Hoy, segundo domingo de Cuaresma, por la tarde, el Santo Padre Francisco fue de visita pastoral a la parroquia romana de San Gelasio I Papa, encomendada a los sacerdotes de la familia eclesial Misión Iglesia-Mundo, en el barrio de Ponte Mammolo.
A su llegada, a las 15.30 horas, el Papa fue recibido por el arzobispo Angelo de Donatis, vicario general de la diócesis de Roma, por Mons. Guerino di Tora, obispo auxiliar para el sector Norte, por el párroco don Giuseppe Raciti y por el vicepárroco don Alfio Carbonaro.
En el campo de deportes, el Papa Francisco se encontró con los niños y jóvenes de la catequesis y con los jóvenes del oratorio y sus familias. Sucesivamente, en el teatro, saludó a los enfermos y a los ancianos; luego, en diferentes salas de la parroquia, encontró a los pobres y a los operadores del centro Caritas que los ayudan y a los voluntarios del banco de alimentos y medicamentos. Después, el Papa dialogó con dos jóvenes, huéspedes de la parroquia, procedentes de la República de Gambia, que tienen, respectivamente, 18 y 25 años y encontró a la familia de la pequeña Giulia Rinaldo, una de las víctimas del terremoto del 24 de agosto de 2016 en el centro de Italia, a los miembros de la Asociación Inmensamente Giulia, por ellos fundada, y visitó el centro ACLI en el que el sistema ACLI de Roma ha puesto en marcha desde hace años una serie de proyectos innovadores en el ámbito social y deportivo. Por último, el Papa confesó algunos penitentes.
A las 17.30 h, el Santo Padre presidió la Misa en la iglesia parroquial. Concelebraron con el Papa Francisco otros párrocos de la XI Prefectura, párrocos eméritos y algunos sacerdotes amigos de la comunidad. Después de la segunda lectura de la liturgia, que leyó un parroquiano ciego, y de la proclamación del Evangelio, el Santo Padre pronunció una homilía improvisada.
Terminada la visita el Papa regresó al Vaticano.
Sigue una transcripción de la homilía y de las palabras improvisadas por el Papa durante los diversos encuentros en la parroquia.
Homilía del Santo Padre
Jesús se muestra a los apóstoles como es en el Cielo: glorioso, luminoso, triunfante, victorioso. Y lo hace para prepararlos a soportar la Pasión, el escándalo de la cruz, porque no podían entender que Jesús moriría como un criminal, no podían entenderlo. Pensaban que Jesús era un libertador, pero como son los libertadores terrenales, los que ganan en la batalla, los que siempre triunfan. Y el camino de Jesús es otro: Jesús triunfa a través de la humillación, la humillación de la cruz. Pero como esto habría sido un escándalo para ellos, Jesús les enseña lo que viene después, lo que está detrás de la cruz, lo que nos espera, a todos nosotros. Esta gloria y este cielo ¡Y esto es muy hermoso! Es muy hermoso porque Jesús, y –escuchad bien esto-, siempre nos prepara para la prueba. De una forma u otra, pero este es el mensaje: siempre nos prepara. Nos da la fuerza para seguir adelante en los momentos de prueba y vencerlos con su fuerza. Jesús no nos deja solos en las pruebas de la vida: Él siempre nos prepara, nos ayuda, como preparó a aquellos [los discípulos], con la visión de su gloria. Y así pudieron recordar este [momento] para soportar el peso de la humillación. Esto es lo primero que la Iglesia nos enseña: Jesús siempre nos prepara para las pruebas y está con nosotros en las pruebas, no nos deja solos. Nunca.
Lo segundo podemos tomarlo de las palabras de Dios: "Este es mi Hijo, el amado. Escuchadlo". Este es el mensaje que el Padre da a los Apóstoles. El mensaje de Jesús es prepararlos, mostrándoles su gloria. El mensaje del Padre es: "Escuchadlo". No hay un momento en la vida que no se pueda vivir plenamente escuchando a Jesús. En los momentos hermosos, deteneos y escuchad a Jesús; en los malos momentos, deteneos y escuchad a Jesús. Este es el camino. Él nos dirá lo que tenemos que hacer. Siempre.
Y avancemos en esta Cuaresma con estas dos cosas: en las pruebas, recordar la gloria de Jesús, es decir, lo que nos espera; que Jesús está siempre presente, con esa gloria para darnos fuerza. Y durante toda la vida, escuchar a Jesús, lo que Jesús nos dice: en el Evangelio, en la liturgia, Él siempre nos habla; o en el corazón.
