Publicamos
a continuación el mensaje que el Santo Padre Francisco ha enviado
en la apertura de los trabajos a los participantes en el V Foro
Internacional de los Pueblos Indígenas, promovido por el Fondo
Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), celebrado on line,
sobre el tema "El valor de los sistemas alimentarios indígenas:
la resiliencia en el contexto de la pandemia de Covid-19":
Mensaje
del Santo Padre
A los organizadores y participantes
en
la 5.a Reunión del Foro de los Pueblos Indígenas
Señoras
y señores:
Deseo
expresarles nuevamente mi cercanía y el compromiso de la Iglesia
para seguir caminando juntos. Juntos para manifestar nuestro
convencimiento de que la globalización no puede significar un
uniformismo que ignore la diversidad e imponga un nuevo tipo de
colonialismo.
El
desafío consiste, más bien, en crear alternativas desde la
solidaridad para que nadie se sienta ignorado, pero tampoco imponga
avasalladoramente la propia dirección, considerándola como la única
correcta. Por el contrario, sabemos bien que, cuando las diversidades
se articulan y se enriquecen mutuamente, la comunión entre los
pueblos florece y se vivifica. En realidad, se trata de promover un
desarrollo que no lleve el consumo como medio y como fin, sino que
verdaderamente vele por el entorno, escuche, aprenda y dignifique. En
esto consiste la ecología integral, en la que la justicia social se
conjuga con la protección del planeta. Sólo con esta humildad de
espíritu podremos ver la derrota total del hambre y una sociedad
basada en valores perdurables, que no son fruto de modas pasajeras y
sesgadas, sino de la justicia y la bondad.
Confío
en que vuestro trabajo de estos días esté lleno de frutos
abundantes, de amor por el mundo que queremos construir entre todos y
que deseamos entregar a los que vienen detrás de nosotros como un
tesoro y no como un cúmulo de desechos y despojos. Prestemos para
ello atención a lo que nos beneficia a todos y que precisamente será
lo que nos permitirá pasar por este mundo dejando un surco de
altruismo y generosidad, sin quedar heridos por la inmanencia
terrena, desolados por el vacío espiritual, paralizados por la
autorreferencialidad o entristecidos por el individualismo.
Con
estos sentimientos, pido a Dios que bendiga vuestras comunidades y a
quienes en el FIDA se empeñan por ayudar a cuantos viven en las
zonas más deprimidas del planeta, pero agraciadas por la belleza que
procede de respetar y convivir con la naturaleza, obra que salió de
las manos del Señor.
Muchas
gracias.
Vaticano,
2 de febrero de 2021
FRANCISCO