Esta mañana, a las 11.00 horas en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha tenido lugar la conferencia de presentación del nuevo documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe y del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, titulado "Oeconomicae et pecuniariae quaestiones. Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico-financiero ".
Han intervenido S.E. el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral,S. E. Mons. Luis Francisco Ladaria Ferrer, S.I., Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Prof. Leonardo Becchetti, de la Universidad "Tor Vergata" de Roma y el Prof. Lorenzo Caprio, de la Universidad Católica del Sagrado Corazón en Milán.
Publicamos las intervenciones de S.E. el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson y de S.E. Mons. Luis Francisco Ladaria Ferrer S.I.
Intervención de S.E. el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson,
1) Proyecto como una iniciativa interdicasterial lógica. El Dicasterio para el servicio del Desarrollo Humano Integral tiene como objetivo promover el bien común y el bienestar / florecimiento de la humanidad. Para ese fin tiene que trabajar en colaboración con diferentes organismos de la Curia Romana, con las Iglesias locales, y con otras instituciones católicas e incluso no católicas. En efecto, como afirma el Papa Francisco en su Motu Propio con el que creó el Dicasterio (17/8/2016), toda la Iglesia está llamada a la luz del Evangelio. Por lo tanto, no es una coincidencia que estemos lanzando hoy un documento conjunto con la prestigiosa Congregación para la Doctrina de la Fe.
2) La dignidad humana, el bien común y la economía: La visión verdadera del progreso / desarrollo de la Doctrina Social Católica es la persona humana completa, no una dimensión particular de la persona (por ejemplo, la material) y de todos los pueblos (es decir, no solo de algunos). En palabras del Papa Pablo VI, " El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todas [las personas] y a toda [la persona]."(Populorum Progressio, 14).
Por lo tanto, para promover el desarrollo humano integral, la Iglesia quiere asegurar que los sistemas políticos, económicos o financieros respeten la dignidad de cada persona. Sin embargo, la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de un Dios trinitario, se configura en la coexistencia con los otros para buscar el bien común. Y esto es así a través de una red de relaciones; las relaciones con Dios, con nuestros vecinos y con toda la creación (véase Laudato Si ', 66). La forma en que construimos y vivimos estas relaciones ayuda o dificulta la realización humana.
Un aspecto clave de la convivencia, como bien sabe toda familia, es administrar de la mejor manera posible. Dado que vivimos en una casa común, como una familia mundial que aspira a coexistir bien, necesitamos administrar o gestionar los bienes de esa casa, el planeta, de la mejor manera posible. Esto es lo que realmente significa la palabra "economía": oiko-nomics, la forma en que organizamos, administramos o dirigimos nuestro hogar. Cuando lo hacemos teniendo en cuenta nuestro destino común, nuestra pertenencia común, podemos desarrollar nuevas convicciones, actitudes y formas de vida (véase Laudato Si ', 202), y nuevos sistemas económicos que promueven el verdadero, esto significa integral, desarrollo humano.
Esto es lo que nuestro documento conjunto quiere enfatizar. En una casa donde reina el individualismo, sus miembros no pueden florecer integralmente. De forma análoga, en un mundo donde el individualismo predomina, el desarrollo humano integral se vuelve impensable. De ahí que un sistema económico sano sea de vital importancia para forjar el crecimiento de las relaciones humanas. Para contribuir a generar ese sistema sano, este documento conjunto nos recuerda que los recursos del mundo están destinados a servir a la dignidad de la persona humana y deben estar comúnmente disponibles para el bien común. Esto se define como la "regla de oro del comportamiento social " (Laudato Si ', 93) y "el primer principio de todo el ordenamiento ético-social" (Laboren Exercens, 19).
Para administrar bien los recursos, las pautas o "regolazioni" son siempre bienvenidas. Algunas pautas son más técnicas o matemáticas, mientras que otras son más éticas. La economía, de hecho, tiene estas dos dimensiones. Si bien es cierto que hoy, en la práctica, muchos agentes económicos parecen haber olvidado este hecho, también es cierto que dentro de la economía existe una gran resistencia a la "matematización" de la disciplina[1].Este documento conjunto ofrece algunas pautas o "regolazioni" desde el lado ético del espectro, con la esperanza de que contribuyan a discernir cómo administrar los recursos del mundo con libertad, responsabilidad, justicia, solidaridad y amor. Creemos que también pueden ayudarnos a contrarrestar una economía que, debido a que ha dejado de lado su propia base ética, tiende a "gobernar en lugar de servir" a la humanidad (cf. Evangelii Gaudium, 57-58). Igualmente, estas "regolazioni" pueden ayudarnos a contrarrestar un sistema financiero que se centra más en las especulaciones que en servir a la economía real (cf. Laudato Si ', 109).