En la vida diaria, tal vez tengamos problemas, o tengamos que resolver muchas cosas. Hagámonos esta pregunta: ¿Qué nos dice Jesús hoy? E intentemos escuchar la voz de Jesús, la inspiración desde dentro. Y así seguiremos el consejo del Padre: "Este es mi Hijo, el amado". Escuchadle". Será Nuestra Señora la que nos dé el segundo consejo, en Caná en Galilea, cuando sucede el milagro del agua [transformada] en vino. ¿Qué dice la Virgen? "Haced lo que os diga". Escuchar a Jesús y hacer lo que dice: éste es el camino seguro. Seguir adelante con el recuerdo de la gloria de Jesús, con este consejo: escuchar a Jesús y hacer lo que Él nos dice.
Palabras del Papa durante las diversas reuniones en la parroquia
Encuentro con los niños y jóvenes de la catequesis, los jóvenes del oratorio y las familias
Niño:
Papa Francisco, estos son regalos para ti. Son cartas, un sombrero donde está escrito: "Te esperábamos con alegría. Los niños de la parroquia de San Gelasio I, Papa ".
Papa Francisco:
¡Ven! ... Dice que me estaban esperando con alegría. ¡No es verdad! ¡Me esperabais con lluvia! [ríe, risa]
Amelia:
Hola, Papa Francisco. Soy Amelia y formo parte del grupo de catequesis de tercer año, que este año hace la Primera Comunión. Todos los domingos animamos la misa de las diez con los niños que siempre toman parte, leyendo la oración de los fieles, en el ofertorio y, a veces, incluso cantando en el coro. Te estábamos esperando con alegría y estamos muy contentos de que estés aquí. Las personas que ves en este campo son los catequistas, los niños de la catequesis, las familias, los animadores y los niños del coro. Vamos a la catequesis para aprender a conocer mejor a Jesús y aprender de su ejemplo.
Papa Francisco:
¡Gracias, gracias! Muy bien
Luca:
Hola, Papa Francisco. Mi nombre es Luca, estoy en el segundo año de catequesis para la Comunión. En este parque donde nos encontramos está el oratorio: aquí nos divertimos mucho haciendo campeonatos y muchos juegos organizados por la Iglesia. También participamos en las misas, en los campamentos de verano, en las fiestas de carnaval, de las cuales la última fue la más divertida, porque cantamos, bailamos y jugamos con muchos disfraces que eran muy bonitos.
Papa Francisco:
Ah, ¡qué bonito!
Luca:
Así que nos estamos convirtiendo en una gran familia y nos queremos mucho.
Papa Francisco:
Gracias, gracias, ¡muy bien!
Giorgia:
Hola, Papa Francisco. Soy Giorgia. Como te han dicho los niños estamos muy contentos de tenerte aquí. Soy parte de la "ayuda del catequista". Con nuestra pequeña aportación hacemos nuestro servicio para ayudar a la Iglesia porque - como Usted dijo- nosotros, los jóvenes, somos la primavera; y entonces, nos gustaría serlo de verdad. De todas formas, haciendo lo poco que podemos, ayudamos con la animación de la misa para los más pequeños y luego el catecismo, las fiestas ... un poco de todo. Nos gustaría dejar una marca como otras personas lo han hecho con nosotros. Y ahora le dejo la palabra.
Papa Francisco:
¡Gracias!
Matteo:
Hola, Papa Francisco. Soy Matteo, un chico del barrio de Rebibbia. Me gusta mucho jugar al fútbol y juego en muchos campos; pero cuando juego en este campo, me siento como en casa. En este oratorio, me siento querido: me propusieron convertirme en un animador del oratorio para hacer que los niños más pequeños jueguen. Estoy satisfecho con esta propuesta y me esforzaré en hacerlo. Sabemos que también le gusta el fútbol y me gustaría pedirle si puede firmarme el balón.
Papa Francisco:
¡Sí! Tráelo...
Pero quiero preguntaros algo: ¿A qué hora habéis llegado aquí? ¿Desde qué hora estáis esperando? [respuesta: dos horas, desde las dos ...] ¿Desde las dos? ¡Y son las cuatro en punto! ¡Pero os habéis mojado todos! ... ¡Gracias! Gracias por vuestra paciencia ¡Qué buenos sois! Y un aplauso para todos vosotros. Gracias.
