Esta
mañana el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los
promotores, organizadores y artistas del Concierto de Navidad en el
Vaticano, promovido por la Congregación para la Educación Católica,
y cuya recaudación será entregada a la Fundación Pontificia
Scholas Occurrentes y a la Fundación Salesiana Misiones Don Bosco.
Publicamos
a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes
durante la audiencia:
Discurso
del Santo Padre
Queridos
artistas y amigos, ¡buenos días!
Un
cordial saludo a todos y un "gracias" por estar aquí. Este
año las luces algo tenues de la Navidad son motivo de oración y
recuerdo de las muchas personas que han sufrido y están sufriendo a
causa de la pandemia. En esta situación hemos sentido aún más
fuertemente la interdependencia que nos une a todos. Este encuentro
me da la oportunidad de compartir con vosotros algunas reflexiones
sobre el arte y su papel en un momento tan crítico de la historia.
En
la creación artística podemos reconocer tres movimientos. El primer
movimiento es el de los sentidos, capturados por el asombro y
maravilla. Esta dinámica inicial, exterior, estimula otras más
profundas.
El
segundo movimiento, en efecto, alcanza la interioridad de la persona.
Una composición de colores o palabras o sonidos tiene el poder de
llegar al alma humana. Despierta recuerdos, imágenes,
sentimientos...
Pero
el movimiento generativo del arte no se detiene aquí. Hay un tercer
aspecto: la percepción y la contemplación de la belleza genera un
sentido de esperanza, que también se irradia al mundo circundante.
En este punto, el movimiento exterior e interior se fusionan y, a su
vez, repercuten en las relaciones sociales: generan la empatía capaz
de comprender al otro, con el que tenemos tanto en común. Es una
nueva socialidad, no sólo vagamente expresada sino percibida y
compartida.
Este
triple movimiento de asombro, de descubrimiento personal y de
compartición produce una sensación de paz, que -como atestigua San
Francisco de Asís- nos libera de todo deseo de dominio sobre los
demás, nos hace comprender las dificultades de los últimos y nos
empuja a vivir en armonía con todos (1) .Una armonía que está
vinculada con la belleza y la verdad.
Este
vínculo es muy rico en referencias en la tradición judía y
cristiana. El libro del Génesis - al narrar a obra creadora de Dios
- subraya que frente a las criaturas "vio Dios que era bueno"
(Gn 1:12, 18, 25). El adjetivo "bueno" en hebreo tiene un
significado mucho más amplio y también puede traducirse como
"armonioso "(2). La creación nos sorprende con su
esplendor y variedad y, al mismo tiempo, nos hace comprender nuestro
papel en el mundo ante tanta grandeza.
Los
artistas son conscientes de ello y - como escribía San Juan Pablo II
- sienten "dentro de sí mismos esta especie de destello divino,
que es la vocación artística" y están llamados "a no
malgastar ese talento, sino a desarrollarlo, desarrollarlo
para ponerlo al servicio del prójimo y de toda la humanidad."(3).
En
su famoso mensaje del 8 de diciembre de 1965, al concluir el Concilio
Vaticano II, San Pablo VI decía que los artistas estaban "prendados
de la belleza "(4) y afirmaba que el mundo "tiene
necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza
"(5). También en el desconcierto causado por la pandemia,
vuestra creatividad puede generar luz. La crisis ensancha "las
sombras de un mundo cerrado" (cf. Encíclica
Fratelli tutti
9-55) y parece oscurecer la luz de lo divino, de lo eterno. No
cedamos a este engaño. Busquemos la luz de la Natividad que rasga la
oscuridad del dolor y de las tinieblas.
Me
dirijo a vosotros, queridos artistas, que sois de manera especial
"guardianes de la belleza del mundo".(6) Os agradezco
vuestra solidaridad, que en estos tiempos resalta todavía más. La
vuestra es una vocación alta y exigente, que requiere "manos
puras y desinteresadas "(7) para transmitir la verdad y la
belleza. Ambas infunden alegría en nuestros corazones y son un
"fruto precioso que
resiste la usura del tiempo, que une las generaciones y las hace
comunicarse en la admiración"(8),
Hoy como entonces, esta Belleza se nos muestra en la humildad del
Pesebre. Hoy, como entonces, la celebramos con un espíritu de
esperanza.
Expreso
mi agradecimiento a las Misiones de Don Bosco y a las Scholas
Occurrentes por el compromiso y el espíritu de servicio con que
responden a la emergencia educativa y sanitaria, a través de sus
proyectos inspirados en el Global Compact on Education.
Gracias
de nuevo; gracias y los mejores deseos de un buen concierto! Gracias.
[1]
Cf. Cart. Enc. Fratelli tutti (3 de octubre de 2020), 4.
2]
Cf. Discurso a los participantes en el Encuentro Mundial "Yo
puedo", 30 de noviembre de 2019.
3]
Carta a los artistas (4 de abril de 1999), 3.
4]
Mensaje a los artistas (8 de diciembre de 1965), 1.
[5]
Ibid., 4.
[6]
San Pablo VI, Mensaje a los artistas (8 de diciembre de 1965), 5.
[7]
Ibid.
[8]
Ibid.