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Las palabras del Papa en la oración del Ángelus, 07.10.2018

El Papa Francisco se ha asomado esta mañana a mediodía a  la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro para la habitual cita dominical.


Estas han sido las palabras del Santo Padre al presentar la oración mariana:

Antes del Ángelus

El Evangelio de este domingo (cf. Mc 10,2-16) nos ofrece la palabra de Jesús sobre el matrimonio. El relato comienza con la provocación de los fariseos que preguntan a Jesús si es lícito que un marido repudie a su esposa, como lo preveía  la ley de Moisés (véanse los versículos 2-4). Jesús, sobre todo, con la sabiduría y la autoridad que le llega del Padre, redimensiona el precepto mosaico diciendo: "Teniendo en cuenta la dureza de  vuestro corazón,  él- es decir, el antiguo legislador-  escribió para vosotros este precepto" (v. 5). Se trata de una concesión  que sirve para taponar las brechas producidas por nuestro egoísmo, pero no corresponde a la intención original del Creador.

Y aquí Jesús toma el Libro de Génesis: "Desde el comienzo de la creación (Dios) los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y los dos serán una sola carne "(versículos 6-7). Y concluye: "Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre " (versículo 9). En el proyecto original del Creador, no hay un hombre que se casa con una mujer y, si las cosas no van, la repudia. No. En cambio, hay un hombre y una mujer llamados a reconocerse, a completarse, a ayudarse mutuamente en el matrimonio.

Esta enseñanza de Jesús es muy clara y defiende la dignidad del matrimonio, como una unión de amor que implica fidelidad. Lo que permite que las parejas casadas permanezcan unidas en el matrimonio es un amor de entrega mutua sostenido por la gracia de Cristo. Si, en cambio, prevalecen en los cónyuges el interés y la satisfacción individual, su unión no podrá resistir.

Y es la misma página del Evangelio la que nos recuerda, con gran realismo, que el hombre y la mujer, llamados a vivir la experiencia de la relación y el amor, pueden hacer gestos dolorosos que la pongan en crisis. Jesús no admite todo lo que puede llevar al naufragio de la relación. Lo hace para confirmar el plan de Dios, en el que destacan la fuerza y ​​la belleza de la relación humana. Por un lado, la Iglesia no se cansa de confirmar la belleza de la familia como nos trasmiten las Escrituras y la Tradición; al mismo tiempo, se esfuerza por hacer que su cercanía materna se sienta concretamente en aquellos que viven la experiencia de relaciones rotas o llevadas de una manera dolorosa y agotadora.

La misma forma de actuar de Dios con su pueblo infiel, -es decir, con nosotros-, nos enseña que el amor herido puede ser curado por Dios a través de la misericordia y el perdón. Por lo tanto, en estas situaciones  no se solicita a la Iglesia sólo e inmediatamente la condena. Por el contrario, ante tantos dolorosos fracasos conyugales, se siente llamada a vivir su presencia de amor, de caridad y de misericordia, para reconducir a Dios los corazones heridos y perdidos.

Invoquemos a la Virgen María para que ayude a los esposos a vivir y renovar siempre su unión a partir del don original de Dios.

Después del ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas!

Hoy, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, dirijo un saludo especial a los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para la tradicional súplica, presidida en esta ocasión por el cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en Siria. Renuevo la invitación a todos a rezar el Rosario cada día del mes de octubre, terminándolo con la antífona "Bajo tu protección" y la oración a San Miguel Arcángel, para repeler los ataques del diablo que quiere dividir a la Iglesia.

El próximo sábado, tendrá lugar en Roma la primera Jornada de  las Catacumbas. Muchos sitios estarán abiertos al público, con talleres educativos y eventos culturales. Agradezco a la Comisión Pontificia de Arqueología Sagrada esta iniciativa y deseo que obtenga el mejor resultado.

Saludo con afecto a todos vosotros, romanos y peregrinos, especialmente a las familias y grupos parroquiales de Italia y de varias partes del mundo. Saludo a los peregrinos greco-católicos de Eslovaquia, a los fieles de Poznan y Fortaleza (Brasil), a  los abuelos de Malta y a los estudiantes de Neuilly (Francia) y a las Hermanas de San Pablo de Chartres procedentes de Australia.

Saludo a la peregrinación promovida por los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María, al coro "Calliope" de Gussago (Brescia),  a los muchachos de la "Juventud Estudiantil" de Lazio y a los fieles de Abbiategrasso.

Os deseo a todos un buen domingo. Por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!