Publicamos a continuación la carta que el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, envió a S.E. Mons. Mario Delpini, Presidente del Instituto de Estudios Superiores "Giuseppe Toniolo", con motivo de la 96ª "Jornada para la Universidad Católica", que se celebra hoy sobre el tema "Aliados para el futuro":

Carta del Cardenal Secretario de Estado

Desde el Vaticano, 11 de septiembre de 2020

Excelencia Reverendísima,

la tradicional jornada dedicada a la Universidad Católica del Sagrado Corazón tiene lugar este año en un contexto muy especial, marcado por una pandemia que está condicionando la vida de toda la humanidad. La repercusión del contagio en la vida social ha obligado a reorganizar, por razones de salud, el sistema educativo en todos sus órdenes y grados. También el mundo universitario se ha visto obligado a modificar profundamente la forma en que gestiona sus actividades académicas, pasando de la tradicional asistencia a sus sedes a soportes informáticos y digitales que permiten operar a distancia.

Ante tal escenario, el tema elegido "Aliados para el futuro" adquiere nuevos significados e implica responsabilidades peculiares. El mundo universitario, en efecto, además de verse afectado como los demás ámbitos de la vida social por los efectos de la pandemia, se presenta también como un espacio privilegiado para elaborar respuestas eficaces y hacer frente a diferentes niveles a las consecuencias del trabajo realizado, precisamente en los momentos de mayor criticidad para el país, por el contagio. En particular, la Universidad fundada por el Padre Agostino Gemelli y sus colaboradores puede ofrecer una contribución original y valiosa, gracias a su alta competencia científica y profesional, corroborada por el compromiso ético con el bien común y la visión cristiana dirigida a promover el desarrollo humano integral.

Como confirmación de esta perspectiva, podemos recordar con gratitud al personal académico y sanitario del Hospital Universitario A. Gemelli, que ha asumido con gran generosidad y competencia la tarea de acoger y tratar a miles de personas afectadas por el Covid-19. Una consolidada capacidad para combinar la investigación científica avanzada, la eficiente organización sanitaria y el rigor ético, hacen de esta excelencia del Ateneo de los Católicos Italianos una expresión paradigmática de la tarea educativa de una Universidad Católica.

Pero no menos importantes son todos los demás ámbitos de la enseñanza universitaria, en un gran Ateneo que reúne nada menos que doce facultades. Cada ámbito del saber está llamado a aportar su contribución para que esta situación, fuente de tantas criticidades, pueda también producir efectos de renovación virtuosa de la sociedad. Desde la economía hasta las finanzas, desde la jurisprudencia hasta las ciencias sociales, es necesario replantearse los criterios de desarrollo, que ya no pueden ser fuente de discriminación y desigualdad en el acceso a los bienes y la protección, incluyendo el sector de la salud. Así como de la filosofía a los idiomas, de las ciencias de la formación a la psicología, es urgente recuperar la centralidad del ser humano y redefinir sus responsabilidades en una sociedad en rápida evolución, donde los enormes desafíos vinculados al medio ambiente, la educación y la migración exigen análisis y soluciones innovadoras inspiradas en el bien integral de la persona, la justicia, la fraternidad y la coexistencia pacífica entre los pueblos. Incluso los ámbitos más técnicos, como la física y las matemáticas o la agronomía, son cada vez más importantes para construir una casa común que sea verdaderamente la casa de todos y en la que todos puedan vivir con dignidad.

Estas son las perspectivas en las que tenemos que trabajar, si realmente queremos ser aliados para el futuro y dar un giro significativo al camino de la humanidad. En los procesos formativos, particularmente en el contexto de una Universidad Católica, ser "aliados" requiere algunas aptitudes específicas: saber tejer tramas fructíferas con el tejido social y eclesial; valorar los dones de todos y construir sinergias que favorezcan una verdadera educación integral; desarrollar proyectos de gran alcance nacional e internacional que alimenten el diálogo, la solidaridad y el compartir. Muchos de estos aspectos se identifican hoy en día con la tercera misión de los Ateneos, que debe convertirse cada vez más en un elemento calificador y constitutivo y no sólo en un apéndice de los dos pilares tradicionales de la enseñanza y la investigación.

Además, no podemos dejar de recordar, pensando también en las celebraciones del centenario, que la historia de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, desde sus orígenes, se ha caracterizado por la misión de formar personalidades católicas capaces de influir en la historia del país y de contribuir a la misión de la Iglesia. Este objetivo, que tanto apasionó al padre Gemelli y los protagonistas de los primeros momentos, ciertamente no ha desfallecido. Por el contrario, por muchas razones, en la actualidad necesitamos aún más personalidades que con un corazón sabio, una mente iluminada, manos laboriosas y una fe sólida sean capaces de acompañar a la humanidad hacia un futuro sostenible y mejor.

El Santo Padre expresa de todo corazón su cercanía y su sincero aliento a la Universidad Católica del Sagrado Corazón, especialmente en este año académico en el que se celebran sus cien años de vida, y agradece la preciosa labor que realiza en consonancia con el gran compromiso de toda la Iglesia universal de "Reconstruir el pacto educativo global". Espera sinceramente que la misión del Ateneo de los católicos italianos se realice cada vez más en plena sintonía con este proyecto, porque "hoy más que nunca, es necesario unir los esfuerzos por una alianza educativa amplia para formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna.  (Mensaje para el lanzamiento del pacto educativo, 12 de septiembre de 2019).

Deseoso de contribuir al apoyo de los estudiantes meritorios, pero con menos posibilidades, Su Santidad no quiere perder, tampoco en esta ocasión y en esta época de grandes inconvenientes para los jóvenes estudiantes, su contribución a este benemérito Instituto de Estudios Superiores. Mientras asegura su cercanía y apoyo paternal, el Papa Francisco pide ser recordado en la oración. A Vuestra Excelencia, al Rector Magnífico , al Asistente eclesiástico general, a los miembros del Instituto Toniolo, a los ilustres profesores, al personal técnico-administrativo y a todos los estudiantes les imparte de corazón una  bendición especial .

Aprovecho la circunstancia para confirmar mis mejores deseos a Su Excelencia Revma.

Devotísimo en el Señor

Pietro Card. Parolin

Secretario de Estado