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Audiencia general , 06.02.2019

La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar  a las 9:30 en el Aula Pablo VI  donde el Santo Padre Francisco ha encontrado grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.

El Papa se ha centrado hoy en el recién concluido viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos. Pasaje bíblico (del Libro del Génesis, 9, 1.5).

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes procedentes de todo el mundo. Acto seguido, ha lanzado un llamamiento invitando a rezar por los inmigrantes procedentes de Haití, víctimas del naufragio cerca de las Bahamas.

La audiencia general ha terminado con el canto del  Pater Noster  y la bendición apostólica.

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En los últimos días hice un breve viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos. Un viaje breve pero muy importante que, en relación con el encuentro de 2017 en Al-Azhar, en Egipto, ha escrito una nueva página en la historia del diálogo entre el cristianismo y el islam y en el compromiso de promover la paz en el mundo sobre la base de la fraternidad humana.

Por primera vez, un Papa ha ido  a la península arábiga. Y la Providencia ha querido que haya sido un Papa llamado Francisco, 800 años después de la visita de San Francisco de Asís al sultán al-Malik al-Kamil. He pensado a menudo en San Francisco durante este viaje: me ayudaba a llevar el Evangelio en el corazón, el amor de Jesucristo, mientras vivía los diversos momentos de la visita; en mi corazón estaba el Evangelio de Cristo, la oración al Padre por todos sus hijos, especialmente por los más pobres, por las víctimas de injusticias, de las guerras, de la miseria... La oración para que el diálogo entre el cristianismo y el islam sea un factor decisivo para la paz en el mundo de hoy.

Doy las gracias de todo corazón al Príncipe Heredero, al Presidente, al Vicepresidente y a todas las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos, que me han recibido con gran cortesía. Ese país ha crecido mucho en las últimas décadas: se ha convertido en una encrucijada entre Oriente y Occidente, en un "oasis" multiétnico y multirreligioso y, por lo tanto, en un lugar adecuado para promover la cultura del encuentro. Expreso mi gratitud al obispo Paul Hinder, vicario apostólico de Arabia Saudita, quien preparó y organizó el evento para la comunidad católica, y mi "agradecimiento" se extiende con afecto a los sacerdotes, religiosos y laicos que animan la presencia cristiana en esa tierra.

He tenido la oportunidad de saludar al primer sacerdote –noventa y tantos años- que había ido allí a fundar tantas comunidades. Está en silla de ruedas, ciego, pero no pierde la sonrisa; la sonrisa de haber servido al Señor y de haber hecho tanto bien. También salude a otro sacerdote, siempre de noventa y tantos años, pero este seguía trabajando. ¡Muy bueno! Y tantos sacerdotes que están allí al servicio de las comunidades cristianas de rito latino, de rito siro-malabar, siro-malankar, de rito maronita que vienen de Líbano, de la India, de Filipinas y de otros países.

Además de los discursos, en Abu Dabi, se dio un paso más: el Gran Imán de Al-Azhar  y yo firmamos el Documento sobre la Fraternidad Humana, en el que juntos afirmamos la vocación común de todos los hombres y mujeres de ser hermanos en cuanto hijos e hijas de Dios, condenamos cualquier forma de violencia, especialmente aquella revestida de motivos religiosos, y nos comprometemos a difundir los valores auténticos y la paz en todo el mundo.  Este documento se estudiará en las escuelas y universidades de varios países. Pero también yo os pido, por favor, que lo leáis, que lo conozcáis, porque da tantas oportunidades para ir adelante en el diálogo sobre la fraternidad humana.

En una época como la nuestra, en la que es fuerte la tentación de ver un choque entre la civilización cristiana y la islámica y también la de considerar a las religiones como fuentes de conflicto, quisimos dar un signo ulterior, claro y decisivo, de  que, en cambio, es posible encontrarse, es posible respetarse y dialogar, y que, a pesar de la diversidad de culturas y tradiciones, el mundo cristiano y el islámico aprecian y protegen los valores comunes: la vida, la familia, el sentido religioso, el respeto por los ancianos, la educación de los jóvenes y muchos otros.

En los Emiratos Árabes Unidos vive alrededor de poco más de un millón de cristianos: trabajadores de varios países asiáticos. Ayer por la mañana, me encontré con una representación de la comunidad católica en la catedral de San José en Abu Dabi, -un templo muy sencillo-, y luego, tras este encuentro, celebré para todos, -¡eran muchísimos! – Dicen que entre los que estaban dentro del estadio, que tiene una cabida de cuarenta mil personas y los que estaban fuera viéndolo en las pantallas, llegaban a ciento cincuenta mil. Celebré  la Eucaristía en el estadio de la ciudad, anunciando el Evangelio de las Bienaventuranzas. En la misa, concelebrada con los patriarcas, los arzobispos mayores y los obispos presentes, rezamos de forma particular por la paz y la justicia, con una especial intención por  Oriente Medio y Yemen.

