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Via Crucis en el Coliseo presidido por el Santo Padre Francisc, 19.04.2019

A última hora de la tarde, el Santo Padre Francisco presidió en el Coliseo el Vía Crucis, transmitido en mundovisión.

Los textos de las meditaciones y oraciones propuestas este año para las estaciones del Via Crucis fueron encargadas por el Papa a Sor Eugenia Bonetti, misionera de la Consolata y presidenta de la Asociación "Slaves no more".  El tema central es el sufrimiento de tantas personas que son víctimas de la trata de seres humanos.

Al final del Vía Crucis, el Santo Padre rezó la siguiente oración, compuesta por él mismo.


Oración del Santo Padre

Señor Jesús, ayúdanos a ver en tu Cruz todas las cruces del mundo:

la cruz de las personas hambrientas de pan y de amor,

la cruz de las personas solas y abandonadas incluso por sus propios hijos y parientes,

la cruz de los pueblos sedientos de justicia y paz,

la cruz de las personas que no tienen el consuelo de la fe,

la cruz de los ancianos que se arrastran bajo el peso de los años y de la soledad,

la cruz de los migrantes que encuentran puertas cerradas por miedo y corazones blindados por cálculos políticos,

la cruz de los pequeños, heridos en su inocencia y en su pureza,

la cruz de la humanidad que vaga en la oscuridad de la incertidumbre y en la oscuridad de la cultura de lo momentáneo,

la cruz de las familias rotas por la traición, por las seducciones del maligno o por la ligereza homicida y el egoísmo,

la cruz de los consagrados que buscan incansablemente llevar tu luz al mundo y se sienten rechazados, burlados y humillados,

la cruz de  los consagrados que, por el camino, han olvidado su primer amor,

la cruz de tus hijos que, creyendo en ti y tratando de vivir de acuerdo con tu palabra, se encuentran marginados y descartados incluso por sus familiares y sus coetáneos,

la cruz de nuestras debilidades, de nuestras hipocresías, de nuestras traiciones, de nuestros pecados y de nuestras numerosas promesas rotas,

la cruz de tu Iglesia que, fiel a tu Evangelio, lucha por llevar tu amor incluso a los mismos bautizados,

la cruz de la Iglesia, tu esposa, que se siente continuamente atacada desde dentro y desde fuera,

la cruz de nuestra casa común que se marchita ante nuestros ojos egoístas y ciegos por la codicia y el poder.

Señor Jesús, reaviva en nosotros la esperanza de la resurrección y de tu victoria definitiva contra todo mal y toda muerte. Amén.