La audiencia general de esta mañana ha tenido lugar a las 9:30 en el Aula Pablo VI donde el Santo Padre Francisco ha encontrado grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
El Santo Padre, retomando el nuevo ciclo de catequesis sobre los mandamientos ha hablado hoy del precepto: “No tomarás el nombre de Dios en vano” (Pasaje bíblico, Éxodo 20. 7, Evangelio según san Juan 17,25-26).
Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes procedentes de todo el mundo.
La audiencia general ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Continuamos las catequesis sobre los mandamientos y hoy afrontamos el mandamiento «No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios» (Éxodo 20, 7). Precisamente leemos esta Palabra como la invitación a no ofender el nombre de Dios y evitar usarlo inapropiadamente. Este significado claro nos prepara para profundizar más en estas valiosas palabras, de no usar el nombre de Dios en vano, de forma inoportuna. Escuchémoslas mejor. La versión «No tomarás» traduce una expresión que significa literalmente, en hebreo y en griego «no lo tomarás sobre ti, no te harás cargo». La expresión «en falso» es más clara y quiere decir: «en vacío, vanamente». Hace referencia a una carcasa vacía, a una forma privada de contenido. Es la característica de la hipocresía, del formalismo y de la mentira, del usar palabras o usar el nombre de Dios, pero vacío, sin verdad.
El nombre en la Biblia es la verdad íntima de las cosas y sobre todo de las personas. El nombre representa a menudo la misión. Por ejemplo, Abraham en el Génesis (cf. 17, 5) y Simón Pedro en los Evangelios (cf. Juan 1, 42) reciben un nombre nuevo para indicar el cambio de la dirección de su vida. Y conocer verdaderamente el nombre de Dios lleva a la transformación de la propia vida: desde el momento en el que Moisés conoce el nombre de Dios su historia cambia (cf. Éxodo 3, 13-15). El nombre de Dios, en los ritos hebreos, se proclama solemnemente en el Día del Gran Perdón y el pueblo es perdonado porque por medio del nombre se entra en contacto con la vida misma de Dios que es misericordia. Entonces «tomar en sí el nombre de Dios» quiere decir asumir en nosotros su realidad, entrar en una relación fuerte, en una relación estrecha con Él. Para nosotros cristianos, este mandamiento es la llamada a recordarnos que estamos bautizados «en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo», como afirmamos cada vez que hacemos en nosotros mismos la señal de la cruz, para vivir nuestras acciones cotidianas en comunión sentida y real con Dios, es decir, en su amor. Y sobre esto, de hacer la señal de la cruz, quisiera reafirmar otra vez: enseñad a los niños a hacer la señal de la cruz. ¿Habéis visto cómo la hacen los niños? Si dices a los niños: «Haced la señal de la cruz», hacen una cosa que no saben lo que es. ¡No saben hacer la señal de la cruz! Enseñadles a hacer el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El primer acto de fe de un niño. Tarea para vosotros, tarea para hacer: enseñar a los niños a hacer la señal de la cruz.
Nos podemos preguntar: ¿Es posible tomar sobre sí el nombre de Dios de forma hipócrita, como una formalidad, vacía? La respuesta es desafortunadamente positiva: sí, es posible. Se puede vivir una relación falsa con Dios. Jesús lo decía de esos doctores de la ley; ellos hacían cosas, pero no hacían lo que Dios quería. Hablaban de Dios, pero no hacían la voluntad de Dios. Y el consejo que da Jesús es: «Haced lo que dicen, pero no lo que hacen». Se puede vivir una relación falsa con Dios, como esa gente. Y esta palabra del Decálogo es precisamente la invitación a una relación con Dios que no sea falsa, sin hipocresías, a una relación en la que nos encomendamos a Él con todo lo que somos. En el fondo, hasta el día en el que no arriesgamos la existencia con el Señor, tocando con la mano que en Él se encuentra la vida, hacemos solo teorías. Este es el cristianismo que toca los corazones. ¿Por qué los santos son así capaces de tocar los corazones? ¡Porque los santos no solo hablan, mueven! Se nos mueve el corazón cuando una persona santa nos habla, nos dice las cosas. Y son capaces, porque en los santos vemos lo que nuestro corazón desea profundamente: autenticidad, relaciones verdaderas, radicalidad. Y esto se ve también en esos «santos de la puerta de al lado» que son, por ejemplo, los muchos padres que dan a los hijos el ejemplo de una vida coherente, sencilla, honesta y generosa.