Queridos hermanos y hermanas, este viaje pertenece a las "sorpresas" de Dios. Por lo tanto, alabémoslo, así como a su providencia, y recemos para que las semillas esparcidas den frutos según su santa voluntad.

Saludos en las diversas lenguas

Saludos en francés

Me complace saludar a los peregrinos procedentes de Francia y de los diversos países francófonos, en particular a los seminaristas y profesores del Seminario de Nantes, así como a los jóvenes de Marsella y París. Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a promover una verdadera cultura del encuentro y, como hijos e hijas de Dios, a incrementar la fraternidad entre los hombres, gracias al respeto, el diálogo y la oración.

Saludos en inglés

Saludo a los peregrinos de habla inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los de Inglaterra y los Estados Unidos de América. Sobre todos vosotros y vuestras familias, invoco la alegría y la paz del Señor. ¡Dios os bendiga!

Saludos en alemán

Saludo cordialmente a los peregrinos de habla alemana. Oremos al Padre de la humanidad para que conceda paz al mundo y nos haga crecer a todos en la conciencia de la fraternidad entre los hombres.

Saludos en español

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Cuando entré vi que había muchos andaluces que saben hacer ruido. Agradezcamos al Señor este momento de gracia que ha sido el viaje a los Emiratos Árabes Unidos y recemos para que crezca la fraternidad entre todos los creyentes en Dios, incluso entre estos y los no creyentes, y todas las personas de buena voluntad. Muchas gracias.

Saludos en portugués

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua portuguesa, especialmente a los fieles de São José dos Campos. Os deseo que siempre llevéis en vuestros corazones el amor de Jesús, como Francisco de Asís, y la oración al Padre celestial por todos sus hijos, especialmente por aquellos que no tienen paz. ¡La bendición de Dios descienda sobre vosotros y vuestras familias!

Saludos en árabe

Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de habla árabe, especialmente a los de Oriente Medio. En el buen terreno de los Emiratos Árabes Unidos se ha sembrado la semilla de la fraternidad humana. Pidamos a Dios que la haga crecer, fructificar y convertirse en un árbol que abraza a todos. El Señor bendiga a todas las personas que han hecho posible esta visita apostólica.

Saludos en polaco

Saludo cordialmente a los peregrinos polacos. Hermanos y hermanas, los encuentros con personas de diferentes continentes, culturas y religiones, como en los Emiratos Árabes Unidos, nos hacen conscientes de la importancia que tienen para el mundo la paz, el diálogo y la fraternidad entre los hombres. La medida de estos aspectos en la vida de cada uno de nosotros son: la paz con uno mismo, con el prójimo, con el mundo creado. En el espíritu del lema de la visita que acaba de terminar, pidamos a Dios, en nuestra oración diaria: "¡Haz de mí un instrumento de paz!". Alabado sea Jesucristo.

Saludos en italiano

Doy una cordial bienvenida a los fieles de habla italiana.

Me complace recibir a los obispos de la Conferencia Episcopal de Basilicata, acompañados por el Metropolitano, Monseñor Salvatore Ligorio y a los sacerdotes y religiosos chinos en Roma para un curso de actualización.

Saludo al grupo de periodistas y escuelas científicas italianas, en particular a la Escuela San Giovanni Battista de Roma y a la clase de estudiantes del Liceo Científico "Pier Paolo Pasolini" en Potenza.

Saludo a la delegación de la Fundación Banco Farmacéutico que el sábado 9 de febrero, en las farmacias italianas, recolectará medicamentos para personas con problemas económicos.

Dirijo un pensamiento especial a los jóvenes, los enfermos, los recién casados y los ancianos. Os desea a todos que la visita a la Ciudad Eterna os aliente a profundizar la Palabra de Dios para anunciar que Jesús es nuestro Salvador y nuestra verdadera paz.

Llamamiento del Santo Padre

El sábado pasado, cerca del archipiélago de las Bahamas, se hundió una embarcación que llevaba a bordo decenas de migrantes procedentes de Haití y en busca de esperanza y de un futuro de paz. Pienso con afecto en  las familias probadas por el dolor, así como al pueblo haitiano golpeado por esta nueva tragedia. Os invito a uniros a mi oración por aquellos que han desaparecido dramáticamente y por los heridos.