3) Misión y vida en plenitud: Algunas personas todavía piensan que la economía o las finanzas son algo distante de la misión de la Iglesia. Sin embargo, como enfatiza el documento que presentamos, la Iglesia se preocupa por todas las actividades humanas que pueden obstaculizar o ayudar al florecimiento humano, y las actividades económicas no son una excepción. De hecho, la Constitución de la Iglesia en el Mundo, Gaudium et Spes (n.1), en 1965, explicaba que las "alegrías y esperanzas, tristezas y ansiedades" de los pueblos del mundo son las preocupaciones del Pueblo de Dios, de la Iglesia Por lo tanto, la Iglesia se esfuerza por trabajar para un mundo mejor (GS 21), en colaboración con otros (GS 21, 88). Lo hace contribuyendo a través de su visión del mundo y sus valores evangélicos (GS 44-45), a promover una cultura global que pueda reducir todas las formas de injusticia, l incluidas as económicas (GS 66, 89) y fomentando el desarrollo humano integral (GS 56), la paz y la el bien común (GS 67-71). Como afirmaba el papa emérito Benedicto XVI, la Iglesia "no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia”. (Deus Caritas Est, 28, Evangelii Gaudium, 183).
Además, la experiencia nos dice que cuando las actividades humanas están inspiradas y guiadas por el amor, anticipan el Reino de Dios en la tierra (cf. Caritas in veritate, 7). El amor, como el documento nos recuerda citando Laudato Si’ '(n. 231), es también civil y político, y se expresa en las relaciones entre los individuos y también en "las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas”. Y lo mismo que algunas directrices éticas nos ayudan a amar a nuestros familiares y amigos, hay también otras directrices éticas que nos ayudan a amar nuestra sociedad y la tierra, nuestra casa común. Este documento conjunto con la CDF es una herramienta que puede ayudarnos a desarrollar este amor social, mientras buscamos la vida, y la vida en su plenitud.
4) Aprender de los errores y cambio financiero: No somos ingenuos, somos conscientes de que la promoción del desarrollo humano integral necesita un cambio de paradigma financiero. Queremos animar al mundo financiero a aprender de las lecciones de la reciente crisis financiera, y a reconocer de una vez por todas, que los mercados por sí mismos no pueden garantizar el verdadero progreso, es decir, el desarrollo humano integral y la inclusión social (Laudato Si’, 109). De hecho, como el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (n. 470) afirmaba hace quince años, las fuerzas del mercado pueden no salvaguardar adecuadamente los bienes comunes, tales como el trabajo digno y el medio ambiente. En este sentido la crisis financiera de 2007-08, ha representado una oportunidad para desarrollar una nueva economía, más atenta a los principios éticos, y nuevas formas de regulación de las prácticas financieras especulativas y de la riqueza virtual. Esto es de lo que trata este documento conjunto.
Pero la respuesta a la crisis necesita criterios diferentes de los que gobiernan el mundo financiero actual (cf. Laudato Si’ 189). Es necesario un cambio en la forma hacer negocios, lo que significa un cambio en la forma de hacer política, para lo cual se requiere un cambio en nuestro estilo de vida. En palabras de Francisco, "Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar " (Laudato Si’, 202). Sin embargo, el cambio radical es siempre difícil y costoso, porque encuentra una fuerte resistencia, ya sea externa o interna, ya sea consciente o inconsciente. Pero algunas "regolazioni" como las que se presentan en este documento conjunto pueden servir de ayuda. Pueden contribuir a individuar nuestros puntos ciegos y hacer que las finanzas sean más éticas.