Y escuchadme: La vida se parece un poco a esta tarde, porque a veces hace sol, pero a veces llegan las nubes, llega la lluvia y hace mal tiempo. Sabed que en la vida hay momentos buenos y malos. ¿Qué debe hacer un cristiano? Avanzar con coraje, en los momentos buenos y en los malos. ¿Entendido ? Habrá tormentas en la vida ... ¡Adelante! Jesús nos guía. Habrá días luminosos ... ¡Adelante! Jesús nos guía. Entonces, ¿cómo debe hacer un cristiano? Ir... [responden: "adelante” ] No oigo bien ... [gritan:" ¡Adelante! "] Adelante. ¿En los momentos...? Primero los malos: en los momentos... [responden: "malos"] y en los momentos ... [responden: "buenos"]. Ahora lo decimos todos juntos: Adelante en los malos y en los buenos momentos. Vosotros solos, vamos: ["Avanzar en los momentos malos y en los buenos"]. Gracias. ¿Y quién nos acompaña? [respuesta: "¡Jesús!"] ¿Quién? [Respuesta: "Jesús"] Pero Jesús solo en los buenos momentos ... [respuesta: "¡No!"] ¿Incluso en los momentos malos está Jesús? [respuesta: "¡Sí!"] ¿Estáis seguro? [respuesta: "¡Sí!"] ¿Y qué debemos hacer, en los malos momentos, los que nos hacen sufrir, qué debemos tomar en nuestras manos? La mano de ... [responden: "¡de Jesús!"]. Porque Jesús nos lleva de la mano hacia adelante. Que cada uno piense, pero no diga nada, que no diga nada: "¿Yo me dejo llevar de la mano de Jesús?". Que cada uno responda en su corazón. "¿Me dejo llevar de la mano de Jesús?". "Eh, a veces no, padre, porque hago cosas que no están tan bien, o me aburro ...". ¡Pero Jesús está siempre con nosotros! Y si me equivoco en la vida, ¿ Jesús se va? [respuesta: "¡No!"]. No entiendo ... [gritan: "¡No!"] ¿Se queda? [respuesta: "¡Sí!"] ¿Y está contento? [respuesta: "Sí ... no ..."] Si cometo un error, ¿estará contento? [respuesta: "¡No!"] ¡No! Se pondrá triste, pero no se irá. Él siempre nos acompaña. Recordadlo: en los peores momentos, incluso en los momentos en que hacemos las peores cosas, Jesús se queda allí porque nos quiere mucho ¿Entendido? [respuesta: "¡Sí!"] ¿Quién está a nuestro lado en los momentos hermosos ? [respuesta: "¡Jesús!"] ¿Y en los momentos malos? [responden: "¡Jesús!"] Y no se va ... [responden: "¡Nunca!"] ¿No se aburre? [responden: "¡No!"] Somos nosotros los que nos aburrimos, ¿eh? Gracias. El Señor os bendiga. Gracias. ¡Y rezad por mí! Gracias.
Encuentro con los ancianos y los enfermos
Papa Francisco:
Me gustaría daros las gracias por lo que hacéis por el mundo y por lo que hacéis por la Iglesia. Tal vez a algunos de vosotros le venga a la mente la pregunta: "¿Pero yo qué hago por el mundo? No voy a las Naciones Unidas no voy a las reuniones ... Estoy aquí, en casa ... ¿Qué hago por la Iglesia? La Iglesia, es ella la que hace por mí ...". Quizás pensáis así. No. Este testimonio, cada uno con la fe, con el querer a la gente, deseando el bien a los demás, es como mantener el fuego. Vosotros sois el ascua, el ascua del mundo debajo de las cenizas: debajo de las dificultades, debajo de las guerras hay estas ascuas, ascuas de fe, ascuas de esperanza, ascuas de alegría oculta. Por favor, conservad las ascuas, las que tenéis en el corazón, con vuestro testimonio. Aunque haya problemas ahora, aunque los haya después, sed siempre conscientes de que tenéis una misión, en el mundo y en la Iglesia: llevar ese fuego oculto, el fuego de una vida. Porque vuestra vida no ha sido inútil: ha sido fuego, fuego, dio calor, hizo muchas cosas. Pero el fuego al final se apaga y las ascuas permanecen. No lo olvidéis: sois las ascuas del mundo, las ascuas de la Iglesia para mantener el fuego encendido.
Y hablad con los jóvenes, por favor: escuchad a los jóvenes. ¡Lo necesitan! No regañéis a los jóvenes, no, no. Dejadlos hablar, preguntadles tantas cosas que se os ocurran porque no es fácil entender a los jóvenes. Pero hablad con ellos. Necesitan vuestra experiencia, necesitan ese fuego oculto que está en vuestras ascuas. ¿Entendido? No lo olvidéis: sois ascuas de Jesús, las ascuas de la historia, las ascuas del mundo, las ascuas de la Iglesia. Sois las ascuas, debajo de las cenizas. ¡Muchas gracias, y rezad por mí, que lo necesito!
Ahora os daré la bendición: que el Señor Jesús os bendiga tanto, que el Padre os bendiga y que el Espíritu entre en vuestro corazón para guardar estas ascuas.