Si se multiplican los cristianos que toman sobre sí el nombre de Dios sin falsedad —practicando así la primera petición del Padre Nuestro, «santificado sea tu nombre»— el anuncio de la Iglesia es más escuchado y resulta más creíble. Si nuestra vida concreta manifiesta el nombre de Dios, se ve lo bonito que es el bautismo y ¡qué gran don es la eucaristía!, como unión sublime está entre nuestro cuerpo y el Cuerpo de Cristo: ¡Cristo en nosotros y nosotros en Él! ¡Unidos! Esto no es hipocresía, esto es verdad. Esto no es hablar o rezar como un papagayo, esto es rezar con el corazón, amar al Señor. Desde la cruz de Cristo en adelante, nadie puede despreciarse a sí mismo y pensar mal de la propia existencia. ¡Nadie y nunca! Cualquier cosa que haya hecho. Porque el nombre de cada uno de nosotros está sobre los hombros de Cristo. ¡Él nos lleva! Vale la pena tomar sobre nosotros el nombre de Dios porque Él se ha hecho cargo de nuestro nombre hasta el fondo, también del mal que está en nosotros; Él se ha hecho cargo para perdonarnos, para poner en nuestro corazón su amor. Por esto Dios proclama en este mandamiento: «Tómame sobre ti, porque yo te he tomado sobre mí». Quien sea puede invocar el santo nombre del Señor, que es Amor fiel y misericordioso, en cualquier situación se encuentre. Dios no dirá nunca «no» a un corazón que lo invoca sinceramente. Y volvemos a la tarea para hacer en casa: enseñar a los niños a hacer la señal de la cruz bien hecha.
Saludos en las diversas lenguas
Saludos en francés
Saludo cordialmente a los peregrinos francófonos procedentes de Francia y otros países. Como hicieron los santos, dejemos que nuestra vida manifieste el nombre de Dios con la verdad, sin hipocresía; de esta manera, el anuncio de la Iglesia será más creíble. ¡Dios os bendiga!.
Saludos en inglés
Saludo a los peregrinos de habla inglesa presentes en la audiencia de hoy. Sobre todos vosotros y vuestras familias, invoco el gozo y la paz de nuestro Señor Jesucristo. ¡Dios os bendiga!.
Saludos en alemán
Una cordial bienvenida a los hermanos y hermanas de habla alemana, en particular a los peregrinos de la diócesis de Graz-Seckau, con el obispo Mons. Wilhelm. Como cristianos llevamos el nombre de Cristo, lo que significa que somos testigos del Dios vivo y de su amor misericordioso con toda nuestra vida. Por este testimonio, el Señor os bendiga así como a vuestras familias.
Saludos en español
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española provenientes de España y América Latina. En la fiesta de la Coronación de la Virgen María, pidámosle a nuestra Madre del Cielo que nos ayude a invocar el nombre de Dios en todo momento, sabiendo que Dios nunca dejará de escuchar a quien acude a él con fe y esperanza. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.
Saludos en portugués
Dirijo un cordial saludo a los peregrinos de habla portuguesa, en particular a los jóvenes lusitanos de Lijó y a los marineros brasileños de la Nave escuela Brasil. Queridos amigos, en el bautismo hemos sido santificados en el nombre de la Santísima Trinidad. Pidamos la gracia de poder vivir nuestras promesas bautismales como verdaderos imitadores de Jesús, el Hijo de Dios, guiados por el Espíritu Santo, para la gloria del Padre. Gracias.
Saludos en árabe
Saludo cordialmente a los peregrinos de habla árabe, especialmente a los de Tierra Santa, de Jordania y Oriente Medio. Este mandamiento se refiere a la importancia de santificar el nombre de Dios y no usarlo en vano. Es un mandamiento que nos enseña a pronunciar el nombre de Dios solo para glorificarlo y adorarlo, y nunca para usarlo o explotarlo; nos llama a mostrar, a través de nuestras acciones y palabras, la grandeza y la profundidad del santo nombre con el que hemos sido llamados. ¡Que el Señor os bendiga y os proteja del maligno!
Saludos en polaco
Doy mi cordial bienvenida a los polacos que participan en esta audiencia. De manera especial, saludo a todos los peregrinos que van en estos días a Jasna Góra, para participar en la Solemnidad de Nuestra Señora de Częstochowa. ¡Que la Reina de Polonia guíe y fortalezca vuestra fe para que podáis anunciar valerosamente el nombre de Dios al mundo y testimoniarlo con vuestra vida. Bendigo de todo corazón vuestra sstancia en Roma, el esfuerzo de la peregrinación y el momento del descanso estival. Me encomiendo a vuestras oraciones para mi próximo viaje apostólico a Dublín. Alabado sea Jesucristo.
Saludos en italiano
Al saludar a los peregrinos de habla italiana, pienso en la tragedia que tuvo lugar en los últimos días en Calabria, cerca del arroyo Raganello, donde perdieron la vida excursionistas de diversas regiones de Italia. Mientras confío a aquellos que han desaparecido dramáticamente a la bondad misericordiosa de Dios, expreso mi cercanía espiritual a sus familias, así como a los heridos.
Me complace recibir a las Hermanas Misioneras Dominicas de San Sixto, con ocasión de su Capítulo general, y a las Hermanas Misioneras Franciscanas de la Divina Madre.
Saludo a los grupos parroquiales, a la Asociación "16arte" de Foglianise y al Coro "Armonia" de Credera y Moscazzano.
Un pensamiento particular a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados. Hoy es la festividad litúrgico de la Santísima Virgen María Reina. Que la Madre de Dios sea vuestro refugio en los momentos más difíciles y os enseñe a amar a su Hijo con la misma ternura y exclusividad con que ella lo ha amado. Rezad también por mí, para que el próximo viaje a Dublín, el 25 y 26 de agosto, con motivo del Encuentro Mundial de las Familias, sea un tiempo de gracia y de escucha de la voz de las familias cristianas de todo el mundo. ¡Dios os bendiga a todos!