La palabra finanzas en realidad se deriva de un término latino clásico para "objetivo”... "finis", que generalmente se traduce como final o completar (Shiller 2012, 7)[2]. Sabemos, en el fondo que las finanzas no representan un objetivo en sí mismo. En las finanzas no se trata de ganar dinero de por sí. Por el contrario, "las finanzas son una ciencia 'funcional' porque existen para apoyar otras metas, las de la sociedad... Cuanto mejor alineadas estén las instituciones financieras de una sociedad con sus metas e ideales, más fuerte y exitosa será la sociedad" . (Shiller 2012, 7). En las palabras del Papa Benedicto XVI, "las finanzas mismas… vuelvan a ser un instrumento encaminado a producir mejor riqueza y desarrollo. (Caritas in veritate, 65), y también para defender el medio ambiente (Cf. Benedicto XVI 2010, 2)[3] . Las ideas relacionadas con la economía circular, la economía regenerativa, la economía de restauración, etc. pueden contribuir a la reorientación de las finanzas como un buen medio encaminado al bien para todos, pero sobre todo al bien de las personas más desfavorecidas.
5) Expectativas de riqueza buena: Nuestras expectativas son que la economía en general y las finanzas en particular, que se asocian con la ciencia y la práctica de la creación de riqueza y la gestión de la riqueza, puedan generar y administrar una riqueza buena, que comprenda el uso de "recursos para crear y para compartir la riqueza y la prosperidad de manera sostenible "(Vocation for Business Leaders, 40). Aspiramos, junto con el Papa Francisco, a un sistema económico desde donde podamos responder al grito de los pobres y de la tierra (Laudato Si’, 49).
Intervención de S.E. Mons.Luis Francisco Ladaria Ferrer
La Congregación para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral presentan hoy un documento que maravillará a muchos. Se trata de las Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico-financiero.
¿Por qué la Congregación aborda un tema tan específico? En este sentido vale la pena recordar que la Constitución Apostólica Pastor Bonus, que regula el servicio al Santo Padre de la curia romana, dice que es precisamente tarea de la Congregación promover y proteger todo lo que se refiere a la doctrina de la fe y la moral (art. 48: Proprium Congregationis de Doctrina Fidei munus est doctrinam de fide et moribus in universo catholico orbe promovere atque tutari).
Pertenece , pues, también a la competencia propia del Dicasterio el ámbito moral , y por lo tanto -dado que el Magisterio de la Iglesia siempre ha declarado claramente, que "la actividad económica debe llevarse a cabo de acuerdo con las leyes y métodos propios de la economía, pero del orden moral "(GS, 64) - corresponde asimismo a la Congregación ayudar a las dinámicas económicas a orientarse sobre la base de una ética adecuada.
Al no ser un experto en el tema, me limitaré a algunas observaciones generales. El propósito de estas consideraciones es establecer claramente que, en el origen de la propagación de prácticas financieras deshonestas y predatorias, hay ante todo una miopía antropológica y una crisis progresiva de lo humano como consecuencia de ello. El hombre, hoy, sin saber ya quién es ni lo que hace en el mundo, ni siquiera sabe cómo actuar bien, y termina por quedar a merced de lo que le conviene en el momento y de los intereses que dominan el mercado.
El beneficio del más fuerte ha suplantado el bien auténtico y se ha convertido en el factor real dominante en las relaciones económicas y sociales. De ese modo, el bien común ha desaparecido del horizonte de la vida en muchos ambientes, ha aumentado la conflictividad de las relaciones y las desigualdades se han vuelto más pronunciadas.
Los sujetos económicos más fuertes se han convertido en Superstars que se acaparan ingentes recursos, recursos que están cada vez menos distribuidos y cada vez más concentrados en manos de unos pocos. Es increíble pensar que diez personas puedan ostentar casi la mitad de la riqueza del mundo: hoy este hecho es real.
Por eso, la Congregación para la Doctrina de la Fe, junto con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ha considerado oportuno reiterar alguna evidencias antropológicas básicas, de las que se desprenden varias consideraciones, que contribuyen a un discernimiento ético en ese ámbito tan complejo del mundo económico financiero. Este discernimiento ya es improrrogable si no queremos deslizarnos hacia un colapso social a nivel mundial, con consecuencias devastadoras.