[Bendición]
Y no os olvidéis de tres cosas: sois ascuas; segundo: hablar con los jóvenes y rezar por el Papa. Las tres cosas. Gracias, hasta luego
[Mientras sale]
¿Cuáles eran las tres cosas? Primera ... [responden: "Las ascuas "]. Segundo ... [responden: "Hablar con jóvenes"]. ¿La tercera? [respuesta: "Rezar por el Papa ... ¡Si el Papa reza por nosotros!"] Pero, rezar ... ¿a favor o en contra del Papa? [risas, risas] ... [respuesta: "¡A favor!"] Lo que Usted dice es verdad: ¡el Papa rezará por vosotros!
Encuentro con los pobres
Papa Francisco:
¡Muchas gracias por haber venido!
[Responden]
¡Gracias a ti!
Papa Francisco:
Y tantos niños, tantos jóvenes: ¡qué bonito! Es hermoso encontrar la nueva vida que llega y ayudarla a crecer. Es una tarea que hacemos todos juntos: ayudar a crecer, la nueva vida que es el futuro, nuestro futuro y cuidarla bien. Cuidar de la vida. Debemos aprender bien esta palabra. La vida hay que cuidarla, no hay que descartarla. "Eh, sabe que tengo una tía, un tío que está muy enfermo, está allí, pero que se las arregle solo...". No, esto no se hace, esto es descartar. La vida no debe ser descartada, nunca, nunca, nunca. Hay que cuidarla. Y lo que todos vosotros hacéis es cuidar de la vida: la vida pequeña, la vida grande, la vida de mediana edad ... cuidar de la vida. Me atrevo a decir una palabra: acariciar la vida. Es tan bonito acariciar la vida, porque la vida siempre es un don de Dios, siempre, siempre. Y cuando se descuida el respeto por la vida, y cuando se descuida el cuidado de la vida, esa civilización decae, lentamente ... Y hoy vemos cuántos y cuántos pueblos no cuidan de la vida, descuidan la vida ... “Pero los niños molestan, es mejor que no vengan, los eliminamos ... Y los ancianos molestan: a esos los dejamos de lado y que se arreglen cómo puedan”. No, esto no. Porque el futuro de un país, el futuro de una cultura, el futuro de una familia está en la vida. “Oh, padre, nosotros tenemos otro futuro, tenemos mucho dinero y tenemos cuentas en los bancos ...”. Pero eso es inútil. Si no cuidas de la vida, ese dinero es inútil. Conocí a un señor que era avaro, muy avaro y no tenía hijos. Su esposa era una víctima suya ... Pero él era avaro hasta el punto de que el médico le había dicho -su madre estaba enferma- que le diera un yogurt a su madre en un momento determinado; ¡y él le dio la mitad para ahorrar la otra mitad! Y tenía tanto dinero, tanto dinero ... ¿Qué dejó ese hombre? La burla de la gente. ¿Por qué? Porque después de su funeral, ¿sabéis cuál fue el comentario de la gente? "Sí, ha sido un buen funeral, pero el problema fue cuando quisieron cerrar el ataúd" - "¿Por qué?" - "Porque no pudieron cerrarlo" - "¿Por qué?" - "¡Porque quería llevarse todo con él!". ¡Uno no se lleva nada! Aquel hombre no cuidaba de la vida: solo tenía interés en el dinero, en sus propios asuntos ... No, cuidar de la vida, acariciar la vida. Hay ricos, hay menos ricos, hay pobres, hay personas necesitadas, hay personas que necesitan medicamentos...Pero siempre es necesario cuidar de la vida. La vida es lo más importante, porque es algo que no se puede hacer en el laboratorio: Dios la da, Dios la defiende. Sí, los laboratorios nos ayudan con los medicamentos a defender la vida, pero la vida es un don de Dios.
Y gracias, porque lo que hacéis es custodiar la vida, hacer que la vida crezca. Cuidar de la vida. Gracias por ello, muchas gracias. Y rezad por mí. Y ahora, que cada uno en silencio, pida al Señor lo que más necesita, para sí mismo y para las personas que están con él o ella, aquí dentro. Y rezad también por mí. Y que el Señor os bendiga a todos. Gracias.
[El párroco o un responsable de la parroquia] Santo Padre, ellos le agradecen de manera especial la ayuda que reciben de la Limosnería apostólica. Gracias, pues. Digámoslo: ¡gracias!.
Despedida fuera de la iglesia
Estoy pensando en algo: abrir una parroquia en el Polo Norte, y vosotros que habéis pasado tanto frío podéis ir allí para hacerla ... ¿Qué pensáis? ¿Os gusta?
Gracias, gracias por quedaros aquí, al frío. Muchas gracias por venir. Gracias por vuestra bienvenida y por vuestra bondad. El Señor os bendiga tanto. Y me gustaría daros la bendición ahora. Recemos unos por otros, por todas las familias de la parroquia, por los sacerdotes, por todos los que trabajan aquí y por todos los fieles y los no fieles.
[Bendición]
Y por favor, os pido que recéis por mí, no os olvidéis. ¡Gracias! ¡Gracias!