y compartiendo un mensaje en solidaridad con los millones de desplazados forzosos de sus hogares en todo el mundo. Tras la clausura de Share the Journey, el 20 de junio de 2021, recogeremos todos los mensajes recibidos hasta entonces para crear un librito que se ofrecerá al Santo Padre.
Intervención del Rev.do Mons. Bruno-Marie Duffé
Los migrantes no son en primer lugar migrantes, sino personas, con una historia, una memoria, una tierra y una dignidad inalienable.
- Cada uno de ellos tiene un viaje, un dolor íntimo que le persigue y cada uno de ellos tiene una esperanza: ser considerado como persona, ser llamado por su nombre, ser acogido y reconocido.
- Por tanto, debemos hablar de las personas en migración que nos piden compartir su camino y compartir la tierra y el mundo que tenemos en común con ellos.
Los cuatro verbos que el Papa Francisco ha utilizado en más de una ocasión en relación con nuestra solidaridad con las personas en movimiento nos comprometen a emprender con ellas un camino moral, social, político, jurídico y espiritual.
- Acoger: que significa abrir la puerta y los propios puntos de vista
- Proteger: que significa cuidar
- Promover: que significa alentar.
- Integrar: que significa vivir juntos
Estos cuatro verbos definen los cuatro círculos concéntricos de la urgencia: abrir la puerta y compartir el pan; cuidar y apoyar los derechos humanos; hacer posible que las personas se expresen plenamente a través de sus habilidades y talentos; integrar, es decir, compartir la misma esperanza.
La dignidad de la persona humana, principio fundamental de la Doctrina Social Católica, da sentido y traducción moral a los derechos humanos de todas las personas: hombres, mujeres, niños, menores y mayores.
El Papa Francisco también ha utilizado tres palabras en español:
- Techo: un cobijo, una protección, un signo de confianza
- Tierra: una comunidad, un lugar para vivir y esperar
- Trabajo: una actividad para participar en la construcción del mundo común y del bien común
Entendemos que cualquier programa de acción, cualquier misión con y para personas con experiencia migratoria, pasa por actuar sobre las causas de la migración: la violencia de la guerra y los conflictos de poder, la pobreza, la desigualdad, la corrupción, el tráfico de personas, los abusos, la negligencia política.
Trabajar sobre las causas de la migración significa aceptar trabajar con los países de los que proceden los migrantes. Significa aventurarse a sostener programas de desarrollo humano integral, incluyendo el cuidado de la Tierra, el medio ambiente, el agua y la biodiversidad.
Porque hay un derecho primario a ser acogido, pero también hay un derecho a volver a la propia tierra -la tierra de los antepasados y de la comunidad- para vivir allí en paz.
Jesús dijo: "Era forastero y me acogisteis" (Mateo 25:35). Esta palabra se pronuncia hoy para que la vivamos.
Intervención de Sor Maria de Lurdes Lodi Rissini
Sudáfrica es un destino para muchos migrantes y refugiados de todo el continente africano y del mundo. Por ejemplo, acogemos a migrantes de Lesotho, Zimbabue, Mozambique, Zambia, Angola, Malawi, Eswatini, etc. Sudáfrica tiene miles de solicitantes de asilo y refugiados, en su mayoría procedentes de la República Democrática del Congo (RDC) y Somalia. Históricamente, los emigrantes de los países del sur de África han entrado y salido de Sudáfrica por oportunidades de trabajo, estudios o razones médicas. Algunos emigrantes entran en el país por una de las razones mencionadas, pero deciden quedarse. El país también se enfrenta a miles de indocumentados y apátridas.
Según el informe Statistics, South Africa (2019:146) "la desigualdad en el mercado laboral sudafricano sigue siendo muy alta y ha aumentado en el pasado reciente..." La mayoría de los migrantes y refugiados en Sudáfrica trabajan en el sector sumergido y experimentan enormes desafíos para mantenerse a sí mismos y a sus familias. Se trata de un asunto espinoso que se traduce en ataques xenófobos/afrofóbicos, pues los ciudadanos se lamentan de que los inmigrantes les quitan el trabajo.
Cáritas Sudáfrica ha hecho suyo el mensaje del Papa Francisco de la campaña "share the journey" en nuestro servicio a los migrantes y refugiados. El obispo de enlace para los migrantes y los refugiados en la Conferencia Episcopal de África Meridional (SACBC) ha efectuado declaraciones y predicado sobre la importancia de la "acogida y la hospitalidad". Cáritas Sudáfrica, en Aliwal Norte, aboga por que se permita a los niños indocumentados entrar en el sistema educativo sudafricano y ser documentados. Ha habido éxitos en este sentido a través de casos judiciales.
En un lugar como Rustenburg, que es una zona minera, Cáritas desempeña un papel fundamental en la acogida de los inmigrantes y les ayuda a integrarse en la sociedad. Cáritas asiste a muchas mujeres y niños que llegan a la ciudad minera siguiendo a sus maridos desde los países vecinos. A veces, cuando las mujeres llegan se encuentran con que sus maridos están viviendo con otras o han formado una nueva familia. Esta es una de las razones por las que no envían dinero.
Alquilar una casa, o tener una, es un gran problema, especialmente para las mujeres migrantes y refugiadas y sus hijos en cualquier ciudad de Sudáfrica. Cáritas ayuda a estas familias a pagar el alquiler mientras buscan empleo. Hay iniciativas para ayudar a los inmigrantes y refugiados, especialmente a los que proceden de países no anglófonos, a aprender inglés para poder integrarse y conseguir mejores oportunidades para sus familias. Caritas de Sudáfrica está extendiendo sus brazos para acoger a los inmigrantes y refugiados, comprometiéndose con las diferentes partes interesadas para mejorar sus vidas y defender sus derechos humanos.
Caritas Sudáfrica, a través de nuestro presidente, el cardenal Napier OFM, colabora con otros líderes religiosos para atajar la pandemia del covid19 y los ataques xenófobos y ayudar a las víctimas con alojamientos, alimentos y otras necesidades básicas.
Durante el duro cierre de Sudáfrica debido al covid-19, muchos inmigrantes y refugiados perdieron sus empleos. Como ya se ha indicado, trabajan en el sector sumergido, donde venden en la calle, o como empleados domésticos. La normativa del covid-19 no permitía que siguieran trabajando. Cáritas Sudáfrica, impulsada por el mensaje de la campaña "compartir el viaje" de acoger y abrazar a los inmigrantes y refugiados, buscó ayuda para ellos. Se les ayudó con las necesidades básicas: concienciación y precaución sobre Covid-19, comida, ropa, refugio y servicios sanitarios. Los migrantes y los refugiados se convirtieron en nuestra prioridad, ya que nuestro gobierno los excluía cuando ofrecía ayuda a los ciudadanos.
La campaña "Compartir el viaje" no termina aquí. El espíritu de la campaña continuará en nuestra Cáritas y, con esperanza, abrazamos a los inmigrantes y refugiados como testimonio de lo que dijo Jesús: "Era forastero y me acogisteis" (Mt.25, 35).