"La educación cívica en la era digital" ha sido el tema tratado por los ministros de Educación de los Estados Parte de la Convención Cultural del Consejo de Europa en París el martes 26 de noviembre.
La revolución digital plantea nuevos retos para la escuela del siglo XXI: por un lado, ofrece nuevas y potentes herramientas; por otro, requiere con una urgencia cada vez más creciente identificar criterios éticos compartidos, para formar a niños y jóvenes en la utilización de la gran cantidad de datos disponibles, aprovechando su potencial y conociendo al mismo tiempo los riesgos de manipulación asociados al tratamiento masivo de datos, así como los peligros derivados de la intrusión en la esfera privada y del ciberacoso.
La Santa Sede, que es parte en la Convención Cultural desde 1962, estuvo representada en la Conferencia por el arzobispo Paolo Rudelli, nuncio apostólico, y por Mons. Yovko Pishtiyski, consejero de nunciatura. En su discurso, Mons. Rudelli se hizo eco del llamamiento del Papa Francisco en favor de una reconstrucción del pacto educativo, basada en la interacción de todos los implicados en la educación, principalmente los niños y los padres, en la apertura a todas las dimensiones de la persona humana, incluyendo la espiritual, y en la participación activa en el bien común, que lleva a los jóvenes a cuidar de su comunidad, de su país y de la casa común que es el planeta tierra.
Los ministros reunidos en París adoptaron una declaración en la que se comprometen a que las escuelas garanticen, desde una edad temprana, la adquisición de las competencias digitales necesarias para vivir en una sociedad democrática, en particular las que promueven la formación de un espíritu crítico, la participación ciudadana y la responsabilidad ecológica.
Al adherirse al texto adoptado por la Conferencia, la Delegación de la Santa Sede emitió una declaración interpretativa, recordando una vez más que entiende los términos "género" o "estereotipos de género" como referidos a las diferencias sexuales basadas en la identidad masculina y femenina.
A continuación, los ministros de Educación debatieron la propuesta francesa de crear un observatorio de la enseñanza de la historia en el Consejo de Europa.