El Santo Padre Francisco ha rezado a
mediodía el Regina Coeli, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico
Vaticano.
Estas han sido sus palabras antes de la
oración mariana:
Antes del Regina Coeli
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy, en Italia y en otros países, se celebra la solemnidad de la
Ascensión del Señor. El pasaje del Evangelio (cfr. Mateo 28,
16-20) nos muestra a los apóstoles que se reúnen en Galilea, en el
«monte que Jesús les había indicado» (v. 16). Allí tiene lugar
el último encuentro del Señor Resucitado con los suyos, en el
monte. El “monte” tiene una fuerte carga simbólica. En un monte
Jesús proclamó las Bienaventuranzas (cf. Mateo 5, 1-12); en
los montes se retiraba a orar (cf. Mateo 14, 23); allí acogía
a las multitudes y curaba los enfermos (cf. Mateo 15, 29).
Pero en esta ocasión, en el monte, ya no es el Maestro que actúa y
enseña, cura, sino el Resucitado que pide a los discípulos que
actúen y anuncien encomendándoles el mandato de continuar su obra.
Les confiere la misión para todos los pueblos. Dice: «Id, pues,
y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a
guardar todo lo que yo os he mandado» (vv. 19-20). El contenido de
la misión encomendadaa los Apóstoles es el siguiente: proclamar,
bautizar, enseñar y recorrer el camino trazado por el Maestro, es
decir, el Evangelio vivo. Este mensaje de salvación implica, en
primer lugar, el deber de dar testimonio —sin testimonio no se
puede anunciar— al que también estamos llamados nosotros,
discípulos de hoy, para dar razón de nuestra fe. Ante una tarea tan
exigente, y pensando en nuestras debilidades, nos sentimos
inadecuados, como seguramente los mismos Apóstoles se sintieron.
Pero no debemos desanimarnos, recordando las palabras que Jesús les
dirigió antes de ascender al Cielo: «Yo estoy con vosotros todos
los días hasta el fin del mundo» (v. 20).
Esta promesa asegura la presencia constante y consoladora de Jesús
entre nosotros. Pero, ¿cómo se realiza esta presencia? A través de
su Espíritu, que lleva a la Iglesia a caminar por la historia
comocompañera de camino de cada hombre. Ese Espíritu, enviado por
Cristo y el Padre, obra la remisión de los pecados y santifica a
todos aquellos que, arrepentidos, se abren con confianza a su don.
Con la promesa de permanecer con nosotros hasta el fin de los
tiempos, Jesús inaugura el estilo de su presencia en el mundo como
el Resucitado. Jesús está presente en el mundo pero con otro
estilo, el estilo del Resucitado, es decir, una presencia que se
revela en la Palabra, en los sacramentos, en la acción constante e
interior del Espíritu Santo. La fiesta de la Ascensión nos dice que
Jesús, aunque ascendió al cielo para morar gloriosamente a la
derecha del Padre, está todavía y siempre entre nosotros: de ahí
viene nuestra fuerza, nuestra perseverancia y nuestra alegría,
precisamente de la presencia de Jesús entre nosotros con el poder
del Espíritu Santo.
Que la Virgen María nos acompañe en nuestra senda con su
protección materna: aprendamos de ella la delicadeza y el valor para
ser testigos en el mundo del Señor resucitado.
Después del Regina Caeli
Queridos hermanos y hermanas:
Unámonos espiritualmente a los fieles católicos de China, que
hoy celebran con particular devoción la fiesta de la Santísima
Virgen María, Auxilio de los Cristianos y Patrona de China, venerada
en el santuario de She Shan en Shanghai. Encomendamosa la guía y
protección de nuestra Madre Celestial a los pastores y fieles de la
Iglesia Católica en ese gran país, para que sean fuertes en la fe y
firmes en la unión fraternal, testigos alegres y promotores de la
caridad y la esperanza fraterna y buenos ciudadanos.
Queridos hermanos y hermanas católicos en China, quiero
aseguraros que la Iglesia Universal, de la que sois parte integrante,
comparte vuestras esperanzas y os apoya en las dificultades de la
vida. Ella os acompaña con la oración por una nueva efusión del
Espíritu Santo, para que en vosotros brille la luz y la belleza del
Evangelio, potencia de Dios para la salvación de todos los que
creen. Al expresaros una vez más mi gran y sincero afecto, os
imparto una especial bendición apostólica. ¡Qué Nuestra Señora
os proteja siempre!
Por último, confiamos a la intercesión de María Auxiliadora a
todos los discípulos del Señor y a todas las personas de buena
voluntad que, en estos tiempos difíciles, en todas las partes del
mundo trabajan con pasión y compromiso por la paz, por el diálogo
entre las naciones, por el servicio a los pobres, por el cuidado de
la creación y por la victoria de la humanidad sobre toda enfermedad
del cuerpo, del corazón y del alma.
Hoy se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales,dedicada este año al tema de la narración. Que este evento
nos anime a contar y compartir historias constructivas que nos ayuden
a comprender que somos parte de una historia más grande que nosotros
mismos y que podemos mirar hacia el futuro con esperanza, si
realmente nos preocupamos por los demás como hermanos.
Hoy, en el día de María Auxiliadora, dirijo un saludo afectuoso
y cordial a los salesianos y salesianas. Recuerdo con gratitud la
formación espiritual que recibí de los hijos de Don Bosco.
Hoy tendría que haber ido a Acerra, para apoyar la fe de esa
población y el compromiso de los que trabajan para combatir la
tragedia de la contaminación en la llamada Tierra de los fuegos. Mi
visita se ha aplazado pero envío mis saludos, mi bendición y mi
aliento al obispo, a los sacerdotes, a las familias y a toda la
comunidad diocesana, esperando encontrarnos lo antes posible. ¡Iré,
seguro!
Y hoy es también el quinto aniversario de la encíclica “Laudato
si” con la que se ha llamado la atención sobre el grito de la
Tierra y los pobres. Gracias a la iniciativa del Dicasterio para el
Servicio del Desarrollo Humano Integral, la “Semana Laudato
si’”, que acabamos de celebrar, se traducirá en un año
especial del aniversario de la “Laudato si”, un año
especial para reflexionar sobre la encíclica, desde el 24 de mayo de
este año hasta el 24 de mayo del próximo. Invito a todas las
personas de buena voluntad a unirse, para cuidar de nuestra casa
común y de nuestros hermanos y hermanas más frágiles. La oración
dedicada a este año será publicada en la página web. Será bueno
rezarla.
Os deseo a todos un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de
rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.
ORACIÓN
Dios amoroso,
Creador del cielo, de la tierra y de todo lo que
hay en ella.
Abre nuestras mentes y toca nuestros corazones,
para
que podamos ser parte de la creación, tu don.
Hazte presente con los necesitados en estos tiempos
difíciles,
especialmente con los más pobres y los más
vulnerables.
Ayúdanos a mostrar solidaridad creativa al
enfrentar
las consecuencias de esta pandemia global.
Haznos
valientes para abrazar los cambios encaminados
a la busca del bien
común.
Ahora más que nunca, que podamos sentir que estamos
todos
interconectados y somos interdependientes.
Haz posible que escuchemos y respondamos
al grito de la
tierra y al grito de los pobres.
Que los sufrimientos actuales
sean los dolores del parto
de un mundo más fraternal y
sostenible.
Bajo la mirada amorosa de María Auxiliadora,
te lo pedimos por
Cristo nuestro Señor.
Amén.