El cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos, S. E. Mons. Fabio Fabene, Subsecretario del mismo organismo y el Rev. Padre Humberto Miguel Yáñez, S.I., Profesor titular de Teología Moral en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma han ilustrado esta mañana durante una conferencia en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el Instrumentum Laboris de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, que se celebrará en el Vaticano del 6 al 27 de octubre de 2019 y cuyo título es: Amazonía, nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral.
El cardenal explicó la fase preparatoria de la Asamblea, comenzada en enero del pasado año con el encuentro del REPAM (Red Eclesial Panamazónica) con la Secretaría General del Sínodo de los Obispos al que siguió la constitución del consejo pre-sinodal de la Secretaría.
“Con la publicación del Documento preparatorio -observó- inició la gran consulta con el pueblo de Dios en el Amazonas sobre el tema del Sínodo. El cuestionario adjunto al Documento brindó la oportunidad de un rico debate dentro de las siete Conferencias Episcopales involucradas en la Amazonía, que luego enviaron sus respuestas a la Secretaría General... El material, proveniente de esta extensa consulta, fue objeto de un cuidadoso estudio y clasificación por parte de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos que, con la ayuda de expertos calificados, procedió a la redacción de un borrador del Documento de trabajo”.
Después pasó a explicar en líneas generales el texto del Instrumentum Laboris que presenta una división tripartita de acuerdo con los siguientes tres temas generales:
La voz de la Amazonía, entendida como escucha del territorio para llegar a una conversión pastoral según Evangelii gaudium. Esta parte trata temas de gran importancia para entender la realidad panamazónica.
“El primer tema es el de la vida, ya que la Amazonía es fuente de vida, de una vida en abundancia, que se expresa en el deseo de los pueblos amazónicos del “buen vivir”, incluso si esa vida está a menudo amenazada y es necesario defenderla contra la explotación en sus variadas formas. El segundo tema se refiere al territorio, fuente de vida y revelación de Dios, donde todo está conectado, en el que coexisten realidades de extraordinaria belleza con tantas fuerzas que amenazan con destruir el territorio, aunque no falte una apertura alentadora a la esperanza. El tercer tema es el tiempo, entendido como kairos, tiempo de gracia, de inculturación e interculturalidad, tiempo de desafíos y urgencias, pero también tiempo de esperanza. El cuarto tema es el diálogo con los pueblos amazónicos, concebido en un sentido misionero”.
La ecología integral, tema de la II Parte subraya la realidad del territorio del Amazonas para una conversión ecológica según lo propuesto en la encíclica Laudato si’.
“En este sentido –notó el purpurado- se toman en consideración temas altamente significativos de la realidad panamazónica, como, por ejemplo, la destrucción extractiva, las amenazas y la protección de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario (PIAV), el complejo problema de la migración, con sus causas y sus consecuencias, el fenómeno siempre actual y creciente de la urbanización, los cambios sociales que afectan a la familia y la hacen vulnerable, el problema devastador de la corrupción, un verdadero flagelo moral estructural, la cuestión de la salud integral y de la educación integral, concebida como encuentro y conversión hacia una ecología integral”.
El tercer tema es “Los desafíos y esperanzas de la Iglesia profética en Amazonía con rostro amazónico y misionero”.
La Iglesia está así “ involucrada en procesos de inculturación e interculturalidad, una iglesia que vive su fe a través de una liturgia inculturada, una iglesia que lleva a cabo su vida en la cosmovisión indígena, sea dentro de las comunidades locales como en la apertura a la evangelización urbana, una iglesia abierta al diálogo interreligioso, una iglesia que pretende utilizar los medios de comunicación al servicio de la promoción humana integral y quiere asumir cada vez más un papel profético en la sociedad”.
“Por lo tanto –concluyó el cardenal - la Asamblea Especial para la Región Panamazónica promete ser una reflexión pastoral abierta al reconocimiento de la diversidad, a la escucha de la realidad amazónica con todas sus facetas culturales y eclesiales. La imagen de una Iglesia con rostro amazónico, valiente en su proclamación profética del Evangelio en defensa de la Creación y de los pueblos indígenas, es el horizonte hacia el cual caminamos bajo la guía del Papa Francisco para compartir una experiencia de comunión fraterna, de colegialidad y de sinodalidad.
Por su parte el Padre Humberto Miguel Yáñez S.I. se centró en el tema de la ecología integral y de la conversión ecológica, que requiere “una conversión integral de todo el ser humano en sus redes de relaciones interpersonales y con la creación; una conversión pastoral de la Iglesia, llamada a cuidar la Casa Común como parte de su misión evangelizadora, a enseñar a sus fieles después de aprender de los pueblos originarios. De este modo, podrá cumplir su misión profética incluso ante los poderosos de este mundo, muchos de los cuales no están interesados en respetar la naturaleza y los pueblos que la habitan, especialmente los pobres, sino solo en extraer la mayor cantidad de riquezas posible, que generalmente terminan en manos de unos pocos”.
El obispo Fabio Fabene dedicó su intervención a los nuevos caminos eclesiales de los que habla la tercera parte del Instrumentum Laboris. “Caminos que, sin olvidar el gran trabajo de la primera evangelización y el trabajo pastoral realizado hasta el momento –dijo-deben recorrerse para construir una Iglesia con rostro amazónico y misionero. Una Iglesia que es expresión de la pluralidad de pueblos, culturas y ecosistemas que se encuentran en ese territorio. Es precisamente la riqueza humana y ambiental de la Amazonía, donde viven pueblos indígenas, ribeirinhos, afrodescendientes y migrantes que piden resaltar la singularidad de esa región en la unidad de la Iglesia.
Los nuevos caminos se implementan a través de un proceso de inculturación, es decir, de encarnación del Evangelio en la pluralidad de las culturas humanas, promoviendo un diálogo entre ellas con vistas al enriquecimiento mutuo. De esta manera la inculturación se abre a la interculturalidad”.