Se trata de un documento basado en algunas evidencias elementales y universales. El texto no pretende tomar partido por cualquier opinión de escuela, sino representar solamente una mirada fiel sobre algunos ámbitos del mundo financiero actual y ofrecer un juicio ético sobre ciertos aspectos de dichos ámbitos. Es un servicio debido que la Iglesia quiere dar a los hombres como una orientación para la vida buena, requisito previo ineludible para toda forma social que pretenda ser lo menos injusta posible.
En esta ocasión me gusta recordar la figura de san Mateo, apóstol y evangelista. Mateo, de recaudador de impuestos públicos - profesión que a menudo incluye entre sus filas a varias personas deshonestas - se convierte en seguidor de Jesús y, de esa manera también en honesto administrador de una riqueza que no es sólo material y se dirige a favor de todo el hombre y de todos los hombres.
Por lo tanto, la Iglesia venera al apóstol Mateo como santo patrón de quienes llevan a cabo actividades económicas y financieras. Su figura de publicano, convertido en un buen administrador de los tesoros del cielo, es en sí misma un auspicio para que los que trabajan en las finanzas abran el horizonte de su acción a un bien que, si nace con el interés del que es portador el individuo , no se detenga allí, sino que acepte ensancharse a la consideración del bien común.
Como escribe san Beda el Venerable en la lectura que el Breviario dedica a san Mateo apóstol y evangelista, su conversión "sirvió como estímulo a la de muchos publicanos , y la remisión de sus pecados fue un modelo para la de ellos." El nuevo documento, que trata de las Oeconomicae et pecuniariae Quaestiones sería un estímulo en esta dirección.
El texto de estas Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico-financiero, aunque esté destinado principalmente a los operadores económico-financieros competentes, de hecho interpela a todas las mujeres y los hombres de buena voluntad.
En efecto "cada gesto de nuestra libertad, aunque pueda parecer frágil e insignificante, si orienta realmente al auténtico bien, se apoya en Aquel que es Señor bueno de la historia, y se convierte en parte de una positividad, que va más allá de nuestras pobres fuerzas, uniendo indisolublemente todos los actos de buena voluntad en una red que une el cielo con la tierra, verdadero instrumento de humanización del hombre y del mundo"(n. 33) .El documento reitera que el amor al bien integral del ser humano es la clave de un auténtico desarrollo (ver No. 2). Además, sin una visión adecuada del hombre, no es posible fundar una ética o una praxis a la altura de su dignidad y de un bien que realmente lo sea. En este sentido, la persona humana posee una índole peculiarmente relacional y una racionalidad a la perenne búsqueda de una ganancia y un bienestar que sean enteros, no reductibles a una lógica de consumo o a los aspectos económicos de la vida (cf. n. 9) .
Es precisamente esta visión la que nos permite ver a los demás no como potenciales competidores sino como posibles aliados. Y reconocer que todo sistema económico legitima su existencia no solo por el mero crecimiento cuantitativo de los intercambios, sino documentando sobre todo su capacidad de producir desarrollo para todo el hombre y para todos los hombres (véase el punto 10).
Una certeza subyace en el texto de las Consideraciones: "el mercado, para funcionar bien, necesita presupuestos antropológicos y éticos, que por sí solo no es capaz de producir." (n. 23). Una visión antropológica sólida, con sus implicaciones éticas, no sólo es necesaria para una vida digna del hombre sino que también contribuye a la eficiencia de los mercados.
La situación actual nos enseña lo urgente que es “una reconquista de lo humano, para reabrir los horizontes a la sobreabundancia de valores, que es la única que permite al hombre encontrarse a sí mismo y construir sociedades que sean acogedoras e inclusivas, donde haya espacio para los más débiles y donde la riqueza se utilice en beneficio de todos. En resumen, lugares donde al hombre le resulte bello vivir y fácil esperar (n.17).
[1] Esta es una resistencia que proviene de los estudiantes de las mejores universidades del mundo (por ejemplo, La Sorbona, Cambridge, Harvard), de muchos ganadores del Premio Nobel (por ejemplo, Douglass North -1993, Amartya Sen -1998, George Ackerlof -2001, Daniel Kahneman -2002; Elinor Olstrom -2009; Robert Shiller -2013; Richard Thaler -2017, por citar solo algunos).
[2] Shiller, R. J., 2012. Finance and the Good Society. Princeton: Princeton University Press.
[3] Papa Benedicto XVI “Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz”